“Arkangel” parece destinado a convertirse en uno de los capítulos menores de esta cuarta temporada de “Black Mirror”. Las apariencias siempre engañan en la serie de Netflix y en la nueva propuesta de Charlie Brooker, dirigida esta vez por Jodie Foster, se instaura un interesante debate sobre los peligros de los controles paternales y esa obsesión constante de los padres —en la actualidad— por controlar a sus hijos. La tecnología está para ayudar al ser humano aunque, sin embargo, Brooker siempre ha advertido de sus reversos oscuros y sus conflictos éticos. En esta ocasión, los sistemas para conocer la ubicación exacta de los vástagos o vigilarlos en todo momento suponen un acercamiento a un debate moral respecto a estos tiempos en los niños no pueden estar sin la supervisión de un adulto en ningún momento del día. Ni siquiera mientras duermen… Desde la primera secuencia de “Arkangel” queda instaurado el conflicto de Marie (Rosemarie DeWitt) al ser la primera vez que quedará separada de su hija tras el parto. La puesta en escena de Foster refleja ese distanciamiento físico de una madre que será sobrecogida por la agónica espera de conocer el destino de su bebé. Ese suspense y tensión es el germen de la directora para articular el libreto de Brooker y los futuros e inminentes sucesos en la infancia de Sara. Una madre obsesiva y controladora sufrirá otra dura prueba cuando la pequeña Sara desaparece en un parque y es encontrada más tarde tras sufrir un accidente. Marie decide implantar a su hija un dispositivo llamado Arkangel pese a conocer que tal acción es irreversible. La tecnología permite —a golpe de tableta que no tiene cortes en su conexión de internet— conocer los signos vitales del sujeto e incluso ver y escuchar aquello que sienta. La opción de rastreo no acaba aquí ya que, además, es posible censurar todo aquello que pueda alterar a ese ya conejillo de indias a disposición del control absoluto de su progenitor. Es evidente que nada bueno puede salir de eso…
“Arkangel” nos enseña el crecimiento de una niña, gracias a secuencias de montaje, y cómo se adapta a un mundo que le ha sido censurado. Hay una secuencia bastante definitoria del concepto y no es otra que el libre albedrío respecto a la tragedia de Edipo Rey, escrita por Sófocles. ¿Se puede predestinar la vida de un ser humano? Marie se convierte en un dios que destruye la privacidad de su hija Sara y su oportunidad de crecer en libertad con un concepto azaroso tras de sí. Todo queda al capricho y voluntad de Marie, una madre afectada por el pánico de desconocer qué sucede con su hija en todo momento. De este modo, veremos que un control paternal puede conseguir irónicamente lo contrario. Sara llegará incluso a autolesionarse de pequeña al ser incapaz de ver y sentir la sangre o ser consciente de amenazas que la rodean. Marie no aprendió de esa dura lección de ver cómo su hija era incapaz de prestar ayuda al abuelo de ésta tiempo atrás. Y aquí no se trata de ver a ese perro como una presencia amenazadora ya que, una vez Marie decide guardar el dispositivo y quitar el filtro censor, Sara nos demostrará que es ella aquella que ha de tomar todas sus decisiones. Tampoco alejar a los hijos de la violencia o la pornografía es consecuente cuando tales elementos van a acabar introducidos en la vida de los niños. En la era de internet, tal y como demuestra “Arkangel”, el acceso a los contenidos prohibidos o supuestamente tabús para la sociedad es un acto tan pueril como fútil. Sara, a través de su compañero de colegio, verá toda la violencia y sexo que previamente le había sido censurado. Y de tal acto no ‘nace’ ni una niña psicópata o depravado sino una adolescente con ganas de probar cosas nuevas… ¡Al contrario! Evitar que una persona sienta pánico o aprensión por ciertas cosas genera una insensibilidad manifiesta ante cualquier trauma posterior.
Pensemos en que “Arkangel” habla sobre una época de experimentación en la vida de toda persona y sus aciertos y errores. Precisamente sin lo uno no existe lo otro y el capítulo nos revela en que si un factor externo manipula a una persona, ésta acabará revelándose a tal condición. Sara, con 15 años, comenzará a dar tumbos en su vida por la propia edad y adolescencia. Seguramente que Trick no sea la mejor de las compañías… Todo lo anterior genera que su madre, una vez que descubre que Sara está engañándola, decida recuperar esa tableta con el programa para vigilar de nuevo a su hija. ¿Mejor vivir en la ignorancia? El episodio se dirige hacia su propia tragedia griega y los intentos desesperados de Marie, por manipular el destino de su hija, nos conducirán a una situación dramática. Ya presenciamos cómo Marie, desde que comenzó a utilizar Arkangel con su hija, alteraba la alimentación que recibía Sara. Después de que ésta mantenga por primera vez relaciones sexuales, Marie añadirá un ‘condimento’ al batido de cada mañana y los efectos secundarios no se harán de esperar. Sara descubrirá que su madre la obligó a tomar la pastilla del día después sin que ésta lo supiera. Marie también llegó a manipular a Trick para que saliera de la vida de su hija y Sara no se va a tomar en absoluto bien. El enfrentamiento entre madre e hija es inevitable y Jodie Foster juega con el efecto de la violencia y los filtros con la censuran para articular una secuencia original. Con la tableta rota —como golpe del destino en versión física y literal sobre Marie— Sara inicia su propio camino y vida, alejándose definitivamente de ese control de su madre. En cierto modo, “Arkangel” plasma el concepto de la maternidad como esa vigilancia y posesión de un ser que formó parte de su progenitora y la inevitable senda hacia la separación. La tecnología no va a poder cambiar todo eso y los dioses de la antigua Grecia era simples elementos de la mitología y el arte de una civilización. Los seres humanos son tan imperfectos como esa tableta, cuyo software y ciencia fueron prohibidos en Europa y fueron finalmente retirados de Reino Unido. ¿O cómo era posible justificar estar dentro de la cabeza de alguien y negarle su libre albedrío a golpe de formas borrosas o pixelizadas? ¿Cómo es posible reconocer los signos de dolor o miedo en los demás si uno no puede presenciarlos en su infancia? ¿Dime a quién proteges y te diré de lo que careces? Marie va a tener que asimilar que su hija ya no está ni estará nunca con ella y que inició su propio camino… por fin libre… salvo que los de Arkangel tengan un soporte técnico en activo que reconstruya o haga un duplicado de su tableta.
APUNTE BASTARDO: ¿Y qué ocurría si se te caía un café en la tableta de Arkangel o se rompía su pantalla? ¿Adiós control o le jodías la vida a tu hijo con un control paternal hasta la muerte?
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Un episodio muy en la línea de aquel "tu historia completa" de la primera temporada ; aunque resulta previsible , hay una especie de malsana avidez voyeurística en presenciar como las dos protagonistas avanzan , lenta pero inexorablemente , hacia su trágico e inevitable desenlace .
ResponderEliminarEs interesante la cuestión que plantea sobre la libertad de elección , no sólo por ese perturbador dispositivo Arkangel ( terriblemente plausible ) , sino porque ninguna de ellas podría haber actuado de forma distinta a como lo hizo durante el desarrollo de la historia , lo que lleva a dudar de si los seres humanos tienen verdaderamente libre albedrío , ó si éste es sólo una mera ilusión para no sufrir el espanto de sabernos simples marionetas manipuladas por el implacable destino . ( Demonios !! No pretendía ponerme tan pedante ... )