“Death Note”
Director: Adam Wingard
EEUU
2017
Sinopsis (Página Oficial):
Light Turner encuentra un cuaderno sobrenatural y lo usa para provocar muertes, atrayendo la atención de un detective, un demonio y una chica de su clase.
Vayamos más allá del insulto que pueda producir a todo fan trasladar a otro formato o trastocar una obra que ama, cuando tal proposición está delimitada por intereses comerciales. Y centrémonos, por lo tanto, en Adam Wingard y su plasmación de una de las más mediocres adaptaciones que se recuerdan. ¿Han vuelto los fantasmas de “Dragonball Evolution”? Se podía predecir que la jugada de Netflix, para transformar en largometraje el manga creado por Tsugumi Ohba e ilustrado por Takeshi Obata, iba a convertirse en una de las decepciones del año. Era complicado que algo bueno pudiera salir de todo ese proceso. Otra cuestión es que estemos ante uno de los bodrios más ridículos que veremos en 2017… Aunque los planes de Wingard son —al menos— desarrollar una secuela —e incluso una franquicia—, “Death Note” se siente como una caótica y desorganizada cinta que en ningún momento sabe qué quiere ser y, lo peor de todo, anula la esencia de Light Yagami (ahora con el apellido Turner por evidentes circunstancias argumentales). Algunos pueden decir que todo resulta contraproducentemente infantil, otros que es un mix descafeinado de “Por trece razones” y “Destino final”. La realidad es que esta “Death Note” parte de la imposibilidad de adaptar un material al que le sienta mejor el formato serial (y de animación) tal y como vimos en los largometrajes Shusuke Kaneko o el reciente remake en formato de miniserie protagonizado por Masataka Kubota y Kento Yamazaki. El asunto es que reducir cientos de páginas a un filme de 100 minutos es normal que pase factura aunque, sin embargo, las críticas se deben a la falta de miras de un libreto sin rumbo que ha convertido la complejidad y oscuridad de los planteamientos originales en un simple y tontorrón policíaco con adolescentes pueriles y tintes sobrenaturales.
En “Death Note” de Netflix nada ni nadie están a la altura de las circunstancias y, además, la transcripción racial/regional no deja de remarcar una proposición que huele a simple marketing por encima de cualquier creatividad artística. La preocupante sensación, por lo tanto, es que el gigante del streaming no tiene ninguna clase de respeto por el material original sino que, contrariamente, desea rentabilizar sus productos a base de una polémica buscada en todo ese proceso, similar a un clickbaiting bajo el mandato de un whitewashing. Que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de Netflix… En la cinta de Adam Wingard no hay rumbo fijo más allá de un argumento gratuito para que veamos a un ridículo Light Turner y sus dudas morales respecto al poder que le ha sido conferido por un dios de la muerte. El guion busca desde sus primeros compases en todos los clichés del mundo de los institutos donde no falta ni la chica de la que está enamorado el protagonista o el violento matón como punto de partida. Que se haya necesitado a tres escritores para narrar una historia tan irreflexiva y descuidada no deja de constatar la nula capacidad de desarrollar a unos personajes que son meras e inconsecuentes caricaturas. La idea es que veamos cómo Light y Mia deciden crear a Kira para purgar al mundo de su corrupción y, en todo ese curso, se desenvuelve tanto una tensión entre sus puntos de vistas y la llegada del misterioso L para resolver el caso. Todo fan del manga/anime original es conocedor de que el cuaderno de la muerte también provoca irremediablemente la destrucción del propietario al quitarle su humanidad y arrastrarlo a una adictiva vorágine de extinción de toda vida. La lucha de este Light es no esconder tal capacidad ni poder (trastocando a su personaje original), sin embargo, se erige un código por tratar de hacer lo correcto mientras Ryuk y Mia le empujan a traspasar ciertas líneas rojas para convertirse en un psicópata con control remoto para asesinar. Olvídese de la ética porque lo que aquí parece que importa contar es una historia de amor/desamor y dispensar una serie de predecibles giros de guion que solamente conducen al espectador al tedio y/o a la indignación.
Considero que la historia debería, al menos, plantear o bifurcarse en dos posibilidades:
a) O bien se sigue la senda del anime/manga original y se le otorga a un inteligente protosociópata un arma para poder purificar al mundo y librarlo de su putrefacción; perdiendo su alma y desarrollando un complejo de dios, pervirtiendo el sentido de la justicia y del libre albedrío. Los acercamientos al reino emo no son opcionales. En la película de Netflix da la impresión de que este rol lo representa Mia (Margaret Qualley) y que Light es un pelele y un baldragas al uso.
b) O, por otro lado, se voltea el material original para confeccionar una comedia de terror en el que un cuaderno de muerte caiga en manos de un adolescente imberbe en plena era Trump sin saber en demasía que está jugando con algo más peligroso que fuego. Mi opinión es que Adam Wingard quería seguir esta senda pero se quedó en tierra de nadie ya que resulta un policíaco sin suspense ni tensión al descubrir rápidamente L la identidad de Kira. “Death Note” es demasiado infantil para que alguien tome en serio este despropósito y, sobre todo, carente del humor negro que debería estar mejor representando más allá de las sardónicas carcajadas de Ryuk con la estimable voz de Willem Dafoe.
Otra cuestión —y teoría conspiraparanoica— es que los responsables de Netflix encargados de todo este desaguisado y desastre fueran, en realidad, haters del manga de Tsugumi Ohba y su posterior anime. De este modo, saldarían su peculiar venganza al inscribir el nombre de “Death Note” en su personal cuaderno de muerte… Y la muerte, desde luego, ha llegado al material original al haber masacrado a golpes y machetazos toda la historia que muchos fans amaban y que, además, había construido todo un amplio universo ahora mancillado para siempre jamás. Ya no hay vuelta de hoja porque la finalidad de este bodrio es hacernos sentir en la piel de L al final del largometraje. O, lo que es lo mismo, con un trozo de papel de un cuaderno de la muerte para hacernos pasar al lado oscuro escribiendo el nombre de… ¿todos los responsables del engendro o el nuestro para escapar de los traumas después de haber visto semejante estúpida e infecta película?
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¿Hay un negr...afroamericano encapuchado y el policia blanc...euhh...arioamericamo¿? que está al lado no lo está golpeando?
ResponderEliminar¿En pleno 2017?