Mr. Robot se ha convertido en mi dios y, como todos los dioses, su locura te aprisiona.
“eps2.1_k3rnel-pan1c.ksd”, tercer episodio de la segunda temporada de “Mr. Robot” ha llegado para ir posicionando algunos frentes en todas las jugadas argumentales que maneja Sam Esmail, introduciendo ya definitivamente tanto a los nuevos personajes como dotando de sentido el espectro del mítico lugar donde se reunió fsociety en la primera entrega y materializó su plan para cambiar (y salvar) el mundo. Esos recreativos de Coney Island, donde la pérdida de la ‘U’ y la ‘N’ en Fun Society daban nombre a ese grupo de hackers activistas, nos va a ser contada mediante un flashback que podría ser un homenaje al estilo de Quentin Tarantino. Se trata de la carta de presentación pero, al mismo tiempo, desea reivindicar que incluso los misterios más simples de la serie pueden ser parte de ese conglomerado de teorías que circulan por la red. ¿Esa leyenda negra contada y narrada por Romero nos transporta a un lugar maldito que no desentonaría en una temporada de “American Horror Story”? ¿Es Mobley el siguiente de la lista negra en la onda “Destino final”? Sea como fuera, todo aquel que está ligado a aquel espacio que fue un ‘Freak Show’ (y santuario de enanos) allá por 1924 está condenado a la fatalidad. Ya en aquel entonces el gran éxito del negocio finalizó en el mismo momento en el que su propietario masacró a su familia una mañana de Navidad y se suicidó. En los 60 fue comprado para convertirlo en un centro de juegos hasta que su propietaria murió en un accidente absurdo al caer de mala manera del taburete del bar donde se encontraba ebria y atravesar su cuello un taco de billar. Y al comienzo del siglo XXI llegamos a ‘Fun Society Amusement’ y ese centro clásico de juegos que conllevó que un hermano gemelo asesinara a su padre y propietario para conseguir venderlo y resbalara y cayera por una ventana de un vigésimo piso con el retroceso del arma. El hermano superviviente y propietario del arma homicida fue arrestado y condenado por el doble asesinato siendo el compañero de celda de Romero y le dio las llaves del lugar para prender fuego a ese espacio embrujado… que todavía sigue en pie y que desencadenó el mayor apocalipsis financiero de la era contemporánea. ¿Y cuál es el problema? Que Romero va a aparecer muerto en extrañas circunstancias y la agente del FBI Dominique DiPierro va atar cabos sueltos hasta ese lugar que en su propio letrero anuncia la propia idiotez y ceguera del mundo moderno. No se hagan pajas mentales porque todo está enfrente de ustedes, parece decirnos la serie. ¿Qué más ha ocurrido en “eps2.1_k3rnel-pan1c.ksd”? ¿Logró Elliot Alderson vencer a Mr. Robot? ¿Qué planes inmediatos tiene fsociety tras la muerte de Romero? ¿Cómo afectará a todos el asesinato de Gideon Goddard? ¿Y qué se cuece en ‘Evil Corp’ y en la vida de Angela Moss? Repasemos el episodio.
De una esencia introductoria tarantiniana a ritmo de Dusty Springfield pasamos al influjo de David Lynch y la lucha de subconsciente establecida entre Mr. Robot y Elliot por el control de la mente. ¿Quién es el dueño de quién? ¿Realmente podemos fiarnos de que Tyrell Wellick es esa voz al otro lado del teléfono? Elliot tiene otra preocupación inmediata que pasa por lidiar con los remordimientos por el asesinato de Gideon y deshacerse de Mr. Robot en el proceso. Las drogas son la única vía para escapar y la indigesta masiva de Adderall le lleva a un territorio condenado a un ‘(Internal) Fatal Error’. Sam Esmail aprovecha tanto para construir ese gran espectáculo audiovisual que es “Mr. Robot”, con piezas como ‘Opening’ de Philip Glass, como para mezclar ciertas secuencias alucinatorias donde Mr. Robot trata de hacer vomitar a Elliot esas pastillas con la capacidad de ‘desactivarlo’ y restar su poder. Pensemos en que nuestro protagonista está tan determinado a acabar con su álter ego que es capaz de rebuscar entre su propio vómito para tragarse su chute y dosis para pasar a otro plano. Ray, tal vez, tenga las respuestas respecto al control, al señalarlo como un concepto «tan real como un unicornio de una pata orinando al final de un arcoíris doble». Y las intenciones es que veamos que Ray y Elliot no están tan alejados de la manera que han desarrollado psicológicamente la ausencia de sus seres queridos, aunque Mr. Robot venga de la mano de un dañado cerebro desde su infancia con un profundo trastorno disociativo generado desde entonces. Pero la jugada maestra de Esmail es trazar una línea que conecta la religión —o cualquier ideología— con la mente de Elliot y el poder que le puede ser concedido a un ‘amigo imaginario’ con el que ‘hablamos’ o al que enfocamos nuestras necesidades y creencias. Elliot necesitaba disolverse en un mundo programado o alimentado por una fantasía química para darse cuenta que ha estado enfocando incorrectamente su lucha contra Mr. Robot.
