Plaza de España (1x03) (1x04) El cerdo / Setas: Setas con Cerdo

Vamos a los problemas de “Plaza de España” y repito de nuevo aquello del formato: media hora, no… media hora no… No y no. Las sitcoms no son de media-hora, son de veinte minutos. Y encima, por si fuera poco, dos episodios para llenar una hora… Y todo esto (mejor no mencionar la cancelación de la serie por exigencias de TVE a la espera de resultados) ocurre en una cadena pública y sin publicidad. Así va el país y su televisión, así va. Mejor tampoco comentar ni la cancioncita escrita por Pepón Fuentes y David Troncoso (que la cadena pública intentará colar en politono si la cosa funciona) ni los dibujitos retro-pop-con-telarañas de Carmela Alvarado sin nada que los catapulte a cierto grado de friquismo. Inconvenientes para una serie a la que todo el mundo ha colgado la etiqueta de berlanguiana y a mucha honra. Funcional, divertida pero a largo plazo sin capacidad de dar la nota. Un serie sin historia en el amplio sentido de su significado. Tampoco hay que pedirle demasiado a una serie de producción nacional a estas alturas y mucho menos si no es parida de Canal Plus. Aunque esperábamos tal vez algo más de Hill Valley: algo que aprobasen Berlanga y Ricky Gervais. Sus nuevos episodios han respondido en audiencia aunque bajan pero lideran en un mes en el que la espantada de audiencia suele ser general. ¿Espantados quedarán algunos ante un tema tan polémico y tratado con humor tan negro?

En el tercer episodio de “Plaza de España”, “El cerdo”, la serie se burla del Frente Nacional, de la Iglesia pero defiende a capa y espada la inteligencia cochina. Lo hace con su humor negro habitual y utilizando todo tipo de elementos a cada cual más burro. Melitón quiere ser jefe pero nadie va a las asambleas y si alguno va responde a todo con ‘a mí me da igual’. La España de ‘tocarse los güevos’ es una utopía: siempre hay alguien que por la nota fastidia a los demás. ¿Cuánto durará la guerra? A Melitón y Pacorro con tres años les vale… pero el otro problema es que Melitón está a la sombra del Marqués. Él quiere ser un líder pero la única manera de conseguirlo es con una matanza de un cerdo… pero todos es tan flacos menos el que tiene la Antonia como un niño malcriado… Chiqui le llama para enviada de Severiano.

Un cerdo de Peñaseca es noticia

Don Benito, el cura, o es Terminator o es Santo. 87 años bien llevados aunque según Severiano es algo de ‘constituciones’. Pacorro piensa en la inmortalidad o en su santificación. Pero en un mundo de anticlericalismo y un cerdo inteligente protegido para evitar su exterminio invitan al argumento rocambolesco. Sobre todo cuando Vicenta tiene que inventarse historias que contar a su nieto para mantenerle entretenido durante la eterna matanza. Con Cerdo o Santo el futuro de Peñaseca quiere tener nombre propio. El que más sufre aquí no es cerdo sino el pobre y joven teniente facha al descubrir (por mentiras piadosas de su abuela) que es nieto de un moro ateo renegado y maricón. Y el cerdo al final es el santo.

En el cuarto episodio, “Setas”, suena la palabra mágica para todos los habitantes de Peñaseca después de las lluvias de otoño: setas. Pero hay un pequeño inconveniente porque el campo donde se recogen está completamente minado. ¿Morir o setas? ¿Esa realmente es la cuestión de La Guerra Civil? El coronel está completamente de acuerdo con Melitón porque es un ‘setero’ pero habrá que buscar alguien que se preste a cogerlas a cambio de morir. La culpa de todo la han tenido los de ciudad, que no saben de nada y siempre la lían. Ahí está metido Sebastián que quiere integrarse como sea y comienza a ponerse al día con las setas sin que finalmente le valga la falsa popularidad.

Asesinato Senil Justificado

El elegido para la misión suicida setera es un rojo, Tiberio. Así se inicia un episodio que habla de la guerra y la muerte justificada por el bien común e incluso de la explotación senil con fines de aprovechamiento. Es interesante que una de las ancianas, Ceferina, de las que se tiene que hacer cargo Remedios es presentada desde el fuera de campo. También su hijo quejica que siempre la está buscando. A Ceferina, escapista de profesión, la cuelgan un cencerro para encontrarla pero es un interesante elemento de guión. ¿Por qué nunca vemos a Ceferina y a su hijo? Porque va a ser el sacrificio del pueblo para pisar todas y cada una de las minas y así se elimina el componente dramático. El guión puede ser bestia pero con sentido del tacto. Un queso oloroso justifica un gag para que Melitón llore como una magdalena. Es que es muy fuerte… Las cosas en la guerra como son.