domingo, 30 de octubre de 2016

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Dr. Strange (Doctor Extraño): Sobre el espacio y el tiempo

“Dr. Strange (Doctor Extraño)”
Título original: “Doctor Strange”
Director: Scott Derrickson
EEUU
2016

Sinopsis (Página Oficial):

De la mano de Marvel llega “Doctor Strange”, la historia del Dr. Stephen Strange, el mundialmente conocido neurocirujano cuya vida no volverá a ser la misma después de que un terrible accidente de tráfico le prive del uso de las manos. La medicina tradicional fracasa con su caso por lo que se ve obligado a buscar una curación y también una esperanza en un extraño lugar, un misterioso enclave conocido con el nombre de Kamar-Taj. No tarda en averiguar que no sólo se trata de una clínica sino que también es la primera línea de una batalla contra fuerzas oscuras e invisibles dispuestas a destruir nuestra realidad. En poco tiempo, Strange, dotado de poderes mágicos que acaba de adquirir, se ve obligado a elegir entre regresar a su vida de privilegios y estatus social o dejarlo todo para defender al mundo convirtiéndose en el mago más poderoso. Protagonizada por Benedict Cumberbatch.

Crítica Bastarda:

Podemos sentirnos como el Dr. Stephen Strange ante el Ancestral, encontrándonos con un nuevo conocimiento infinito y adentrándonos tanto en el multiverso como en la magia, dimensiones espejos o los viajes astrales. Son nuevas reglas en el Universo Cinematográfico Marvel que podíamos intuir en la última temporada de Agents of S.H.I.E.L.D.”, donde el Motorista Fantasma, espectros o el Darkhold han añadido los condimentos necesarios tras el influjo de los Inhumanos —a modo de modulación respecto los mutantes de los X-Men—. Si bien los alienígenas, experimentos científicos, monstruos o dioses habían conformado el espectro fantástico del cosmos marvelita, ahora ha llegado la hora de que vayamos más lejos dentro de ese firmamento del que únicamente hemos conocido diminutas motas de polvo desde una perspectiva más amplia. Es hora de expandir toda una gran revelación que nos arrastra al punto de vista de un egocéntrico y arrogante neurocirujano que parecía haber tocado techo para pasar a un fondo existencial que le permite acceder a otro mundo que desconocía. Lo ‘tradicional’ ya no funciona y sobre tal punto se establece una idónea metáfora para guiarnos hacia un confín místico, donde existe una lucha frente a poderosas y destructivas fuerzas oscuras que amenazan destruir la mismísima Tierra. Los tiempos han cambiado y es momento de dejar atrás esa lucha de ‘egos’, implícita enLos Vengadoreso “Vengadores: La era de Ultrón”, para alcanzar la épica ante un bien mayor. Digan adiós a lo personal y lo terrenal y abracen la épica del éxtasis espiritual ante un caleidoscópico visual. 


Sabemos que la llegada de Dr. Extraño obedece tanto a la dificultad de integrar un personaje complejo, a nivel del contexto que lo rodea, dentro de un cosmos que había llegado a un nuevo clímax en Capitán América: Civil War. Si bien la sensación es que la cinta de los hermanos Russo pudiera suponer un acto de exprimir el jugo del restante néctar de todo el material acumulado hasta el momento, el film de Scott Derrickson llega para revelar que todo lo que hemos aprendido hasta el momento no nos sirve para englobar ciertos descubrimientos como que la Tierra está protegida de otras dimensiones mediante un hechizo formado a través de tres santuarios (Nueva York, Londres, Hong Kong). Si el multiverso es parte del tarro de las esencias de DC Comics no da la impresión de que Marvel quiera explotar el mismo más allá del delirio visual que ofrece “Dr. Strange (Doctor Extraño)” y la personificación de Dormammu y la Dimensión Oscura. Las intenciones, por el contrario, son que ante el posible agotamiento de la saga y el comienzo de falta de ideas en los nuevos proyectos —junto a ese eterno chascarrillo de «más de lo mismo»— dispongamos de un film que proponga tanto nuevos horizontes visuales como una marcada proposición integradora. Revelando lo diminuto que era el universo de los films previos la jugadaron man bastardas de Marvel es contar con un catalizador que permita conectar “Thor: Ragnarok” y “Guardianes de la galaxia Vol. 2” con “Vengadores: La guerra del infinito”. No es que la cinta de Derrickson suponga una revolución para el género, ya que se ve favorecida de las mecánicas y estructuras establecidas en la franquicia pero, no obstante, trata de rentabilizar la exploración del espacio y el tiempo aprovechándose del influjo de las Wachowski bajo el filtro estético de Origen de Christopher Nolan para incluso llevar más lejos sus planteamientos. Apartándose del estruendo y la rimbombancia, el Dr. Stephen Strange desea ceñirse a ese manual que combine humor y acción y que tan buenos resultados ha dado a nivel de público y crítica al estudio en sus producciones previas. Ese toque de ligereza e intrascendencia sumada sus posibilidades sensoriales, oníricas y psicodélicas, generan una entretenida cinta cimentada en su funcional y manoseada estructura para trazar una línea de evolución en su protagonista, cuya visión del ego queda reconducida hacia el temor al fracaso y la entereza y capacidad de poder sacrificarse por todos por encima de sí mismo… incluso por encima de la seducción que ofrece la eternidad. Aunque, ¿no debería ser la intención de toda gran película ser eterna y no finita y mortal?


