Director: Quentin Dupieux
Francia/Rusia/EEUU
2013
Sinopsis (Página Oficial):
Los Ángeles 2014. Duke es un poli corrupto y melómano que trafica con hierba y aterroriza a los transeúntes. A su alrededor, en la comisaría, gravita una pandilla de personajes disfuncionales: un maniaco sexual, una poli chantajista, un cazador de tesoros de turbio pasado, un tuerto deforme que sueña con convertirse en estrella del techno… Sus vidas, llenas de pequeñas estrategias y patéticas artimañas, se complican cuando la última víctima de Duke, un vecino dado por muerto en su maletero, se despierta.
Finalmente entiendo, de acorde con la propia película, que la única manera de defender esta película es que los espectadores estamos es el infierno cinematográfico y que la solución pasa por morir o irse de fiesta. Me interesa mucho más aquello que cuenta Quentin Dupieux sobre “Wrong Cops” que la propia cinta en sí, como si el concepto superara al fondo y a la forma. Crear un universo que dé forma a un corto (“Wrong Cops: Chapter 1”) no es una novedad, aunque el director de “Rubber” quiere dotar de coherencia interna un mundo superado por el caos y la corrupción donde Marilyn Manson es la víctima y el poder (policial) el mayor de los peligros y temores. Si añadimos un grifo de un torrente musical como diálogo extra entre los personajes y avance narrativo, el concepto resulta interesante… aunque la proporción y forma rompan el equilibrio. “Wrong Cops” iba a germinarse a través de esa suma de capítulos y cortometrajes, a modo de serie y su plasmación final como largometraje nos remite a “Reno 911”, “Loca academia de policía” o “Super maderos”. Dupieux da la impresión de establecer su propia marca y universo en una parodia con un humor que nunca acaba de funcionar, como esas estructuras electrónicas tejidas por el absurdo.
El creador de Mr. Oizo desea ceder todo el terreno y focos a Mark Burnham, dotarle de una cadena de acontecimientos irracionales con personajes que siempre eligen el peor camino para todos sus actos. La premisa la establece el propio cortometraje y primer capítulo para que tenga que deshacerse de ese cadáver generando todo tipo de situaciones donde no falta lo soez y la música electrónica. Desconozco si la gracia está en no hacer gracia, en equivocarse con las peores decisiones formales para que el aspecto sea de fan-film e impostada Serie B. La cuestión es que “Wrong Cops” no promete ser ni una cinta de culto ni un estimulo pasajero para el más indie o moderno. Simplemente ver desfilar chistes sobre transexuales, homosexuales y todo tipo de minorías sociales y étnicas, provoca intentar descifrar hasta qué punto está preconcebido o es simple parte de la vorágine del momento.
Un tanto dispersa, la cinta nunca acaba de funcionar más allá de su proyecto inicial y esa suma episódica con aroma de cadáver exploitation. Posiblemente la cuestión esté en sus propios personajes, siempre en lugar equivocado. En resumen y según el discurso de la propia película, la única manera de escapar del infierno cinematográfico pasa por morir o irse de fiesta. Preferiblemente con música techno amateur.
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