Llegó “Made to Suffer”, octavo
capítulo de la tercera temporada de “The Walking Dead”,
para marcar ese punto y parte por el 2012. Esta nueva entrega ha mostrado por
fin una solidez narrativa inaudita anterior reinventando las reglas del propio
cómic de Robert Kirkman. Desde que Glen
Mazzara tomará el mando tras el
abandono-despido-o-lo-que-sea de Frank Darabont, la
serie golpeó muy fuerte en los televisores de todo el mundo. AMC
tiene una serie de calidad, inaudita e impensable por su violencia, sangre y vísceras
en la televisión actual, con capacidad de generar un público fan y que ven
millones de televidentes a lo largo y ancho del planeta. Perdón, sufridores... Defínanlo
como un gran virus, como ese evento capaz de hacer un calendario de bikinis
zombi o ese generador de infinito merchandising y juegos soñados por
cualquier productor. Es momento de repasar “Made to Suffer”,
primer broche dorado final de la mejor temporada de “The
Walking Dead” hasta el momento.
Comenzamos fuerte con un cambio de rumbo con
proyección de futuro. Vamos a ser testigos de los intentos de supervivencia de
un nuevo grupo encabezado por Tyreese (Chad Coleman de “The
Wire”), su hermana pequeña Sasha y el resto de grupo: un
clan familiar compuesto por Ben, Allen y Donna. Los gritos alertan a Tyreese de
que algo no va bien y tiene que abrirse paso a través de una horda de
caminantes hambrientos. Donna es mordida y el grupo tiene que decidir qué
hacer. Si dejan a Donna será despedazada viva… así que, pese a saber que se
convertirá en caminante, deciden meterse en un edificio en ruinas… que resulta
ser la parte posterior de la cárcel…
En Woodbury Andrea y el Gobernador formalizan su
relación. Andrea no sabe que su nuevo novio es un pedazo-hijo-de-puta que tiene
una habitación secreta con su ‘hija’ Penny (aunque los fans saben que es su
sobrina). Observamos que el Gobernador quiere aplicar la música como terapia de
conversión… en plan el experimento de Milton… aunque no funciona y el villano
empieza a frustrarse con el incorregible comportamiento carnívoro de la infanta.
Glenn y Maggie tendrán que sobrevivir gracias al
cuerpo del caminante ‘muerto’ con el que el asiático realiza virguerías con su
brazo. En una de esas secuencias asquerosas, propias de la serie, le construye
a su novia un fragmento de hueso para utilizar como arma. Si le hubieran añadido
el ‘Así hablo Zaratustra’ de Richard Strauss a lo “2001: Una odisea
del espacio” reconozco que habría llorado… y todo… Pero nos
centramos en el rescate a lo Carpenter de
Rick y los suyos. Michonne va a lo suyo pero les ayuda a entrar por el punto por
el que accedieron ellas… mientras que el Gobernador plantea a Merle su plan
para liquidar a Rick y dejar que los caminantes entren dentro. No quiere
encerrar a los habitantes a los que gobierna y considera el actual refugio como
el indicado. Una mentira al aire libre… Realmente vamos a ver una alegoría del
poder y su corrupción interna mientras que el pueblo es engañado, amansado y
guiado como ovejas con mentiras y falsos culpables. Obviamente Glenn y Maggie deben
ser apartados para que Andrea no sea consciente de su presencia. Aunque Merle
negocia la vida de su hermano Daryl e incluso el Gobernador planea que su brazo
derecho sea un agente doble, el asiático y su novia conocerán el ‘Pozo de los
Gritos’. ¿Qué será? Bueno, podemos entenderlo… ¿no?
Merle va a recoger a Glenn y Maggie para conducirles
a su fin pero ambos han planeado su escape. Maggie apuñala a uno de los hombres
mientras que Merle consigue reducir a Glenn… aunque se da cuenta que es la
chica quién le apunta a la cabeza. No obstante, llegan más hombres y se hacen
con la situación. Glenn y Maggie va a ser ejecutados y se despiden… pero Rick y
una granada de humo hacen acto de presencia para rescatarles. Comienza una
batalla y el tiroteo no cesa. El Gobernador manda a los residentes de Woodbury
a sus casas mientras que Andrea quiere ayudar… Glenn informa al grupo que Merle
trabaja con el Gobernador (impresionante momento redneck cuando Daryl
piensa que es el jefe del cotarro) y Daryl quiere hablar con él. Rick le indica
que le necesita para el regreso mientras que Michonne se mete en el apartamento
del Gobernador para darle una afilada bienvenida…
El grupo de Rick va a tener que escapar gracias a
las granadas de humo. Complemento y recurso de guión perfecto para dejar ‘cegada’
a Andrea y que vea únicamente a Oscar con el traje de convicto. Al Gobernador,
que encuentra a su novia haciendo lo que no tenía que hacer, le viene de
perlas: «Son convictos (y terroristas)». Rick tendrá que enfrentarse a sus
fantasmas y que Shane tenga su peculiar cameo espectral. Aturdido temporalmente
comprueba que Oscar ha sido alcanzado por el fuego enemigo y yace muerto. Rick
se dará cuenta, al enfrentarse a sus demonios, que Shane es en realidad uno de
los habitantes de Woodbury… ¿Conseguirá escapar el grupo en tanto caos y humo?
