“Invencible”
Título original: “Unbroken”
Director: Angelina Jolie
EEUU
2014
Sinopsis (Página Oficial):
La oscarizada Angelina Jolie dirige y produce “Invencible (Unbroken)”, un drama épico que narra la increíble vida del atleta olímpico y héroe de guerra Louis “Louie” Zamperini (Jack O’Connell), que, tras un accidente aéreo durante la Segunda Guerra Mundial, sobrevivió 47 días en una balsa junto a otros dos miembros de la tripulación de su bombardero antes de ser capturados por la marina japonesa y enviados a un campo de prisioneros. Adaptada a partir de la exitosa novela Invencible, de Laura Hillenbrand, “Invencible (Unbroken)” plasma en la gran pantalla la insólita e inspiradora vida de Zamperini, una historia real sobre el increíble coraje del espíritu humano.
La historia del film dirigido por Angelina Jolie comienza en un prólogo en que figuraba ser una de las favoritas de los Oscars por parte de los expertos gurús, que nunca se equivocan, en tiempos antes de Venecia o Toronto. “Invencible” parecía, efectivamente, invencible en aquel entonces… sobre el papel, sobre ese prólogo que dictaba su propia y venidera historia… hasta que se estrenó y sus opciones se diluyeron. Desde el capítulo uno hasta el epílogo. Por mucho que nos repitiesen que «Quién lucha sin descanso triunfa» o «Si te esfuerzas más ganarás a los demás» el recital de tópicos era incluso hiriente. Su historia ya estaba escrita y era precisamente no hacer ningún tipo de historia. Con sólo decir que un italiano no tarda en exclamar al cielo un «Porca Miseria» en el primer acto de película… Esa doblez y paso fulminante de páginas (y planos) esa historia sin historia fue utilizada por muchos para destruir a Angelina Jolie en sus esfuerzos de ser directora de cine. No he visto “En tierra de sangre y miel”, así que tampoco puede comparar o trazar una línea de evolución, pero sí puedo confirmar el dato: la ‘cineasta’ tiene proyectos en 2015 y 2016 protagonizados por ella misma y su esposo. ¿Brangelina al poder?
Tras muchos años de estrés post-traumático, Louie cumplió su promesa de servir a Dios, por haberle salvado la vida.
Vayamos al presente, a esas diluidas páginas sobre el triunfo sin ninguna clase ni triunfo. El sufrido protagonista no cree en sí mismo aunque pudiéramos resumir “Invencible” como la historia de una fruta receta de cocina italiana. Por mucho que nos digan que hay que tener cuidado con lo que uno desea, el film se sumerge en un discurso sobre la supervivencia como mayor acto que justifica e incluso propone un extraño sentido de la venganza en una guerra, dotando de sentimiento el ya recitado y mascado «Quién lucha sin descanso triunfa». Pero “Invencible” es una película sobre comida y chantajes gastronómicos que hasta cae en la comedia involuntaria con un plagio al sketch mítico y memorable de “Aterriza como puedas”. Vamos a tener un villano que bien pudiera haber sido parido de una Chuck Norris y la epopeya de supervivencia de un protagonista que promete a Dios mantener su fe y creencia en él en medio de su naufragio existencial y físico. Esa otra película es prácticamente inexistente salvo en algunas líneas de guión («Si ganamos estamos muertos. Entonces, ¿para qué tenemos que rezar?), dejando cierta sensación de ineficacia en el discurso. ¿Qué clase de película quería plasmar Jolie? ¿Por qué nos hacen hincapié en el epílogo y créditos sobre la propia fe y promesa del protagonista si previamente no habían articulado la narración sobre la misma? ¿Dónde estaba esa otra película inexistente sobre la fe que nos perdimos?
Zamperini fue de esprines finales pero a “Invencible” le falta ya demasiado aire en su recta final. El triunfo del protagonista es sobrevivir y revelar su fuerza a su antagonista, ese sádico torturador que no desea ser mirado. Su historia pasa por su rebelde adolescencia, su motivación para correr y transformarse en una promesa de los Juegos Olímpicos y ver truncados sus sueños por la II Guerra Mundial. Su naufragio bien pudiera ser la propia película, rodeado de tiburones, viendo pasar esos 47 días de incertidumbre. De ese acto de supervivencia pasamos a otro más oscuro, teniendo que subsistir en un campo de prisioneros a las torturas y humillaciones psicológicas de su verdugo, ‘El Pájaro’. Rendirse hubiera sido sencillo pero Angelina Jolie desea revelarnos que en su propia sangre estaba ese carácter invencible. Nadie podía romper y quebrar su alma. ¿Nadie? ¿No lo hizo Dios? Realmente la fe si venció a Zamperini y el cristianismo se convirtió en su leitmotiv existencial, perdonando a todos sus atroces torturados… pero precisamente ‘El Pájaro’ no quiso ni verle. He ahí el triunfo y victoria de aquel «no me mires», de la supervivencia amparada en el recurrente cliché «Quién lucha sin descanso triunfa». Zamperini luchó sin descanso por vivir, encontró en el perdón el camino de la venganza y halló los extraños caminos del señor por hacer su sueño realidad. Al final ‘corrió’ en Japón en las Olimpiadas y murió el mismo año en el que se estrenaba en cines su obra y milagros. Una rara combinación de supervivencia entre la comedia involuntaria de la vida y las omisiones de la directora por contarla. Y es que Angelina Jolie no se aplicó, por su no-triunfo, su propia moraleja: «Quién lucha sin descanso triunfa».
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