miércoles, 13 de julio de 2011

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Alphas: CSI meets X-Men

No es casualidad que Zak Penn y Michael Karnow sean viejos conocidos sin saber de quién estamos hablando. El primero puso guión a “Elektra” y “X-Men. La decisión final” e historia a “X-Men 2”. El segundo a series menos conocidas en España y a una titulada “Time Squad”: una brigada del tiempo que evitaba que las cosas sucedieran como tenían que pasar. Juntos han creado para Syfy y con el rostro reconocible de David Strathairn “Alphas”, que puede ser vista (y oída) como un cruce de “CSI” con “X-Men”. ¿Nos va a dar la serie todo aquello que necesitamos? De momentos los datos de audiencia han sido alentadores para el piloto, dirigido por Jack Bender (“Lost”, “Los Soprano”, “Alias”), que se emitió el pasado 11 de Julio. También las críticas han sido mayoritariamente positivas (65 sobre 100 en metacritic) pero queda un pequeño hueco en la eterna duda del espectador. ¿Merece la pena? No soy muy fanático de las series recientes del canal Syfy: “Almacén 13” iba a traerme de vuelta la nostalgia de volver a ver la seguramente mejor “Misterio para tres” y “Eureka” tampoco prodiga por ser una serie que vaya a dejar huella. “Alphas” tampoco es que de el gran paso o quede tan manifiesto hacia una serie de superhéroes: los protagonistas tienen poderes pero quedan dibujados más como dones que mutaciones peligrosas y dañinas a la vista (no hay escamas, ni ojos amarillos ni pieles verdes o azuladas de momento). Digamos que sus poderes se enfocan más a lo extraordinario (y políticamente correcto) y, por lo tanto, la CIA, el Pentágono o el FBI podrán dar solución a casos imposibles gracias a este equipo. Ellos tienen poder en sus mentes… pero, ¿tenemos mente como espectadores para poder seguir sus aventuras?

Posiblemente “Alphas” como la también decepcionante “Falling Skies” tendrían un hueco fijo en nuestros televisores hace diez años. Ahora la competencia ha sido tan descarnada y el seguimiento de series que sostienen nuestras cabezas es tan elevado que el descarte se convierte en supervivencia. La serie parece enfocada a misterios episódicos que deben ser resueltos como marca una estructura procedimental. Hay, por supuesto, relaciones entre los integrantes del equipo que están coordinados por un cerebro sin cerebro: el Dr. Leigh Rosen. No hay calva ni Magneto aunque sí una conspiración global con dos bandos de alphas: los buenos y, por supuesto, los malos. Como en todo grupo los personajes están tan definidos en unos parámetros que se convierten en meros clichés. Se nos esconde su pasado como mero desarrollo posterior pero tenemos a adolescentes y adultos para captar la simpatía universal. Un ex-agente del FBI, Bill Harken, que se convierte en La Masa sin masa y que no puede controlar sus ataques de ira. Una mujer manipuladora en el sentido estricto de la palabra (su carta de presentación incluye típica secuencia con policía en moto y chica guapa en coche): Nina Theroux, incapaz de saber el estado anímico de las personas cercanas. Un joven, Gary Bell, capaz de leer y visionar ondas electromagnéticas pero que le convierte en un autista infantilizado. Otra joven, Rachel Pirzad, con la posibilidad de ponderar extraordinariamente uno de sus sentidos dejando a Gil Grisson y sus descendientes en paños menores pero que es una apestada para su familia. Y para rematar el quinteto tenemos al chico guapo (¿y de raza alpha?) Cameron Hicks, que con su hyperkenesis se convierte en un cruce de Jason Bourne y el protagonista de “Wanted” aunque no controla plenamente sus poderes y menos en situaciones límite.

Intentando rematar
Lo único interesante del piloto es la presentación de Hicks, utilizado por un ‘fantasma’, capaz de monitorizar el comportamiento de personas de manera más duradera, para cargarse en una habitación cerrada y desde el exterior a un testigo y sospechoso. Todo está orquestado de manera bastante previsible y para presentarnos a todos los personajes, sus poderes y sus vueltas de tuerca, en forma de tara, que deben superar poco a poco. Rosen es el mentor de todos ellos y tiene la dicotomía de resolver casos imposibles para el gobierno y al mismo tiempo intentar no exponer a su equipo. Esa exposición se lleva a cabo en el plan del primer villano de la serie aunque aquí los némesis van a durar 40 minutos lo que deja a la serie con una clara predisposición a serie procedimental con todos sus incovenientes. Sí habita ese fantasma de un bando rebelde y peligroso calificado como terrorista y que quería en su maquiavélico y orquestado plan utilizar a Hicks para acabar con Rosen. Aunque podría ser una gran idea conducida por Christopher Nolan en su crescendo habitual hacía un clímax final el piloto de “Alphas” da síntomas de agotamiento de viejas fórmulas bajo el beneplácito del híbrido catódico. En una cadena con series como “Haven”, “Eureka” o “Almacén 13” puede que encaje perfectamente pero su longevidad en temporadas puede ser proporcional a su capacidad para persuadir a nuestros cerebros. ¿Habrá desarrollado nuestro cerebro (no alpha) una auto-defensa por saturación continuada en el ataque de este tipo de series?

¿Ha nacido un grupo o abandonamos la terapia?

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