[AVISO SPOILERS] Hablemos de la tercera temporada “Legends of Tomorrow” y todo ese ya fascinante pastiche y suma de anacronismos de las series sobre la superheroica The CW. La idea siempre fue consumir con todos los retazos de resto de espectáculos una producción que parecía un ‘exploit’ pero que, sin embargo, acabó teniendo más personalidad que las ficciones que la engendraron. Parte de esos méritos se debieron, sobre todo, a personajes carismáticos sumidos en la autoconsciencia de los libretos que protagonizan. Esta temporada incluso supera a la ya notable anterior al ser más sólida. Lo hace y consigue a través de un ejemplo de sobrepasar el adiós de lo que eran varios pesos pesados del espectáculo como Franz Drameh y Victor Garber (e incluso Arthur Darvill). La cuestión siempre fue reciclarse y nunca morir en la atemporalidad de esos terremotos internos que los escritores siempre utilizaron, asimismo, para reestructurar la serie. La llegada de Zari Tomaz o Ava Sharpe aportó cierta estabilidad a un proceso ya habitual de reestructuración. Pero, al contrario de lo que pueda parecer, ese ‘work in progress’ se ha convertido en el leitmotiv existencial de una propuesta en constante crecimiento. De acuerdo, da lo mismo que los personajes salgan y entren de “DC's Legends of Tomorrow” porque tanto que se apunten a la fiesta Wally West o John Constantine es un simple disfrute para construir nuevos arcos argumentales alrededor del misticismo de una temporada muy completa. En cierto modo, el espectáculo de The CW ha querido despegarse de esas críticas contra sobre las debilidades de esa trama que inició todo. ¿Ya era hora que lo kitsch de la relación entre Kendra Saunders y Vandal Savage diera paso a otro tipo de tono aterrador?
Desde “Aruba-Con” (3x01) a “The Good, the Bad and the Cuddly” (3x18) la temporada ha demostrado que contar con menos capítulos, que el resto de ‘shows’ de la cadena, garantiza menos relleno. Pese a todo, la entrega quedó afianzada desde el regreso del crossover y las proposiciones han ido a rentabilizar ese toque gamberro y ‘outsider’ respecto a una serie de superheroica. La razón de ver a Constantine utilizando un dado de veinte y jugando al ‘Dungeons & Dragons’ dan ese sentido de homenaje y humor que orbita alrededor de unas tramas sumidas en la oscuridad y seres demoníacos. Mallus ha dado la impresión de ser un elaborado macguffin que invite a todo tipo de teorías previas pero que, en realidad, desvela una tercera vida (o cuarta, según se mire) de Damien Darhk y que los villanos ya no sean simples monigotes de usar y tirar. Aquí ha existido un claro conflicto familiar con su hija Nora y, tal concepto, sirve de contrapunto para elaborar un espectáculo eficiente que ha ido de menos a más. Prueba de ello ha sido el suspense que ha generado una criatura demoníaca, cada vez menos invisible, y el desarrollo de una serie mucho más dinámica a través de multitud de guiños y homenajes internos. Desde la apropiación de clásicos populares en “Phone Home” (3x04) hasta un episodio botella con bucle temporal, “Here I Go Again” (3x11), la tercera temporada de “Legends of Tomorrow” ha servido para apuntalar una comunión entre entretenimiento, metareferencias y construcción de personajes. Precisamente, Zari creció dentro de uno de los mejores capítulos de la temporada y el gran corazón de Ray Palmer quedó instaurado desde su más tierna infancia al protagonizar su propia versión de “E.T., el extraterrestre”.
En cierta medida, todas esas proposiciones previas siempre se han amparado en utilizar las credenciales de pastiche y apropiaciones que han servido para que el show de The CW siga creciendo y ofreciendo una mejor versión año a año. Ese conjunto de episodios supone una temporada redonda, sobre todo en su terna final, siendo su simbiosis de reciclaje y autoconsciencia una vía para explorar sus capacidades de entretenimiento directo bajo sus limitaciones. Al contrario de lo que pudiera parecer, “DC's Legends of Tomorrow” no ha evolucionado hacia una serie caótica sino que, por el contrario, su constancia ha provocado que las entradas/salidas de personajes tengan un motivo y finalidad. Véase, por ejemplo, el regreso de Leo Snart gracias al multiverso por Citizen Cold. En “The Good, the Bad and the Cuddly” (3x18), season finale, todas las piezas previas parecen confluir y tendremos un enfrentamiento inédito de Mallus con Beebo, ese dios de la guerra ya divisado previamente en el espectáculo. Ciertamente, el propósito de un combate tan extravagante, cómico y exquisito, supone un perfecto broche final de una serie que pudiera confirmar en su cuarta entrega que estamos ante uno de los mejores shows de superhéroes no solo de The CW sino de los muchos que se emiten en la actualidad. Todo ese fanservice no es en absoluto gratuito sino que, sin embargo, nos hallamos ante todo tipo de posibilidades por su vocación de no tener miedo a someterse a toda clase de riesgos e incorporaciones discordantes en otro tipo de ficciones del mismo subgénero. ¿O acaso no fue absolutamente brillante el cameo de John Noble y el plan de nuestros héroes para tratar de derrotar a Mallus a su costa? Es seguro que ese juego de anacronismos y aberraciones temporales nos transportara a dar un final correcto y satisfactorio a personajes como Damien Darhk (e indirectamente a su hija Nora) y, sobre todo, a Amaya Jiwe y Rip Hunter. Cualquier posibilidad ya es infinita y nuestras leyendas, finalmente, están convirtiéndose en aquello que estaban destinadas a convertirse…
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POr favor,quiero un episodio en donde Constantine haga equipo...con Sting.
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