Director: Joe Wright
Reino Unido
2012
Sinopsis (Página Oficial):
“Anna Karenina” (2012) es la nueva adaptación cinematográfica de la trágica novela de León Tolstoi que dirige Joe Wright. En la obra original, Anna Karenina (Keira Knightley) es una mujer de la alta sociedad rusa cuyo marido, Karenin (Jude Law), trabaja como funcionario. Oblonsky (Matthew Macfadyen), el hermano de la protagonista, le pide que le ayude a hacer las paces con su esposa Dolly (Kelly Macdonald), quien se entera de que le ha sido infiel. Curiosamente, durante el viaje de Anna para hablar con sus familiares, se encuentra con el conde Wronsky (Aaron Johnson), existiendo una gran química entre ellos.
Ganadora del Oscar al Mejor Diseño de Vestuario y nominada a fotografía, diseño de producción y banda sonora original, la historia de “Anna Karenina” de Joe Wright acaba aquí. Más allá de la división de la crítica norteamericana con ese catastrófico y bello desastre cinematográfico, podríamos pensar en la película clásica, el la novela de León Tolstói o en la tragedia romántica como catapulta a la contemporaneidad fílmica. ¿Nos sentimos como Anna Karenina hastiados de ese aburrido esposo que es el cine clásico y llenados de una pasión desenfrenada cuando aparece un joven conde Wronsky que bien pudiera ser el cine más vanguardista de nuestro siglo? El pecado, el cambio, la sociedad que no permitirá ese choque carnal a sus ojos… podrían ser el motivo por el que Wright se encuentre atrapado en un remolino formado por la contemporaneidad y el academicismo.
Wright quiere volver a hechizar al espectador con “Orgullo y prejuicio” o “Expiación, más allá de la pasión”… pero es cierto que con “El solista” o “Hanna” pasó más inadvertido que The Chemical Brothers haciendo una banda sonora. El tren desea sea el motor emocional y el corazón metafórico de la protagonista de la novela de Tolstói pero la puesta en escena es tan discutible como emocional. Que el teatro que forma la alta sociedad pudiera formar parte de la obra de Oscar Wilde o su cita «La tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable» es una visión. En este punto desconozco si a Wright le hubiera funcionado mejor esa puesta teatral de “El abanico de Lady Windermere” frente al retrato de la autodestrucción de una mujer en tiempos en los que se consolidaba el feminismo de Femen. Podrían interesarnos otras lecturas que habitaban en la novela de Tolstói, que se desarrolla en paralelo el personaje de Lyovin como parte de la crítica social y su alejamiento frente a ese teatro, retratado aquí con los paisajes naturales.
“Anna Karenina”, poe el contrario, no es “Dogville”, tampoco Wong Kar Wai y ni habita el espíritu de la obra de Tolstói… tal vez porque no hay porqués en el amor o posiblemente a veces la cinta de Joe Wright da la impresión de ser un anuncio Loreal al servicio de Keira Knightley. Más que fallida en sus planteamientos, Wright ha sido coherente consigo mismo haciendo la película que quería hacer independientemente de pulverizar parte de la obra o estilizar el tortuoso viaje de la protagonista. Esa condena y maldición que en realidad peca de no conectar con la audiencia por muchas lágrimas que derrame Keira Knightley, por mucho que el mundo se haya parado y el teatro amarre los pasos del destino entre telones de ambición y bambalinas de traición, baila o déjate llevar por ese teatro que forma la sociedad.
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