Avance True Blood (3x12) Evil Is Going On: La última succión (de temporada)

“True blood” y su tercera temporada llegan a su fin y se meterán en el ataúd hasta el próximo año. Mientras tanto en España y Canal + se inicia el estreno de la campaña viral en formato de detergente quitamanchas de sangre. ¡Cuidado con prendas de más de cien años que lo mismo se las liquida! Muchos, que no desean ver las series en su versión original, estarán encantados de la vida sanguinolenta de las aventuras (y des-aventuras) de Sookie, Bill, Eric, Tara, Sam, Lafayette, Jason y Jessica. El resto son meros secundarios de secundarios sin mucha capacidad de sorprender y entendiendo sus inmundicias como meras comparsas de relleno. No llegan ni a colorantes ni a medio polvo de detergente. Y, hablando de lavados, a esta tercera temporada le falta más efectivos a las manchas. En general está defraudando más que convenciendo. Más abajo... impresiones con spoilers...

Último sorbete de sangre de temporada...

¿Morirá Eric? ¿Perdonará Sookie a Bill? ¿Parirá Arlene un niño con ramas? ¿Jesus no será el AntiCristo? ¿Jason tendrá niños peludos y felinos? ¿Conseguirá Russell Edgington un bronceado primaveral? ¿Se teñirá de pelirroja Sookie para la próxima temporada?

FINALES POSIBLES Y/O ALTERNATIVOS:

I) Eric y Russell se inmolan escuchando “Un rayo de sol” y viendo “Encadenados” de Hitchcock. Obviamente mueren. Russell va al infierno directamente en un Express sin parada donde le espera su amado Talbot y son felices en la eternidad mientras son torturados con exposiciones de arte moderno y nuevos talentos. A Eric, por chuparse a un hada de los bosques, le espera un destino más rosa y dulce. ¡Se convierte en hada! Pero no en hado. Me explico. En el episodio “Hitting the Ground” vemos el lago de los Cisnes y había hadas y hados. Teníamos al hada tradicional con pomposidad, cancán con extra de volantes y traje de pilingui con sinuoso escote… pero también hados con camisa gayer blanca repleta de brillantina y pantalones ceñidos embutiendo el paquetón. A Eric, por su pasado oscuro vampiril, no le dejan ser uno de ellos (tampoco entraba en el traje por su estatura) así que es convertido en un hada. Su deber será proteger a Sookie del mal que le acecha: Bill, al que se le ha subido la sangre de hada a la cabeza, se ha comprado el ‘Hola!’ y quiere consumar el matrimonio con ella. 

II) Un helicóptero irrumpe en escena y lanza una manta negra sobre Eric y Russell. Un cuerpo armado les reduce y les rodea de plata (plata de ley nunca mejor dicho). Ambos son sometidos por un servicio secreto norteamericano a un tratamiento mental para adiestrar sus cerebros y ser armas secretas en conflictos y misiones imposibles. Parte de su adiestramiento consiste en hacer de pareja de Guardias Civiles y Benemérita dando el alto al tráfico. ¿Y del resto de personajes? No interesan… después de esto. 

III) Buffy aparece (con su salto espectacular y cinco tirabuzones) y empala a ambos milenarios vampiros. En una ceremonia de homenaje por ser estupenda, maravillosa (aunque ya algo viejuna para poner a los adolescentes todo hay que decirlo…) y ser la ciudadana ejemplar que lucha frente al lado oscuro. Buffy va a instalarse en Bon Temps pero en su discurso pone a caldo a otra rubia a la que declara culpable del desastre nacional. Su nombre: Sookie Stackhouse. Ambas se enzarzan en una pelea de uñas, melenas rubias y patadas voladoras. Gana una rubia, seguro… pero lo veremos en la cuarta temporada.

IV) Bill es liberado por Pam y da sangre a Sookie, que al recuperase inmediatamente parte una silla con su rodilla y sale al exterior con una improvisada estaca en la mano. Hace diez volteretas de gimnasta rítmica y clava la estaca en el pecho de Russell. Va a clavar la estaca en el pecho de Eric también porque está desatada y despechada a partes iguales. El vikingo le mira pero está tan churruscado que a la rubia le da mucha pena y sólo le pone la mano para lanzarle unas chispistas de hada que le mandan dentro del local. Sookie está muy enfadada con Bill, Pam y Eric y les amenaza con airear sus trapos en el “Sálvame”. No quiere saber nada de ellos, bueno de Bill sí porque se dejó la depilady en su casa. 

La Reina de Lousiana, tras la muerte del Rey de Mississippi emapalado por un Miura con cabellera rubia, se queda como la viuda de EEUU. Decide dejarse barba y bigote pero al ser vampiresa no es posible. Heredera de un imperio... se ve más sola que una osa polar en la isla de “Lost” y con muy pocos ánimos de buscar consuelo en sus dos ex: Eric y Bill. Decide escribir sus memorias y llama a Anne Rice ante el espasmo y asombro de Charlaine Harris.

Sookie va a buscar a sus orígenes y en el cementerio observa la lápida de su abuelo. ¿Era tan putero? Se abre un portal a los mundos de Hadatha-Ruiz-de-la-Prada. Le explican que su abuelo era el hado de los bosques y que mandaba más que Bush y Blair juntos pero que, al igual que ellos, acabó siendo recibido en el bosque a zapatazos (de tacón de hada, lo peor, vamos) y a tomatazos (que en el bosque de las hadas son de diez kilos de peso cada uno, y eso que son los pequeñitos). Vamos, que está en paradero desconocido y no hay Lobatón en ese país multicolor. El abuelo era un poco putero pero eso no significa que la abuela de Sookie fuera una ramera sino que el abuelo sentó la cabeza con ella porque se enamoró y bla, bla, bla. Bueno, que al final no se sabe el abuelo muere y Sookie va a ver su lápida al cementerio y llega el momento bla, bla, bla y bla. Aparece Claudine y explica a Sookie que son familia y que bla, bla, bla y bla-bla. Le ofrece mudarse una temporada al país de los bosques a tomar si vermú de garrafa transparente y maravilloso y así se lo piensa... porque en el mundo mortal ha acabado como un colador repleta de bocados, des-compuesta y sin novio legal. Sookie hace un corte de mangas a todos y se despide para la próxima temporada donde promete secuencias lésbicas con hadas y enseñar su nuevo matojo radiante y multicolor.