martes, 12 de julio de 2016

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Roots: La (nueva) historia de Kunta Kinte en su 40 aniversario

Miniserie de TV
“Roots”
(Raíces)
EEUU
2016

Sinopsis (Página Oficial):

History Channel estrena “Roots” en el Memorial Day de 2016, siendo un evento de cuatro capítulos y ocho horas, es un retrato histórico de la esclavitud americana relatando el viaje de una familia y su voluntad de sobrevivir y, finalmente, continuar su legado a pesar de las dificultades. El reparto estelar incluye a ganadores de la Academia como Forest Whitaker y Anna Paquin y al nominado al Oscar y ganador del premio Emmy Laurence Fishburne. “Roots” permitirá a nuevos públicos experimentar esta saga épica familiar con una nueva visión que es a la vez estimulante y tremendamente entretenida. La historia será capaz de traer de nuevo a la vida esta poderosa historia que sigue siendo tan importante hoy como lo hizo la primera vez que se estrenó “Raíces”

Crítica Bastarda:
Así es como supe del chico, Kunta Kinte. Y así es como os contaré la historia. Los días más importantes en la vida de un hombre son el día en el que nace y el día en que comprende para qué.
Adentrarse en esta nueva adaptación de Alex Haley pasa por ese proceso de actualización como parte de una de las respuestas habituales ante la llamada «falta de ideas». ¿Tiene sentido a estas alturas exhumar un clásico televisivo como “Raíces” o, del mismo modo que hemos visto enPoldark, nunca está de más una puesta al día siempre y cuando se haga con calidad y respeto al material original? He ahí también ese sentido de la búsqueda de las raíces dentro de los actuales márgenes de los productos audiovisuales y tendencias y tiene pleno sentido que para ‘conmemorar’ el Memorial Day de 2016 se rinda tributo a esa combinación de alegato con novela histórica y autobiográfica, que rápidamente fue adaptada a la pequeña pantalla y que cumplirá el próximo agosto 40 años. Tal vez aquello que rápidamente descubramos es que la ficción televisiva ha cambiado demasiado desde finales de los 70 y los actuales cánones de los espectáculos pasan por conceptos y nociones cinematográficas y, en este punto, pudiéramos entender la propuesta que nos ocupa desde los reflejos que dejó12 años de esclavitudy las actuales producciones de History Channel (con el apoyo de Lifetime y A&E). La segunda sensación que se manifiesta, ya desde la primera parte de las cuatro que componen la miniserie, es de un absoluto respeto y reverencia por el material primigenio, teniendo a Mark Wolper (hijo de David L. Wolper) como productor ejecutivo siguiendo ciertos paralelismos con las líneas sucesorias y entablando una lectura sobre el propio relato. También habita un sentido del homenaje con un pequeño papel de LeVar Burton, aunque las intenciones finales son que esta nueva “Roots” marque su conveniente camino e incluso dejando la sensación de que sería interesante que cada nueva generación pudiera disponer de su propia ficción y adaptación.


He aquí también una historia de supervivencia que viene de la mano de esa enfermedad y plaga llamada esclavitud y que conecta con el racismo que aún se vive en esa nación, aunque choca evidentemente ese complejo todavía latente en la sociedad estadounidense. ¿Estamos ante un gran y para nada superado tabú e irreversible pecado que todavía sigue siendo una manifiesta herida abierta? Puede que las conexiones anacrónicas que establecía la sobresalienteAmerican Crime Story: The People v. O.J. Simpson y aquello que desentrañaba la notable e hiperbólica Django desencadenadode Quentin Tarantino, nos posicionen hacia cierta precisión histórica de la esclavitud teniendo la reciente y meritoriaThe Book of Negroesen la mirilla. No obstante y al contrario de la novela de Lawrence Hill, Alex Haley estableció un ejercicio de investigación para encontrar sus propias raíces y tratar de dotar el conjunto tanto de una carcasa histórica y fidedigna a través de los propios orígenes de la nación sirviéndose de eventos marcados como la independencia de Estados Unidos o la Guerra de Secesión. Y luego está como epicentro la gran historia generacional que maneja. Kunta Kinte se aferra a su nombre como la condición de su pasado y esas ‘raíces’ que trata de mantener, rememorando en continuados flashbacks ese mundo del que fue arrebatado y arrastrado hacia un nuevo destino. Esos planos subjetivos iniciales nos invitan a vivir la historia de Kunta Kinte en primera persona, adentrándonos desde su captura y esclavitud a un gran viaje que se proyecta hacia el futuro gracias a su descendencia y también hacia ese pasado que representan sus padres, habitualmente conceptuados como presencias espirituales que guían su inicial camino y que incluso aportan ese revelo generacional sobre el que se asienta el concepto del nombre como alma que hay que proteger y que conectar a los antepasados. El trabajo de Malachi Kirby al encarnar a Kunta Kinte precisamente pasa por establecer su indoblegable y rebelde naturaleza de guerrero que reniega de someterse a la esclavitud impuesta, siendo de este modo una fuente de inspiración para sus descendientes, que tratan de buscar en su legado y fuerza aquello que necesitan para poder seguir sobreviviendo a la brutal crueldad y desprecio del hombre blanco. 


