Changes

El mundo está repleto de elecciones y nuestra existencia se limita a conjugarlas. Puede que el problema inicial sea que casi nunca se nos permite elegir el tiempo verbal y menos el verbo. Si uno tiene que esquivar machetes por motivos políticos, étnicos o religiosos desde su más tierna infancia o debe sobrevivir con comida lanzada desde un saco, de higos a brevas, por un avión a más de cuarenta kilómetros de distancia seguramente sus necesidades queden dirigidas a instintos básicos: ese niño nunca verá a Belén Esteban ni a Carmen Lomana, no ‘disfrutará’ de las expulsiones de “Gran Hermano” ni sabrá para qué sirve “La Noria” en su vertiente mediática. No necesitará ni internet ni TDT, mucho menos ver fútbol y los pelos de la nariz de Cristiano Ronaldo en alta definición y para nada saber el significado de facebook o twitter.

Sí, somos afortunados en un mundo de telebasura, virtualidad eréctil y social y mierda intranscendente digital… pero, ¿qué es acaso la vida sino una escalera de un gallinero? Sí, corta y llena de mierda.

La elecciones muchas veces y valga la anti-redundancia no son una elección. 

Pero cuando habitamos en un mundo civilizado aunque esclavista, tecnológico aunque primitivo y mortalmente estremecedor aunque sujeto con hilos invisibles a un sistema uno se limita a seguir el equilibrio de su universo personal. El mío fue movilizado con una yoya épica y monumental por una de las manos del destino en formato digipack y rayo celestial al microprocesador de mi ordenador. ¿Muerto el perro se acabó la rabia? En absoluto.

Mucha gente si se queda sin televisor y Carmen Lomana se mete en casa de la vecina en batín y sin depilar con tal de no perderse el evento irrepetible. Nuestra vida es así: corta, a nivel mental, y llena de mierda. No se hagan los cultos por abrir un libro porque seguramente sea un bestseller y lo forren con papel de un diario gratuito, ni se hagan los listos por escribir su vida en formato twitteado o saber cambiar de foto de perfil en el facebook. Seguramente tengan discos o canciones en formato mp3 de Bisbal y Bustamante y les palpite el corazón cada vez que sale Rosa en televisión.

Mi universo ahora mismo es pasajero pero cuando algo realmente insignificante como una vida virtual recibe un balazo uno, en vez de replantearse su existencia, se pone una chaleco antibalas y vuelve a la carga.

Hay cambios en mi vida y este blog, pese a la demagogia bastarda, seguirá en pie en un netbook o del gorroneo familiar. El relato de nuestra vida es así, como el nuevo chaleco de los dependientes de la fnac: corto, negro y más feo que un catálogo de pollas.

Les dejo con la traducción de un gran tema que cambió, en su momento, el universo musical. Es el principio que no tengo tiempo para más.

Chanjes (De David Bowi€)

(Traducción al español bastardo)

Aun no sé lo que estaba bastardeando

Y mi tiempo estaba corriendo como el reloj fake de Dior de la Lomana

Un millón de collejones y una salida

Todo el tiempo pensé que iba a ser fulana

Parecía que el gusto no era tan dulce (mmmmm)

Así que voltee a un cliente para hacerlo de frente

Pero nunca he usado

Ropa interior de imitación

Soy demasiado rápido para hacerme la prueba del embarazo

Cha-Cha-Chanjes (Volteo de nuevo al cliente y enfrento lo desconocido)

Cha-Cha-Chanjes

Quiero ser un hombre rico

Cha-Cha-Chanjes (Volteo de nuevo al cliente y enfrento lo desconocido)

Cha-Cha-Chanjes

Sólo tengo que ser un chapero diferente

Richard Gere y este blog me pueden venir a cambiar

Pero no puedo encontrar el tiempo (ni un ‘negro’ en condiciones)