¿Es realmente el fin o hay vida más allá del problema final? Puede que estemos ante la conclusión de la serie protagonizada por Benedict Cumberbatch y Martin Freeman y las reacciones ante “The Final Problem”, tercer episodio y último de la cuarta temporada de “Sherlock”, nos lleven directos a ese territorio indómito en el que la controversia ocupa el gran espectro de opinión. ¿Es una broma? ¿Una joya incomprendida por parte de la audiencia? En cierto modo, esta temporada ha pivotado sobre la venganza de Jim Moriarty afinando ese leitmotiv sobre los fantasmas del pasado de Holmes y enlazando con la introducción Eurus Holmes. Las aguas profundas en las pesadillas de Sherlock van a tener un claro sentido alegórico como parte de su posible adiós y, tal vez, de este modo se explique ese sentimiento llamado decepción que han gritado a los cuatro vientos muchos espectadores. ¿De verdad que no hay diálogos inteligentes o una buena dirección en “El problema final”? Sea como fuera, la idea es someternos a una montaña rusa de giros de guion, con una narración plagada de lagunas e información un tanto caprichosa, en lo que realmente importa es el contexto. Y aquí el contexto conforma un gran todo en el que existe una clara representación en ese juego de espejos que sugiere el encuentro de Moriarty y Eurus. ¿Quién fue la marioneta de quién? ¿Bastaron cinco minutos para que Eurus iniciara una cadena de sucesos para captar la atención de su hermano y que éste la rescatara de un modo un tanto sombrío, macabro y ciertamente rocambolesco? Es hora de desenterrar los secretos y que una niña se despierte en un avión, donde todos los pasajeros están inconscientes, encontrando un teléfono móvil para que Moriarty haga acto de presencia y se persone en este problema final. La idea es que sepamos los motivos por los que Mycroft mintió hasta a sus propios padres respecto al destino de su hija y cómo ésta fue encerrada en una instalación de máxima seguridad. La mecánica del episodio es presentar señuelos que acaben siendo farsas como punto y giro y, de este modo, Mycroft será engañado para que revele toda la información a Sherlock respecto a su hermana. ¿Solamente el terror servirá como catarsis dentro de la historia? ¿Debemos temer que estamos ante el final de “Sherlock” y, de este modo, aplaudir un episodio que tampoco va a poner las cosas fáciles? Repasemos “The Final Problem”.
Baker Street se convierte en el eje central del primer acto de la historia en la que es necesario un ejercicio de destrucción y, posterior construcción en el desenlace, para entender ese juego de mecánicas planteadas en el relato. Eurus era la más brillante mente de los Holmes pero Sherlock no recuerda a su hermana y ese desentierro de evocaciones del pasado sobre los fantasmas que yacían en el mismo es clave para comprender ese compendio entre la catástrofe y la regeneración que nos plantea de “The Final Problem”. Mycroft revelará que su hermana era peligrosa e incluso acabó asesinando al perro de la familia (Barbarroja), automutilándose o quemando su casa en todo ese proceso que provocó que Eurus fuera internada. Una canción forma parte de las pistas para resolver el enigma y no hay nada como un explosivo comienzo (en el sentido literal) para que el episodio juegue con una historia de disfraces, farsas y piratas. La cuestión es que Sherlock, John y Mycroft viajen a las instalaciones de Sherrinford para descifrar cómo Eurus consiguió escapar de su encierro y regresar a su prisión sin que nadie se percatara. Descubriremos que el poder de persuasión de la hermana de los Holmes es tan poderoso que la seguridad del complejo ha sido comprometida por las acciones de Eurus. Ella siempre quiso atraer a sus hermanos al lugar para iniciar un juego en el que ese avión condenado a estrellarse forma parte de su maniobra para chantajear a sus nuevos prisioneros. Vayamos a algunas explicaciones. Mycroft utilizó la inteligencia de su hermana para cuestiones de seguridad del Gobierno Británico ya que era capaz, por ejemplo, de predecir las fechas exactas de los tres últimos ataques terroristas en Reino Unido solamente con leer tuits de Twitter durante una hora. Mycroft daba premios a su hermana por tales acciones y su recompensa hace cinco años fue una cita (?) con Moriarty hablando con el gran cerebro del mal sin ninguna clase de supervisión. La conexión entre ambos es inmediata y Benjamin Caron nos sugiere que el reflejo de Eurus estaba presente en Moriarty a partir de ese momento. ¿Su suicidio formaba parte de ese gran problema final que Sherlock tenía que resolver hasta este episodio con el regreso de su archienemigo?