Considero que “Roots” no llega a emocionar tanto como la original aunque trata de sacar provecho de esa épica implícita en la sangre de los protagonistas y ese ritual que establece una vinculación entre el nombre y el pasado. Acercándose al melodrama más desgarrador, tal vez incluso la trama que protagoniza Anna Paquin como espía del Norte deje entrever las partes más débiles y efectistas del conjunto. El tránsito hacia las producciones audiovisuales del siglo XXI nos lleva también a tratar de impactar con violencia y sangre y es obvio que no van a faltar decapitaciones y todo tipo de condimentos que desconozco hasta qué punto imponen realismo o simple violencia gráfica complemente innecesaria y gratuita respecto al tono y discurso. La miniserie también depende de sus villanos y Jonathan Rhys Meyers encarna a la perfección el concepto por encima de otros desagradables personajes que acosan a Kunta Kinte y sus descendientes recodándonos, no obstante, que fueron otros guerreros africanos aquellos que vendieron al joven a los ingleses. Posiblemente evoquemos esta “Roots” como una propuesta que trata de bascular lo explícito y lo espiritual, siendo ambos elementos incompatibles al afrontar un tema que no admite demasiadas variables superpuestas. La obstinación de Kunta Kinte también pudiera verse reflejada como la lucha y el precio por mantenerse fiel a sí mismo, rechazando ese nombre impuesto (Toby) y ganándose una brutal e implacable y abrasiva lluvia de latigazos en un concepto similar al revelado por Solomon Northup. La violencia acaba siendo la única vía para doblegar el espíritu humano y subyugarlo a cualquier clase de condición, por atroz e inmoral que sea. Pero es obvio que la audiencia actual y los seriéfilos/cinéfilos también llevan un bagaje desde 1977 y la actualidad contemporánea viene marcada por transcripciones y reflejos sobre la esclavitud que podrían pasar desde la ruptura del tabú enAmerican Horror Story: Coven o las últimas obras tarantinanas, la distopía postapocalíptica de Mad Max: Furia en la carreterahasta esa amalgama de réplicas en el tiempo que proponía El atlas de las nubes”. Incluso en Juego de Tronos hemos comprobado lo mucho que ha tenido que luchar la Rompedora de Cadenas para purgar de esa lacra y enfermedad a la Bahía de los Esclavos. En “Roots” está la base histórica como crudo respaldo y existe esa radicalidad de las actuales tendencias aunque interesa su constante percepción sobre esos hipócritas, que se hacían llamar ‘buenos’ cristianos, que arrancaron las páginas de su libro sagrado para poder perpetuar así su gran e imperdonable pecado. Pero en la miniserie la moralidad acaba siempre por debajo del concepto dramático y personal de los personajes, como si su evolución y supervivencia o sus errores interesaran más que esa conexión emocional y ancestral con la que Laurence Fishburne, ejerciendo como Alex Haley, se recrea en la búsqueda su linaje y raíces. Puede que satisfaga más su encaje en actual mapa sociopolítico global ya que tal vez la esclavitud siga aquí, completamente enmascarada y adaptada a los nuevos tiempos y aquello que nos revela tanto la novela de Haley como sus adaptaciones televisivas es que hay que luchar día a día para seguir siendo libre. Y da la impresión de esa batalla será eterna, ligada lamentablemente a la propia condición y naturaleza humana.

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1 comentario:

Lea antes los Mandamientos de este blog.

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