(2012)
España
Director: Fernando González Molina
Sinopsis (Pagina Oficial):
Un
drama romántico adolescente que narra la historia de dos jóvenes que pertenecen
a mundos opuestos. Es la crónica de una relación improbable, casi imposible,
pero inevitable, que terminará arrastrando a la pareja a un frenético viaje
iniciático en donde juntos descubrirán el primer gran amor. Ella es una chica
de clase media-alta que está educada en la bondad, en la inocencia y en las
normas. Él es un chico rebelde, impulsivo, inconsciente, aficionado al riesgo y
al peligro, enzarzado en un sinfín de peleas y carreras ilegales de motos, al
límite del sentido común.
[Esta
crítica está escrita sin ningún tipo de acritud al ganador del Premio
Fotogramas de Plata 2011 al Actor más buscado en internet y al Mejor Actor en
el Festival Internacional de Cine Lésbico y Gai de Madrid 2009]
[Sí, ‘Gai’ es con i latina en dicho Festival]
3 Aclaraciones de “3
metros sobre el cielo”:
1) El título de la película “3 metros sobre el cielo” no hace referencia a que los implicados de la misma tengan que ser deportados a una nave espacial y puestos en órbita con paradero desconocido.
2) Mario Casas es un gran actor…. para la física cuántica, claro. Utilizando la teoría de los universos múltiples y paralelos debería haber uno de ellos en el que Mario Casas fuera un grandísimo actor y ganara premios por sus memorables interpretaciones.
3) La película es un producto: ¿qué esperaban aquellos que la criticaron en su momento? Esta cinta es una adaptación de la exitosa novela Federico Moccia sobre lucha de clases, amores imposibles e imperecederos y abdominales y chupas de cuero por doquier. Vamos, la historia de siempre…: siempre se critica al cine español por no copiar las fórmulas de éxito del cine norteamericano y siempre cuando lo hace y funciona se critica igual. ¡Cuánta incoherencia! De hecho“3 metros sobre el cielo” habla sobre la incoherencia y grandes preguntas existenciales del tipo «¿Mario Casas está más mono sin camiseta o con su traje de etiqueta?».
1)
—Eres una incoherente
—Y tú un cabrón.
2)
—Esta tía te va a joder.
—Eso no va a pasar.
El día que me llamen a declarar esta chica buena dirá que yo no hice nada.
¿Sabéis por qué? Porque ese día estarás tan loca por mí que harás lo que sea
con tal de salvarme…
3)
—Entiendo perfectamente que su mujer esté preocupada porque su hija está con un tipo que va por la vida en moto, dando bandazos a ’900′ por hora porque no quiero darme cuenta de lo que pasa alrededor. Pero de repente, aparece alguien que te dice que «Tranquilo», que «aflojes»… Y cuando aflojas te das cuenta de las cosas. Te das cuenta de que en la estantería hay un trofeo de baile entre las botellas de tequila, que está sonando mi canción favorita y que hoy es martes y trece. Que la camarera se fugaría contigo ahora mismo a cualquier parte del planeta. Cosas pequeñas. Tu hija me enseñó a ir despacio… y eso me sienta bien.
1) La secuencia de la discoteca con ese temazo es absolutamente brillante: las miradas, el baile, Mario se teletransporta a la pista como si fuera el vampiro de la ochentera Noche de miedo y luego empieza un pedazo video-clip para que la gente se levante de sus butacas. ¡BIBA!
2) La película va de fotos. Los antidisturbios ahora, por la crisis y porque está fatal la cosa con tantos recortes, venden sus instantáneas a los periódicos… Y por la manipulación informativa actual ya es portada hasta una carrera de motos para evitar hablar de otro tipo de escándalos políticos. Pero la foto de H. y Pollo en la piscina…, tan poligonera y dramática, tan profunda y bro-romántica al mismo tiempo me recordó a la precuela del montaje que les hicieron a Piqué y Cesc en la piscina. Es lo que tiene juntarse tanto ‘ar Pollo’, que al final uno acaba siendo Andreita, la hija de Belén Esteban, o termina hasta la ‘Pollo’.
3) Está película va de marcajes, carreras y leches. Los nuevos machos alfas se ponen chulos, llaman feas a las hembras con las que quieren aparearse, las cortejan poniéndolas el clítoris mirando a Cuenca en su moto, las mangan, las llevan a la playa en plan okupa, las marcan con un tatuaje y, finalmente, las abofetean… Pero el momento con más testosterona lacrimal es aquel en el que Mario Casas hace un homenaje a Hulk colgado como un jamón y llorando sus penas ‘al puto invierno’. Alcanza un clímax emocional que ni el mejor John Ford, Murnau, Bergman o Hitchcock podrían alcanzar… Fernando González Molina se queda a tres metros sobre el cielo del ‘uppercut’ en los morros que le meterían los anteriores directores si se levantaran de su tumba.
1) Poner el audio en 5.1 y tener un par de altavoces estéreo. Solamente se escuchará la música y ni una línea de diálogo. Parece, por momentos, hasta una de Hal Hartley. ¡Y no es broma!
2) Pensar en suicidarte mediante un derrame cerebral auto-provocado viendo esta película y dejar orden en tu testamento a tus familiares que demanden a la productora del filme por daños y perjuicios.
3) Hacer un juego de rol y fingir ser Mario Casas para no parar de repetir durante la proyección: «Soy Mario Casas y soy actor. Soy Mario Casas y soy actor. Soy Mario Casas y soy actor. Soy Mario Casas y soy actor». Y así hasta que te caiga una turbina de avión y atreviese tu techo (y pecho) o acabe la película. En ambos casos, lo celebrarás.
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