Que Axel está más salido que el pico de una mesa
podemos entenderlo. También que piense que Carol era lesbiana… aunque lo que
importa aquí es que ambos harán guardia y dejarán a Carl a cargo para que el
grupo escuche gritos provenientes de las tumbas. Hershel se opone pero Carl
hace lo que haría su padre e investiga. Encuentra al grupo de Tyreese en plena
batalla con los caminantes en la sala del generador. Carl les salva y les
indica que les sigan si quieren seguir vivos. Carl les lleva a la sala común de
la cárcel e insiste en rematar a la ya muerta Donna antes de su conversión. Tyreese
le hace ver que ellos mismos cuidan de los suyos. Cuando el nuevo afroamericano
de la serie va a rematarla se da cuenta que Carl les ha encerrado y Sasha se
indigna. Aunque Beth cree que deberían salvarles, Carl le explica que ya lo ha
hecho. Tyreese calma a su hermana: es lo mejor que han tenido en las últimas
semanas… Vamos, lentejas. Con la muerte de Oscar y la llegada de Tyreese
aparecen de nuevo las sombras del cupo de afroamericanos-machos-alfa en la
serie. Apareció Oscar, murió T-Dog… Apreció Tyreese, murió Oscar…
La serie es capaz de mutar sobre géneros definidos
como el de acción y jugar sus bazas. Realmente vimos ya en la pasada temporada
que el mayor juego lo dan los propios e imprevisibles humanos frente a los predecibles
caminantes. Como indica Maggie: «Todo este tiempo, escapando de los caminantes…
olvidas lo que hace la gente… Lo que siempre han hecho». Así, Michonne en el
apartamento del Gobernador descubrirá su habitación secreta y piensa que Penny
es una niña a la que el Gobernador mantiene presa… No sabemos si es que el Gobernador
la asea correctamente o el olfato de la afroamericana con tanto tiempo sufriendo
el ‘abierto’ sobaquillo de sus ‘novios’ le falla. Aquí, desde luego, huele a
muerto. Michonne, al darse cuenta de que Penny es una caminante, decide
liquidarla… pero es interrumpida por el Gobernador que suplica el perdón e
incluso tira su arma de fuego al suelo para parar lo que considera una
ejecución. Michonne liquida espectacularmente a Penny y la batalla final
comienza repleta de furia entre ambos. Los acuarios se rompen y las cabezas
ruedan (en el sentido literal)… Cuando parece que todo está perdido, Michonne
se hace con un trozo de cristal de los acuarios para apuñalar al Gobernador en
el ojo brutalmente. Michonne va a completar su venganza con su katana… pero entra
Andrea en juego apuntando a la que fue su amiga y salvadora. Ojo por ojo
(también en el sentido literal). Michonne huye mientras socorre al Gobernador
que llora la pérdida de su Toc-Toc Penny, Toc-Toc Penny, Toc-Toc Penny… Andrea
sigue ciega… pero no llora. Tenemos ya al Gobernador con parche y a una Andrea
que cuestiona todo lo que ha visto… aunque siga ciega por obra y gracia de los
guionistas. Con la llegada de Michonne llega uno de los giros para marcar este
primer broche dorado final a una temporada por fin redonda. Michonne se une al
grupo pero Rick amenaza con matarla. Michonne juega sus cartas: con la muerte
de Oscar y la captura de Daryl… ahora el ayudante del sheriff necesita su
afilado y letal brazo más que nunca para rescatar a su mano derecha y regresar
a prisión.
El discurso final del Gobernador podría ser el mismo
de
George W. Bush antes de invadir Irak. El líder de Woodbury acusa a
Merle de alta traición (por mentirle sobre Michonne aunque se guarda obviamente
ese detalle para sus perturbados interiores) y nos da la sorpresa final tanto a
nosotros como Andrea. Daryl es arrastrado al improvisado tribunal carpenteriano
popular lleno de odio para que la (inexistente) conspiración quede en
evidencia. La multitud grita por la muerte de ambos mientras que Andrea podrá
comenzar a atar piezas… y el Gobernador suelta: «Querías a tu hermano. Ahora lo
tienes…». ¿Podrán esperar nuestros sufridos corazones hasta febrero de 2013? ¿O
los productores y guionistas piensan que ya estamos hechos para sufrir?
Aquí, los recaps y reviews de esta primera entrega
de la tercera temporada de “The Walking Dead”:
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