Locke: Mi otro yo

“Locke”

Director: Steven Knight

Reino Unido

2013

Sinopsis (Página Oficial):

«La diferencia entre una y ninguna oportunidad puede ser el mundo entero. Esa diferencia es la diferencia entre el bien y el mal». Ivan Locke (Tom Hardy) ha trabajado duro para construirse una buena vida. Esta noche esa vida se derrumbará a su alrededor. En la víspera de su mayor reto laboral, Ivan recibe una llamada telefónica que desencadena una serie de acontecimientos que le darán la vuelta a su familia, a su trabajo y hasta a su alma.

Crítica Bastarda:

2014 ha sido un año de estrenos atrasados en los que los protagonistas se transformaban en otro yo, abandonaban su crisálida humana para transformarse en un reflejo rumbo hacia una nueva vida e identidad. Ivan Locke (Tom Hardy) al igual que Em (Emily Baldoni) o Adam (Jake Gyllenhaal) va a someterse a una peculiar metamorfosis. El personaje que demostraba un cúmulo de responsabilidad, que resultaba ser completamente íntegro y leal, esconde un secreto. Steven Knight desea conceptuar su premisa («el hombre que huye») sobre un film de fugas en el que los elementos han sido eliminados para dejar simplemente al hombre y la carretera unidos por un automóvil. Estamos atrapados con Ivan Locke y somos sus rehenes aunque la policía nos adelante de pasada y no sintamos del todo esa velocidad terminal del vehículo.  Nos queda seguir sentados al lado de nuestro conductor y narrador. “Locke” es Ivan Locke y, por extensión, Tom Hardy. 

El hormigón es su religión, el orden y control sus consignas… pero todo hombre tropieza con una piedra y su sentido de la responsabilidad se evapora. Hay parcelas de humor, emoción y sentido de esa duplicidad. Ivan Locke ha dejado de ser Ivan Locke y se despide del hombre que una vez fue. Es el comienzo de un camino y destino y Steven Knight desea apartarse de cualquier efectismo, no ceder ante un cúmulo de giros de guión y someter a su personaje a ese viaje y trayecto hacia un nuevo ser. El suspense es, por lo tanto, el drama, el drama de nacer y morir.  La imagen de Ivan Locke se desvanece, ya no es ese hombre que conocido por su integridad laboral y familiar, por ser un auténtico maniático de su trabajo y la seguridad… sino que ese Ivan se desplaza a otro lugar y entidad. Las llamadas son su despedida de ese mundo, un último trabajo coordinado desde ese coche que le separará seguramente de su mujer e hijo para siempre. Le espera otra ‘familia’ al final de su camino y ese suspense del nacimiento de su otro vástago, en realidad, esconde el suyo propio. “Locke” ciertamente es una crisálida del personaje, ese paso antes de la metamorfosis. En nosotros queda la función de imaginarnos su nueva forma y presencia, en conocer a ese otro yo de Ivan que se refleja fuera de la pantalla. 

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