Aquel doctor que solamente aceptaba los casos que acrecentaran su carisma deberá apartarse de su torturado cuerpo para ceder al crecimiento de su propio ser y alma, encadenando con una especie de revisión interna de la franquicia deIron Man de Jon Favreau. ¿Estamos ante la nueva piedra filosofal con la que se aparte Robert Downey Jr. de la saga o, por el contrario, la idea es que ambos carismáticos personajes convivan sobre el mismo espacio y tiempo? Transmutando la tecnología por la magia traída de otros planos dimensionales, “Dr. Strange (Doctor Extraño)” también desea crecer trayendo a una colección de intérpretes normalmente inusuales dentro del subgénero que aporten otra clase de condimentos a esa maquinaria en la que la lucha contra fuerzas místicas o alternancia entre dimensiones permiten poco espacio de crecimiento dramático. Aquello que importa, en realidad, es la letra pequeña que acompaña a los hechizos o, lo que es lo mismo, las consecuencias y la redención ante el espectáculo de fuegos artificiales visuales. Y, en ese espacio, aparece la psicodelia y el delirio al mismo rasero que el enfoque argumental, donde los rascacielos y escenarios pueden ser tan moldeables como ese escepticismo encorsetado ante un nuevo mundo repleto de posibilidades. “Dr. Strange (Doctor Extraño)”, no obstante, vive atrapada en las mecánicas funcionales de la franquicia, como si Marvel temiera saltar al vacío que le pudiera proponer la historia alrededor de su nuevo superhéroe y mago. Ni tan absorbente ni maravillosa como el marketing o el hype pudiera hacernos parecer, el film cumple sobradamente en cada una de las cuotas de entretenimiento y diversión que se le pueden exigir a un blockbuster. Otra cuestión es que sintamos que la secuencia que mejor define la cinta de Derrickson es esa escalada al Everest ‘por arte de magia’, donde un portal (trece películas previas del UCM) ha posicionado al personaje en la cima del mundo. La escena no nos permite tampoco esclarecer la épica de su supervivencia porque el punto de vista está determinado por ‘el otro lado’. Sabemos que va a triunfar… y sabemos que tendrá un precio (sus palpitantes y temblorosas manos) pero hablamos de una nueva dimensión con posibilidades infinitas, de proyectarse a través de clásicos contemporáneos del género como “Matrix” u Origen y de quedar anclado en esas dictaminadas estructuras marvelitas para construir sus éxitos sin que nada ni nadie pueda quebrantar alguna de sus sagradas reglas. Posiblemente con el tiempo y el espacio veamos que “Dr. Strange (Doctor Extraño)” no consumó todo su potencial en pos de ese acrecentar esa forma de ser un ligero y liviano entretenimiento. Y es que para conseguir alcanzar la vida eterna es necesario transgredir incluso ciertos textos sagrados que, no obstante, el film de Derrickson repite una y otra vez a pie juntillas. ¿O no es acaso aquello que hacen los hechiceros? ¿Deberían haber acudido al manual y libro de magia intergaláctico del festival de originalidad de la ciencia ficción, incorrección y millones de homenajes que se dan cita en cada episodio de Rick y Morty? Posiblemente este Doctor, que se niega que otros le cambien la acepción por Maestro, haya quedado atrapado entre el tiempo y el espacio del Universo Marvel y simplemente se limite a calificarse como extraño cuando para nada es un extraño para la audiencia. Bienvenido de nuevo (una y otra vez), pues.


Apuntes bastardos (aviso spoilers)

Un mago sin conejo ni varita no es un mago. ¡NO, no lo es! Muchos fuimos a ver “Dr. Strange (Doctor Extraño)” para ver qué clase de varita calzaba Benedict Cumberbatch y nos encontramos con un hechicero con una magia más andrógina que su personaje en “Zoolander No. 2”. Mucha chispa y postureo pero poca embuchada asomando. Lo dicho: un mago sin conejo ni varita no es un mago. ¡NO, no lo es!


