sábado, 6 de octubre de 2018

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Babadook: Creepypasta dentro de otro creepypasta

“Babadook”
Director: Jennifer Kent
Australia / Canadá
2014

Sinopsis (Página Oficial):

Seis años después de la violenta muerte de su marido, Amelia (Essie Davis) continúa perdida intentando educar a Samuel (Noah Wiseman), su hijo de seis años, que vive aterrorizado por un monstruo que se le aparece en sueños y amenaza con matarlos. Cuando un inquietante libro de cuentos llamado Sr. Babadook aparece en su casa, Samuel se muestra convencido de que el Babadook es la criatura sobre la que ha estado soñando. Cuando sus alucinaciones entran en una espiral fuera de control, se vuelve impredecible y violento. Amelia, muy asustada por el comportamiento de su hijo, se ve forzada a medicarlo. Pero cuando comienza a vislumbrar una presencia siniestra a su alrededor, Amelia poco a poco se da cuenta de que aquello sobre lo que Samuel la ha estado advirtiendo puede ser real…

Crítica Bastarda

El nuevo cine de terror de culto se viste de dobles (o triples) lecturas y se aleja de ese concepto de crear incomodidad al espectador a base de mecanismos prototípicos como sustos a golpe de subida de decibelios o desarrollar un macabro y sanguinario morbo por la grima. “Babadook”, por lo tanto, forma parte de esa terna de films de culto como It Follows o La bruja que no tratan de dar miedo sino que el público debata sobre los miedos de sus personajes y, por extensión, de la sociedad que la conforman. Esa materialización de tramas y conflictos nos arrastra a la historia de un extraño libro que despierta todo tipo de oscuras fábulas y fantasías. El poder de la imaginación hace el resto en la propuesta de Jennifer Kent y un niño —eje del género sobrenatural por excelencia— nos tiende la mano hacia una amenaza que va a aterrorizarlo. La idea es que el recuerdo paternal genere una metáfora en la que Amelia es transportada a enfrentarse con los demonios de su pasado y esa figura ausente que ya es una ‘sombra’. El terror, de ese modo, se dibuja como una oscuridad sobre ese lienzo blanco que plantea las hojas de un libro o la pantalla cinematográfica. 


Las tensiones se van a ir acumulando hasta hacer irrespirable el drama interior de esa familia rota y quebrada, originando en la puesta en escena un brillante giro psicológico y existencial. He aquí un cuento de terror que admite numerosas lecturas y que, por el contrario, nos lleva a ese territorio de un nuevo cine de género que no necesita la devoción popular para resultar imperecedero. Jennifer Kent, sin darse cuenta, transformó lo sombrío y macabro en guiño kitsch dentro de la cultura popular. Cierto es que habitan muchas conexiones cinéfilas en la obra pero nadie podría haber imaginado que Babadook se convertiría en un icono del orgullo gay. Cuentan que todo fue debido a un error en el catálogo de Netflix y, en tiempos de viralidad virtual, es despiste fue recogido como un meme popular para la posteridad. Ya sea como un creepypasta dentro de otro creepypasta, el film de Jennifer Kent supuso un acto de reivindicación LGBT (Lesbianas, Gays, Babadook, Transgénero) y de esos iconos del cine de terror. ¿No hay mayor represión que la de un monstruo que no ha salido del ‘sótano’? En realidad, la cinta nos habla sobre la necesidad de salir del armario, ser drama queens y lucir sombreros. ¿O no algo más gay que eso y un remake protagonizado por RuPaul interpretando todos los papeles?

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