(2012)
EEUU
Director: Benh Zeitlin
Título
original: “Beasts of the Southern Wild”
Sinopsis (Página Oficial):
En
una olvidada y orgullosa comunidad instalada en una zona pantanosa formada por
los meandros del Misisipi apartada del mundo por un inmenso dique, la pequeña
Hushpuppy, de seis años, está a punto de quedarse huérfana. Hace tiempo que su
madre se fue, y su adorado y alocado padre siempre está de juerga. Hushpuppy
debe arreglárselas como puede en medio de la nada, rodeada de animales
semisalvajes. Percibe la naturaleza como una frágil red poblada de cosas que
viven, respiran y expelen agua y que el universo depende de que todo encaje a
la perfección. Pero cuando una tormenta eleva las aguas alrededor de su pueblo,
su papá enferma de pronto, y Hushpuppy descubre que el orden natural que tanto
ama está a punto de derrumbarse. En un intento desesperado por reparar la
estructura del mundo y así salvar a su padre y su hogar, esta diminuta heroína
deberá aprender a sobrevivir a una catástrofe imparable de proporciones épicas.
La palabra de John Waters suele ser incuestionable y “Bestias del sur
salvaje” se
aupó entre sus diez favoritas del 2012: «Está dirigida como si el equipo se
hubiese colado a bordo de un buque meteorológico durante el huracán Katrina,
secuestrado a la tripulación, tirado el equipo científico por la borda y rodado
un filme tremendamente original». No quiero cuestionar a uno de mis directores
fetiches, autor de obras como “Cosa de hembras” o “Pink Flamingos”, sino a la
aureólela en la que la crítica
norteamericana ha envuelto al filme de Benh
Zeitlin para postularse como el filme-indie-que-se-cuela-cada-año-entre-las-nominadas-a-los-Oscars. Yes, es hija de Sundance y este bla, bla, bla, bla, bla,
bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla… y etc., etc., etc.,
etc., etc., etc., etc., etc., etc… Pero, ¿merece la pena?
Más que hallar lo original y la poesía entre indundaciones y gritos, la película me plantea una terrible duda: si van a nominar a “Bestias del sur salvaje” a los Oscars… ¿por qué no nominaron años atrás a “Kárate a muerte en Torremolinos”? Muchos compararán la cinta que protagoniza Quvenzhané Wallis y su carga simbólica-poética con un hibrido entre fantasía, realismo mágico y película de ciencia ficción, con metáforas sobre las diferencias sociales y raciales que acaba en un anuncio ‘arty’ de ropa low-cost para homeless. La vida (y milagros) de Hushpuppy es un claro mensaje ecológico (y escatológico) entre lo ilógico y un documental sobre el consumo de metadona en Louisiana por National Geographic.
Si estuviera presente en la misma sala cuando dijeran las películas nominadas para este año en los Oscars me levantaría y gritaría: ¡KÁRATE A MUERTE EN TORREMOLINOS también lo merecía! Hay muchos parecidos entre ambas cintas. Sobre todo, a nivel interpretativo. Por no hablar de esas bestias cochineras que despedazan cruelmente maquetas y que evocan una pequeña porción porcina de Jocántaro. Entre que la niña se ha visto la filmografía de Terrence Malick y el padre parece que está en un plató de Telecirco llega la recta final de “Bestias del sur salvaje”, donde nos habla de la prostitución y de una gran metáfora circunspecta e intrínseca: nosotros somos esas BESTIAS ERRANTES Y PELUDAS COMILONAS QUE SE ACHANTAN POR UN PIOJO CON EL PELO AFRO. Mi único interés respecto a esta sub-película es regalarla en un pack doble junto a la genial “Kárate a muerte en Torremolinos” a todos aquellos críticos resabiados que utilizan etiquetas como «Sundance» como sinónimo de «Puta-mierda-indie-de-los-cojones» para que al desenvolver mi presente les pueda gritar: ¡¡¡NADA DE LLORAR!!!
Extraordinario debut, Bestias del sur salvaje, un territorio real más poderoso que el más allá imaginado: bestias, entre las que se encuentra el hombre, de la mano de la naturaleza. ¡No os la perdáis!
ResponderEliminarGracias por el comentario y saludos!
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