Uno de los aciertos del film es revolucionar el subgénero hospitalario con una pelea en el plano astral mientras se desarrolla una reanimación a golpe de desfibrilador. Ya nadie podrá a volver de la misma manera “Anatomía de Grey” aunque en originalidad sigue ganando un par de escualos electrificados para gloria de Sharknado: Que la 4ª te acompañe, todo sea dicho.


 No sabíamos que para ser villana de una Marvel se tenía que ir maquillada igual que una concursante de “RuPaul's Drag Race”, aunque si Kaecilius desea ganar el popular reality show lo primero que debería hacer es cambiarse su nombre artístico. Así no vas a pasar de la primera ronda de eliminaciones, guapa. Con una fijación sexual por empalar a todo macho con el que se cruza y de dotar su sentido su cruzada y maquillaje, si vemos a Mads Mikkelsen llorar en una secuencia no es por su interpretación sino porque se le metió el rímel y la sombra de ojos hasta por el reverso del orto de la cuenca del ojo. Las imprudencias se pagan, reina mora. ¿O mejor decimos morada?

 De acuerdo, Dormammu es el auténtico villano de la función pero no entendemos por qué una entidad sumida en la vida eterna añade una colección de mundos a su dimensión. Por un lado no paraban de decir que la muerte da sentido a la vida pero, contrariamente, todos quieren la eternidad ¿para no vivir? ¿Y qué hace Dormammu durante su estancia infinita en la Dimensión Oscura? ¿Se aburre? ¿Qué hace allí todo ese infinito tiempo? Y si se aburría, ¿no debería alegrarse y llorar con lágrimas en los ojos de contar con Benedict Cumberbatch para toda una eternidad y en un bucle hasta el infinito y más allá? Yo sigo sin entender cómo se aburrió si solamente lo mató 4.594.143 millones de veces cuando podía haberlo matado unas 1.415.926.535.897.932.384.626.433.832.795.028.841.971.693.993.751.058.209.749.445.923.078.164.062.862.089.986.280.348.253.421.170 millones más y de distintas formas. La verdad, no lo entiendo. Esperemos que en la versión extendida (de 1.598 horas) en Blu-ray lo expliquen. 

 Ni digan “Las puertas de la percepción” de Aldous Huxley, digan postureo. Oh, mira, sale Stan Lee. ¡POSTUREO! 


 Christine Palmer (Rachel McAdams) tiene razón: su ex vive atrapado en una secta. Que Mordo (Chiwetel Ejiofor) decida constituir una nueva escisión purista de ese grupo de frikis tramposos es tan normal como que… ¿los asiáticos critiquen lo mucho que les odian en Hollywood cuando ponen a un asiático en un papel de ‘maestro de las artes marciales’ para disgusto del cliché? ¿Y qué pasa si Hollywood le da el papel a una inglesa caucásica por encima de Morgan Freeman, Ken Watanabe o Bill Nighy? Entonces, Hollywood odia a los asiáticos… Lo dicho, una secta. Esperemos que Mordo (que no Mordor) arregle las cosas y deje a más gente paralítica. Lo que se da, sí se quita POR MIS NEGROS COJONES DE SECTARIO PURISTA. 

 Bajo la sombra de Halloween es curioso que “Dr. Strange (Doctor Extraño)” resuelva el enfrentamiento del superhéroe con Dormammu con un truco o trato. Ver para creer. Nuestro protagonista decide combatir a la eternidad con un bucle temporal en plan el Día de la Marmota en el que faltaba Bill Murray. Muriendo más veces que Tom Cruise enAl filo del mañana, la idea es acabar con Dormammu sometiéndolo al lado cansino de la fuerza para que no absorba la Tierra con esos cipotones azules gigantes con los que soñó un hippie puesto hasta las cejas de LSD. Gracias al Doctor Extraño y su rewind no acabamos empalados por esos testículos gigantes y colganderos con los que nos habrían torturado durante toda una eternidad. ¡GRACIAS!


 Mucho rollo secreto, enigmático, milenario, mágico y místico y la clave wifi que tienen es una puta mierda en lo que seguridad se refiere. Yo si hubiera sido Dormammu lo primero que habría hecho para joder a los hechiceros tróspidos era robarles la wifi. Todos sabemos que se hubieran matado entre ellos en dos días sin internet ni posibilidad de bajarse el último álbum de Beyoncé.

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