martes, 18 de octubre de 2016

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The Strain (3x08) White Light: Final explosivo en 3, 2, 1…


Vayamos al inicio de la recta final de la tercera temporada de “The Strain” para divisar que “White Light”, octavo episodio de la presente entrega, desea posicionar todos los frentes sin que sepamos cuál será la jugada final de los escritores y, por extensión, de los grandes y malvados planes del Maestro. Sabemos que quedan un par de capítulos para que todos esos frentes opuestos hallen respuestas a sus respectivas búsquedas. Precisamente nos encontramos ante un episodio que trata de dar sentido al variopinto número de tramas puestas en marcha. Nos olvidamos de las lágrimas de Justine Feraldo y nos centramos en varios arcos argumentales que van desde conflictos paterno/maternales, tensiones sexuales y dramas románticos hasta el núcleo de mayor acción y suspense cuando las maquinaciones del Maestro siguen viento en popa y lengua succionadora fuera. ¿Podrán detenerlo Fet, Setrakian y Mr. Quinlan junto a sus nuevas alianzas? Otro foco sobre el que siempre se ha centrado “The Strain” es contraponer el genocidio judío a aquel que se está desarrollando lentamente en ese reino preapocalíptico donde los Strigoi desean disponer de numerosos mataderos para poder extraer la sangre de esas nuevas reses humanas que servirá como su alimento… Y cada cual que encaje el material como considere oportuno. Repasemos “White Light”. 

En el episodio tenemos de todo. La parte emocional la pone Gus y todo el arco argumental alrededor de su relación con su madre y su amistad con Angel Guzman Hurtado. Existe una conexión paternal con ese hombre que ahora está herido y que tiene que pasar por unos de esos centros que seguramente sirvan como futura selección a los mataderos del Amo. La burocracia es una mierda hasta en los albores del apocalipsis… Desconozco hasta qué punto funciona, salvo por las necesidades tróspidas de la serie, toda esa introducción dramática de un pasado con un padre cobarde y maltratador y cómo su madre se sacrificó siempre por ese joven que finalmente fue unos de esas marionetas que sirvieron a que El Maestro tomara Nueva York. Que los escritores posicionen al personaje ante una no tan complicada elección (Angel o Guadalupe) en cierto modo sirve para concluir un arco argumental que tampoco sabíamos dónde iba a llegar y que tenía que acabar. El destino de Angel y Gus está fuera de la ciudad… y, colorín colorado, ¿este cuento latino-tróspido se ha acabado?


Otro de los puntos dramáticos del episodio pasa por la tensión sexual entre Eph y Dutch como parte de una crónica del bochorno anunciado y sinsentido generalizado que ahora mismo rodea a los personajes. ¿De verdad era necesario? Si es así, ¿para qué? ¿La peor hacker de la historia de la televisión se enrolla con el genocida borracho de ratas muertas sobre calvorotas? Conmigo que no cuenten. NO. Tal vez toda esa estupidez y bobería se deba a que ambos descubrieron antes el poderío de voz del Maestro en la caja negra del avión del deseo y del delirio. El Amo, en su cante jondo en plan Falete haciendo un cover de Cradle of Filth, consiguió tumbar (literalmente) a todo bicho viviente que iba en ese objeto volante no identificado con cacofonías defecadas de un programa de Iker Jiménez… Y Dutch y aquel hombre que servía de transporte a una rata muerta y peluda, no son exentos a la caidita de Roma… En fin, para vomitar… o para descubrir que, en realidad, el Maestro es Leticia Sabater y su Salchipapa. Más o menos.


Las pesquisas de Setrakian y Fet para poder dar con esa misteriosa caja venida en el baro de Chanquete desde Egipto nos llevan a esa alianza tróspida con Palmer, renovado tras meterse un litro de leche de vampiro en una bukakke ocular. Ambos pasan por el spa de las clases altas y casta de esa sociedad mierder que espera a que así los Strigoi se olviden de su culo… O que han pagado con su culo el precio para sobrevivir. Corriendo un estúpido velo, su investigación les lleva a protagonizar una versión de “Arma letal 3” mientras que el nazi y su nuevo aliado (y cómplice visual de plagios de “La matanza de Texas”) escapan con ese secreto escondido en una caja con el rótulo de SPOILER ALERT: se trata del cuerpo momificado de Chanquete como gran arma que utilizará El Amo para conquistar el mundo y sumirlo a sus intereses. Yo lo tengo claro. ¿Y ustedes?


La gran jugada final de “White Light” es pasar rápidamente al acto de acción conclusivo donde Kelly y Eichorst desean utilizar a los niños-tróspidos-de-la-noche para hallar el escondite de los Antiguos. Toda esa confrontación póstuma con un ejército de Strigoi y un maletín portado con un nazi, con unas explosivas comisiones de la trama Gürtel, escenifican una clara alegoría de que todo se va a la mierda ante tanta ineficacia, odio en las calles y pandereta. O, lo que es lo mismo, cómo un imperio de unos inmovilistas parásitos se viene abajo cuando por fin, después de casi tres temporadas, iban a mover el dedo gordo del pie para hacer algo útil. No sabíamos que “The Strain” iba a conjugar una alegoría de la situación política patria entre hostias como panes, homenajes a “Matrix” meets The Flash aglutinadas con el juego de luces del Space de Ibiza. Los Antiguos nunca fueron fans de las casas de empeño pero ahora van a acabar con su culo a precio de saldo en esta obra maestra de la trospidez. Así son las cosas y así se las hemos contando. Continuará...

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1 comentario:

  1. Cuándo Eph y Dutch están oyendo las grabaciones de la caja negra se oye a la torre de control hablar también con un vuelo de Oceanic. ... guiño a Lost? Un abrazo

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