No es que vaya a ser la primera serie limitada que es cancelada pero nos conocemos el juego de ratings y cadenas. Si una supuesta ‘miniserie’ funciona, crece y es alargada hasta donde determine la audiencia. Ergo, ¿la audiencia siempre tiene la razón? No, simplemente dictamina y manda pero no tiene esa conciencia muchas veces necesaria para determinar la calidad de un producto. Sobre todo en la televisión generalista. Si el público tuviera siempre la razón podíamos afirmar que “Hannibal”, “Community” o “The Americans” —por poner tres ejemplos actuales— son propuestas mediocres porque no han conseguido atraer al gran público. Todo lo contrario, el problema de “Agent Carter” ha sido el mismo que el de la actual y gran “Agents of Shield”: no ha sido capaz de gestionar el éxito del Universo Marvel a nivel cinematográfico con el televisivo. “Marvel Los Vengadores: La era del Ultrón” va a ser uno de los blockbusters más virales y esperados del 2015 pero las series de la franquicia no despiertan la misma pasión. El quinto capítulo de la propuesta de ABC al servicio de Peggy Carter, titulado “The Iron Ceiling”, ha hecho los deberes y es momento de repasarlo.
El show quiere presentar a los villanos y esa antagonista femenina de nuestra heroína. El SSR son los buenos y Leviathan (y los nazis de Hydra) los malos. Fin de la cita. Viajamos a 1397 a Rusia para que nos sea presentada esa academia de jóvenes señoritas que duermen en sus camas esposadas, asisten a ver “Blancanieves” para practicar su inglés y olvidan su amistad compartiendo desayuno por la mañana y asesinándose en pleno combate cuerpo a cuerpo por la tarde. En el actual Nueva York de 1946 sabemos que Dottie, la nueva ‘vecina’ asesina, es esa niña que nunca pudo acabar entero su desayuno. ¿Los remordimientos por romper tantos cuellos? Dottie va a hacerse fácilmente con las llaves del apartamento de Carter y empatizar con ella como nuevo objetivo. ¿La diferencia? Peggy no quiere ese desayuno envenenado con un enfrentamiento entre ambas a muerte ni tampoco desea saber nada de Jarvis tras su ‘traición’ para utilizarla por orden de Howard Stark como vehículo de conseguir la sangre del Capitán América. Peggy tiene otro problema que le recuerda Jarvis: sus colegas (y hombres) nunca le darán una oportunidad. En realidad, “The Iron Ceiling” es esa oportunidad para reivindicarse en el SSR.
Peggy decodifica rápidamente el mensaje de la máquina de escribir misteriosa y revela a Roger Dooley sus recursos. Peggy identifica unas coordenadas y un mensaje dando un lugar y día para un intercambio entre Leviathan y Howard Stark. Es una trampa y todos parecen saberlo pero van a tener que ir de misión a Rusia (partiendo de Polonia) y Peggy no quiere perderse la cita, forzando mediante sus contactos con el regimiento 107 —que conoce el terreno mejor que nadie— su marcha con el Agente Thompson. Los guionistas van a utiliza el vestuario de los hombres para que Sousa vea dos cicatrices en el hombro de Peggy y vaya consolidando las sospechas de esa rubia que fue morena y que, finalmente, es su propia compañera. En el viaje vamos a tener un desarrollo de un personaje demasiado estereotipado como Thompson, conociendo su pasado y que ese héroe con la Cruz de la Marina esconde una historia más oscura y menos agradable. En Japón se topó con seis japoneses colándose en su campamento y acabó con ellos. Más tarde confesará que esos soldados iban allí a rendirse… Peggy se reencontrará con los Comandos Aulladores dirigidos por Dum Dum Dugan y los agentes del SSR se van a dar cuenta de que Peggy es una heroína a la que había subestimado por culpa de su machismo y prejuicios.
Bourbon Vs. Vodka aparte, el equipo sabe que Leviathan está tratando de atraerlos hacia una trampa y su destino es esa academia de jóvenes señoritas que vimos en el prólogo del episodio… Se toparan precisamente con una de esas niñas que bien pudieran haber salido de un ‘Directorio S’ de “The Americans” pasadas por el filtro de “Salt” con Angelina Jolie. Dugan verá cómo se las gasta la mocosa ninja y Juniper morirá en el enfrentamiento. Cambiando de continente, el agente Dooley sigue obsesionado con la batalla de Finau en la que murieron 247 rusos y descubrirá que la historia varía dependiendo del narrador. ¿De verdad que Stark se peleó con el general McGuinness y desencadenó su renuncia al cortar lazos y contratos multimillonarios con el ejército por la paliza recibida? Howard Stark es aquel que tiene la respuesta y Jarvis facilita un contacto a Dooley que empieza a oler a gran conspiración. En Rusia y tras muchos problemas rescatan a un par de prisioneros de Leviathan que explicarán el plan de los villanos: se hicieron con algunos de los planes de Stark en el mercado negro y quieren construir uno de esos inventos satánicos. Uno de los científicos se llama Nikolai… ¿Les suena el nombre? Realmente aquí se presenta la inocencia de Stark y la muerte de un loco Nikolai que morirá a manos de su ex compañero de celda. Tras un ataque de pánico y con Thompson en estado catatónico, Peggy toma el control mientras Dugan consigue reventar una pared ofreciendo una vía de escape al equipo y con una huida de la propia Carter que deja clara sus capacidades. Peggy se marcha a Nueva York declinando la oferta de Dugan de ficharla mientras que el médico parte con el SSR para luchar contra Leviathan. Peggy finalmente es aceptada por su jefe y compañeros mientras que su problema es la gran sospecha de Sousa que sabe ya quién es la misteriosa mujer que perseguía. Dottie también tiene fotos de las invenciones de Stark robadas del apartamento de Peggy. En “A Sin to Err” (1x06) sabemos que va comenzar a estallar todo…
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