“Crematorio” llega a su fin. Último episodio, “No dejamos nada”. Es mentira porque deja demasiado, deja de un gran hueco en la producción de ficción nacional porque no hay relevo a la vista. La adaptación de la premiada novela de Rafael Chirbes ha sido uno de los descubrimientos de este 2011 y hechos aquí. ¿No se lo cree? Entre en filmaffinity y vaya a los top de dicha página. Filtre por series de televisión cuyo país sea España en los últimos… diez años. Primer puesto: “Arroz pasado”, serie de animación de los dibujos y viñetas de Juanjo Sáez con un 7,6. Segundo puesto: “Crematorio”, sobran bastantes palabras. Palabras que ha filmado Jorge Sánchez-Cabezudo de una manera impecable pero cuyo mayor error reside en el punto menos débil, pero punto al fin y al cabo. A este paso y por numerosos comentarios de personas que conozco que están siguiendo esta serie vamos a formar una página de facebook indicando que el tema de Loquillo no pega ni con cola. Pero ni con cola de la buena, esa que nos ha mantenido semana a semana disfrutando de esta miniserie que hace que la ficción sea superada por la realidad. ¿Cuántos Misents y Rubén Bertomeus hemos conocido a través de los medios en este país? Cualquier parecido y crematorio con la realidad no es mera coincidencia.
“Crematorio” vuelve al origen. A una reunión entre los que se conforman como protagonista y posible antagonista, como aliados pero que pueden convertirse en peligrosos enemigos. Traian y Rubén Bertomeu discuten acaloradamente. Todo tiene un porqué y un motivo. El ruso no se fía y menos con un abuelo rumano que sabe lo que es que le jodan. Train no quiere que le pasen por la piedra y no se traga el intento de Rubén de tranquilizarle. Alonso está muerto, Mónica y Llorens no hablarán y Hoffman está fuera del país. El problema es Collado y cree que se puede intentar controlarle y según sus contactos con la política podría salvarse.
«Mi abuelo decía que hay que ver las cosas como son, no como quieren que las vean. Adiós arquitecto.»
Hay que protegerse porque el ruso ha avisado a alguien: Piotr Bobin… ¿De profesión asesino a sueldo? Silvia y Zarrategui discuten entre nervio y músculo. Sarcós y Collado eran lo primero pero la seguridad que deben contratar para protegerse es lo segundo. No pueden llamar a la policía y Miriam está atemorizada y su destino es Londres. Silvia recrimina a su padre su ascenso por toda la basura que ha tenido que tragar a cambio y le comunica a su padre su marcha a Barcelona. Ese es el mundo que les ha tocado vivir: blanqueo de dinero, relación con la mafia rusa, droga y dos muertos. Rubén sólo niega esto último.
EL ÚLTIMO TRAGO POR LA SALUD DE LA SERIE |
Mónica en el calabozo está más preocupada por manchar debido a su embarazo que de su situación actual. Zarrategui también está contra la pared: su contacto policial le comunica que el siguiente es él y debe colaborar para salvarse. Está vendido como Rubén ante la plebe pero no ante sus contactos políticos. Se habla de comprar jueces… No quiere parar ninguna obra y no se puede parar ‘Costa azul’. La preocupación del ¿arquitecto? tiene otro nombre: Piotr Bobin, que recibe su encargo ensobrado. ¿Collado tal vez? De momento le ha dejado y Traian podría silenciarle… como el silencio que le llega a Sergio por parte de una Silvia que no perdona ni olvida. No nos queda nada aunque la mujer de Collado regresa para que su marido hable con Bertomeu por el bien de sus hijos. Todos los personajes buscan desesperadamente un claro en un oscuro futuro. También la llamada de Rubén le hace ver que él puede apagar el fuego que ha iniciado. Este es un episodio de despedidas como la de la compañera de Teresa Bertomeu y la de la propia anciana de finca Benalda, como la del propio Rubén que, a través del recuerdo de su hermano, se mete en el campo bebido de lo que será Costa Azul para llegar al mar… aunque allí descubre esa casa que tanto le costó conseguir. Los ideales, aquellos que tenía su fallecido hermano, parecen hacerle ver una salida.
INTRODUCIÉNDOSE EN UN SUEÑO LLAMADO COSTA AZUL |
Zarrategui ha huido con todos los documentos de su caja fuerte y ha dejado tirada a Mónica. Rubén, ebrio, llega a la casa de ese señor hostil al que hemos visto reclamar en la empresa del arquitecto lo que es suyo. Es el sacrificio absoluto por el sueño porque él sabe lo que va a ocurrir: un disparo directo que condenará al dueño de la finca y que le servirá para que otros cumplan su sueño. Intuíamos que ese cambio en la medicación de Collado era algo vinculado con Piotr Bobin. No dejamos nada o tal vez Rubén sí. Despedida sobria y abismal de Silvia frente a una Mónica enternecedora. Sí, le quería.
DESPEDIDAS |
“Crematorio” empezó con un funeral que reunió a los personajes y finaliza con otro, el de su propio protagonista. Los hermanos juntos y reunidos en la muerte. Pero éste está prácticamente vacío porque quién podría ir o está en la cárcel, escondido o le da miedo que le relacionen con la peste. Teresa Bertomeu, que ahora está cuidada por el ex enfermero de Rubén a modo de herencia personal, no acude al entierro de su propio hijo. Marta y Mónica se van juntas y Silvia y Juan cada uno por su lado. Cada personaje recoge su pedazo y herencia, el eterno relevo generacional. Queda la absoluta soledad. No hay flashback en este episodio por el recuerdo es más fuerte e importante. El recuerdo antes de consumarse, de hervir en los sueños y aspiraciones, en quedar atrapado en un crematorio.
FIN |
Gran serie y gran seguimiento.
ResponderEliminarSaludos,
Gracias por el comentario Pedro.
ResponderEliminar¡Saludos bastardos!
Lo que no sé es por qué salen 2 comentarios y luego hay uno. ¿Qué has hecho?
¡Uy! Casi, casi termina como yo decía. Me cachis. Sinceramente no me esperaba lo del tiro del propietario de la casita, además me jodió bastante porque, no sé si por equivocación, la escena me estaba trasmitiendo que Rubén Bertomeu entre su pequeña borrachera y su estado "débil" al ver todo su mundo caer, recorrer sitios que le transmiten recuerdos y sensaciones de su pasado iba a ir a hablar con el hombre sin acritud. Iba sin querer hacerle mal y pam, al hoyo.
ResponderEliminarLo peor es que la canción de Loquillo mola pero no para esta serie... le pega mucho más la canción de Los Soprano o la de The wire :P
Que Silvia relevaba a su padre era obvio: siguiese vivo o muerto tenía difícil librarse de la cárcel.
ResponderEliminarYo, al principio sentí lo mismo con esa secuencia. Tal vez le falte un recurso de guión previo para ver que Rubén va a sacrificarse ante ese señor del que sabe perfectamente que tiene un escopeta que usará. No sé, lo meten en la puerta de la empresa en una secuencia para mostrar el odio y rencor que tiene el viejo... pero...
La letra creo que encaja pero el estilo musical, ritmo y ¡el propio Loquillo! NO. Por el ritmo de la serie y sus sonidos costeros le pegaba mejor un tema instrumental o algo más duro como Tom Waits. Al final deberían convocar un concurso para que se elija la mejor canción para la introducción.
Saludos bastardos,
Gran serie y gran director y amigo.
ResponderEliminarGracias a Jorgr Sanchez-Cabezudo por poner nombre mio al personaje ruso.
Un gran abrazo.