Serie de TV
“Sucesor designado”
Título original: “Designated Survivor”
EEUU
2016
Sinopsis (Página Oficial):
En este fascinante thriller político, el destino de Estados Unidos depende de un funcionario de rango medio cuando el gobierno queda diezmado tras sufrir un ataque.
En “Sucesor designado” se dan cita varios elementos y proposiciones interesantes que incluso se pudieran resumir en una sugerente premisa y un Kiefer Sutherland que hace suya la serie. El problema al que podría enfrentarse la propuesta es que toda esa devastación a la que se ve sometida Washington es un tanto recurrente a estas alturas del guion televisivo. La premisa viene determinada de un concepto que remarca un inicial y explosivo punto de giro para transportarnos a la posibilidad de ver a un improbable presidente de los Estados Unidos en una compleja situación. En realidad, el planteamiento de la serie no difiere en absoluto de otras propuestas televisivas que surgieron a la sombra del éxito “Homeland”, en la que la conspiración y el terrorismo se dan cita para confeccionar tramas repletas de tensión e intriga (política). En el caso que nos ocupa la originalidad viene determinada por el planteamiento que da título a la ficción. Ese ‘sucesor designado’ da alas a los guionistas para proponer que un funcionario que podría ser apartado de la vía política se convierte en ese mismo día no solo en el hombre más poderoso del país sino en el aquel personaje que tenga que sacarlo de la difícil situación en la que se ve inmerso. Tal exposición política provoca que tengamos una doble lectura respecto a la posibilidad planteada: o bien ‘cualquier’ persona puede ser presidente de los Estados Unidos de América o, por el contrario, el candidato más improbable acaba siendo la mejor solución. En el centro de esa corriente se encuentra Tom Kirkman (Sutherland), que trata de solventar tal papeleta despertando también una sensación similar a la vivida por los personajes de “Tyrant” y jugando con la ingenua sinceridad del protagonista bajo un alma implacable a la que tiene que someterse.
Es posible que “Sucesor designado” nos plantee la otra cara de la moneda respecto a “House of Cards”, donde Tom Kirkman y Francis Underwood son polos opuestos. El primero es un buen hombre que trata de hacer lo correcto y se va endureciendo a cada golpe que recibe mientras que, por el contrario, el segundo construyó un castillo de naipes para llegar al poder y darse cuenta de lo complicado y tortuoso que puede ser tambalearse en la cúspide del mismo. Hemos cambiando, en definitiva, un nido de víboras por otro de funcionarios y personas cuyas motivaciones son respecto a un bien mayor lidiando con la dicotomía del egocentrismo. La serie también desarrolla cierta humanización de los políticos y, sobre todo, de esos presidentes que ocuparon previamente el cargo y tomaron duras decisiones. Ciertamente la gran parcela dramática de la serie de ABC, que distribuye internacionalmente Netflix, provoca que el héroe tenga que lidiar entre un entramado personal y familiar con otro claramente gubernamental. Teniendo varios motines emergentes en el estado y conspiraciones en marcha, “Sucesor designado” dedica un arco argumental a la investigación del FBI, sobre ese atentado de su premisa, centrado en el personaje que interpreta Maggie Q. Todas esas líneas permiten al espectáculo desenvolverse entre sus frentes bajo esa confusión total en la que vive un país en crisis. Tom Kirkman evoluciona como como ese hombre al frente de la supervivencia generando todo tipo de tramas muchas veces completamente ridículas —o simplemente dignas de una ácida comedia negra— bajo ese mandato de clichés y tópicos que, no obstante, sirven a la serie para conjugar esa mezcla de géneros sobre la que pivota su fórmula. Tal vez para aquellos seriéfilos que no se sintieron atraídos por “Madam Secretary”, más allá de la presencia de Téa Leoni, encuentren en “Sucesor designado” un pasatiempo con el que rellenar los huecos de sus dramas políticos favoritos… si consiguen olvidarse de ese sentimiento de incredulidad y suspicacia que inunda el suspense del espectáculo.
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Tengo debilidad por Kiefer Sutherland, lo confieso, por eso me vi el episodio piloto pero no pase de allí, hay chispazos de ciertas genialidades que podrian hacer la serie más meritoria pero por lo que dices no los desarrollaron
ResponderEliminarEs una serie... Y eso tiene sus pro y sus contras. No es un libro, donde a veces se tardan años en pulirlos. Acá se contratan guionistas, buenos en lo suyo, pero que no necesariamente logran lo un buen escritor.
ResponderEliminarTi toda la primera temporada y cumple eficazmente con la premisa de entretener y dejarte con deseos de ver el siguiente capítulo. Es mas efectiva cuando se despliegan las múltiples tramas (aunque la policial conspirativa es la mejor) y cansadora cuando se impregna de un ideal patriotero yanki mentiroso e intragable, con el que se justifican para adueñarse del mundo.
Tengo ganas de ver la segunda parte y es interesante ver a Kiefer haciendo un personaje diferente al de 24, si bien no le sobra nada.
la llegada de estos personajes como anthony edwards a sucesor designado hara crecer la serie
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