Sherlock, Mycroft, Watson y el jefe de seguridad van a ser sometidos a un juego que no desentonaría en absoluto dentro de la franquicia de “Saw” cambiando lo truculento por difíciles decisiones morales para poder hablar con esa niña en ese vuelo condenado al desastre. Conduciendo al jefe de seguridad al suicido, para que Eurus también dispare a su mujer, “The Final Problem” es un rompecabezas en el que poco o nada importan sus muchas lagunas argumentales sino que el espectador se deje llevar por esa marea de situaciones que nos arrastren a un constante estado de shock. Posiblemente su secuencia más brillante sea aquella en la que Molly Hooper y Sherlock Holmes exploran sus sentimientos el uno sobre el otro detonando tanto los mecanismos de tensión dentro de la historia como un complejo abanico de lecturas en ese juego de poder, dolor (y amor) entre ambos. La idea, no obstante, es que Sherlock acabe ‘viajando’ a su primer caso en Musgrave y descubra que Barbarroja no era un perro sino su mejor amigo Victor. Eurus utiliza al propio Watson encadenado y dentro de un pozo para hacer que su hermano desentierre todos los recuerdos y consiga resolver el enigma que se encontraba en la propia habitación de Eurus. Sherlock utilizó un perro para sepultar ese oscuro y horripilante suceso y Eurus deseaba que su propio hermano la rescatase, siendo esa niña del avión un claro componente metafórico y mental del personaje. Eurus pedía ayuda a Sherlock y necesitaba hallar ese amor que le fue negado desde su niñez. Simple y sencillo. De este modo, Watson será salvado y, aunque Eurus volverá a Sherrinford, sus padres la visitarán a partir de ese momento, indignando a ambos la decisión de Mycroft respecto a la ocultación de la verdad sobre el destino de su hija. El propio Sherlock encontrará en el lenguaje musical un punto de conexión para que su hermana deje de estar sola y halle en un dueto la solución a sus necesidades emocionales, alcanzando ese claro contexto que necesitaba en su vida. All you need is love? “The Final Problem” desea también retomar en el mensaje de Mary un componente apasionado que dote de sentido la posible despedida de la serie de BBC. Esos chicos de Baker Street han utilizado la resolución de los más complicados casos para huir de sus problemas, carencias y adicciones. De este modo, sus historias y aventuras serán una leyenda a partir de ese momento… ¿De verdad? ¿Aceptamos este episodio como la mejor despedida posible de “Sherlock”?
Calificado de pretencioso, parodia involuntaria de la propia serie e incluso estúpido y mal dirigido, “The Final Problem” no ha alcanzado el consenso al que sí llegó “The Lying Detective” (4x02) en la presente temporada. Puede que equiparar a Eurus como una especie de Kilgrave que utilizó ‘supuestamente’ a un cerebro del mal como Moriarty para hallar el amor que le faltó en su infancia sea una jugada demasiada arriesgada como parte de una despedida. Tomar riesgos siempre ha sido la esencia de la serie y criticar ahora mismo al espectáculo por tal decisión argumental pudiera ser un tanto inapropiado. Es posible que esa resolución necesitara otro golpe de efecto pero el libreto escrito por Mark Gatiss y Steven Moffat, deseando atar ambos todos los cabos sueltos para profundizar en el fin de un ciclo alrededor del pasado de Sherlock Holmes. Con todo aclarado la idea del episodio es formalizar ese adiós que concrete un sentido de esas nuevas aventuras de Holmes y Watson que tal vez un día veamos en forma de un especial. La otra cuestión de ese gran juego retorcido claramente psicológico, con dosis de tortura en el menú, revele algunas instantáneas como ver a Sherlock cuidando a ese bebé que ahora tendrá que ayudar a criar. Puede que todo se resuma en el peinado de Watson y esa idea de vendernos a los personajes de Arthur Conan Doyle como versiones de Jason Bourne saltando en cuestión de tres segundos ante una gran explosión que amenazaba con devorar sus vidas. Dentro de ese laberinto la ambigüedad viene de la mano de letales balas o dardos tranquilizantes como parte de ese otro juego en el que las preguntas sin respuesta se suman hasta niveles insospechados. ¿O es que alguien encuentra algo de sentido a que nadie descubriera ese pozo enorme con el cadáver de un niño que, al parecer, no reclamaron ni buscaron sus propios padres? Nos faltan piezas del puzle pero el guion, por el contrario, prefiere iluminar otros elementos. Pensemos que el final justifica los medios y todo ese tortuoso camino nos lleva a un ‘happy ending’ que ni es el más perfecto posible aunque sí pudiera resultar problemático de cara algunos seguidores de la serie. Todo, al fin y al cabo, era un simple y tortuoso juego entre dos hermanos conformado por ese contexto artificial que ha labrado la propia ficción a lo largo de su historia, tanteando con falsas muertes, poderosos giros de guion y fingidas resurrecciones para mantener la llama de pasión al otro lado de la pantalla. Pero, ¿no siente cierta incompetencia en algunas de las acciones de Mycroft o del propio Sherlock para resolver ese problema final planteado? Es posible que aquello que trata de instaurar “The Final Problem” es el propio hechizo de Eurus y la humanidad que tratan de hallar los personajes entre ese entramado y rompecabezas con multitud de vueltas de tuerca. ¿Es el mejor final posible? El tiempo, nunca mejor dicho, lo dirá.
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Esta serie tiene un nivel increíble y el último episodio está genial. Este Sherlock es una versión moderna. Quien quiera ver los clásicos, con sus planos y contraplanos fijos (que están geniales también), pueden hacerlo pero por favor esta es una serie distinta (creo que todo el mundo puede ver eso) o si no que se enganchen a Elementary que también tendrá su público...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo que el episodio TFP tiene muchos vacios en su historia, genera más preguntas que respuesta si lo vemos desde la primera temporada hasta ahora. Me parece mas un capitulo de "problema familiar" que un "problema final". Ahora pensando que solo es una adaptacion de Conan Doyle es notable tambien destacar que en el ultimo capitulo se incluyo mucho del Doctor Who cosa que supongo fue idea de Mark Gatiss, se perdio la esencia? pienso que en el fondo no fue bien trabajado la adaptacion, The Final Problem no es para un final de serie.
ResponderEliminarBuen articulo...Felicidades!.
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