Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso: Perdida y resumida en su título

“Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso”

Título original: “Alexander and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day”

Director: Miguel Arteta

EEUU

2014

Sinopsis (Oficial):

“Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso” cuenta las aventuras de Alexander, un niño de 11 años que vive el peor día de su corta vida. Una jornada que empieza con un chicle pegado en el pelo al que le sigue una calamidad tras otra. Alexander cuenta sus desgracias a su optimista familia, pero no le hacen mucho caso. Así que empieza a pensar que este tipo de cosas desagradables sólo le ocurren a él. Pero no tarda en comprender que no es el único, ya que su madre, su padre, su hermano y su hermana también vivirán un día horrible, espantoso, horroroso, un auténtico “mal día”. Así que el que diga que no existe un mal día es que no le ha tocado todavía

Crítica Bastarda:

Cuando se anunció la adaptación del libro infantil de Judith Viorst por parte de Miguel Arteta contando con Steve Carell y Jennifer Garner en el reparto muchos tuvimos esperanzas de encontrarnos con un film con encanto. Lamentablemente “Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso” se pierde y resume en su propio título a juzgar por las virulentas críticas a las que fue sometida. A Arteta le pasó algo parecido con “Convención en Cedar Rapids” donde revela sonrisas ante un mundo cruel y sin escrúpulos. Caso similar al de su producción para Walt Disney, que trata de perfilar un cuento optimista ante cualquier miedo generalizado e incluso infeccioso. El problema es simple y sencillo: “Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso” no llega al nivel de encanto del film que protagonizaban Ed Helms, John C. Reilly y Anne Heche. La cuestión pudiera ser incluso otra: ¿es una cinta tan terrible, horrible, espantosa y horrorosa? 

Puede que “Pequeña Miss Sunshine” hiciera tanto daño a los espectadores que busquemos una radiante película con espíritu indie que nos haga reír e incluso emocionarnos. Obviamente “Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso” no es esa película. El efecto mariposa de un chicle pegado en el pelo del protagonista provoca una reacción en cadena y que la mala suerte se cebe en los Cooper después de una maldición en plan Avada Kedavra, patrocinada por la Bruja Lola, los films de los ochenta de Tom Hanks y los Teletubbies. Con la familia Cooper sumida en una crisis de mala suerte por semejante tróspido deseo, llega ese día terrible, horrible, espantoso y, evidentemente, horroroso. ¿Nos han hecho un pedazo spoiler? ¿Queda algo que no nos hayan contando desde la elección de un gran flashback para presentar hasta a un gran caimán devorador esperando a la familia en plena puerta de su casa? ¿No han hecho demasiadas cosas prohibidas por las que perderían la custodia de los niños si el Defensor del Menor o Asuntos Sociales aparecieran por allí?

Miguel Arteta se ciñe a la comedia familiar y a los sueños de cada uno de sus miembros para ir generando humor… a base de tópicos que generaron un brutal y emergente odio en gran parte de la audiencia. Calificada como estúpida, monstruosidad, tontería cutre y bufonada, basura cinematográfica y con unos strippers australianos que causaron la huida de familias enteras en bandada como el canguro de la película antes de que aparecieran en pantalla los títulos de créditos. “Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso” es una película intrascendente pero tampoco tan terrible, horrible, espantosa y horrorosa aunque atraviesa un territorio demasiado previsible e incluso cursi… e incluso ciertamente peligroso: ¿de verdad que es un film Disney? ¿Australia nos salvará de la mala suerte cuando el caos se apodere de nuestras vidas? Al menos, hay que celebrar el infortunio y que la familia quede unida, dejando atrás cualquier acto de marginación. La propuesta ya estaba perdida y resumida en su título.

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