Tal vez todos vamos tropezándonos con las preguntas correctas a las respuestas equivocadas. O con las respuestas correctas a las preguntas equivocadas… No importa a dónde vayas o de dónde vengas, siempre y cuando continúes tropezándote.
El viaje de Elliot en “eps2.1_k3rnel-pan1c.ksd” nos lleva a ese sentimiento funesto, que envuelve su ser por los remordimientos, para pasar a una farsa y representación que ha decidido vivir… hasta que aparece ese ‘Kernel Data Inpage Error’ que provoca su despertar, en el que su voz propia a interior se exterioriza para revelar tanto a otros como a sí mismo que viven atrapados en una mentira que alimentan día a día, hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo…
(Dios puede ayudarte) ¿Eso es lo que hace Dios? ¿Ayuda? Dime, ¿por qué Dios no ayudó a mi amigo inocente, que murió sin razón, mientras el culpable anda libre por ahí? Olvidemos las excepciones. ¿Por qué no hablamos de las innumerables guerras que han sido declaradas en su nombre? Olvidémonos de los asesinatos aleatorios e insignificantes un momento, ¿de acuerdo? ¿Qué tal la sopa racista, sexista y de miedo en la que nos ahogamos por su causa? Y no solo hablo de Jesús sino de todas las religiones, de los grupos exclusivos que fueron creados para controlar, un traficante que hace que la gente se haga adicta de la droga de la esperanza, sus devotos no son más que adictos con hambre de porquería para seguir con su dopamina de ignorancia, adictos con el temor de creer en la verdad de que el orden no existe; el poder no existe. Todas las religiones son gusanos mentales que metastatizan con el fin de dividirnos para que sea más fácil manipularnos por parte de los charlatanes que quieren controlarnos. Para ellos solo somos fanáticos que pagan una tarifa para ver sus mediocres obras de ciencia ficción. Yo no obedezco a mi amigo imaginario, ¿por qué narices tengo que escuchar al de ustedes? La gente piensa que su adoración es la clave de la felicidad. Ese es su truco para poseerlos. Ni yo estoy tan loco para creer esa distorsión de la realidad. Así que le jodan a Dios.
Por parte de Angela Moss pudiéramos encontrarnos ante una revisión corporativa de “Alicia en el país de las maravillas”, quedando atrapada en ese nuevo universo donde Phillip Price es la Reina de Corazones y el precio del éxito empresarial es tan elevado como sumamente perturbador. ¿Hasta qué punto Angela puede hundir sus sentimientos en cintas de autoayuda y repeticiones vertidas sobre a sí misma para aniquilar el daño que pueda producir a familias inocentes? ¿He ahí una alegoría del alma humana o de la presentación de Price como un gran diablo que desea conceder la venganza personal a su nueva pupila? ¿Nuestra esencia es sentir emociones si abandonamos esa senda dejamos de ser seres humanos? La ambigüedad de la extraña proposición de Price de dar en bandeja de plata la cabeza de dos de los hombres, que cubrieron la fuga de ‘Evil Corp’ que provocó la muerte de su padre, está rodeada de una cena conjunta en la que los enemigos han de estar lo más cerca posible antes de ser destruidos. Todo tiene consecuencias y la decisión de Angela se une a ese halo de suspense de la serie junto al retrato de Price alrededor de mapas satíricos y esa portada de periódico con el asesinato de Francisco Fernando de Austria o, lo que es lo mismo, la fascinación de cómo un hombre pudo cambiar al mundo entero con una única bala… ¿Y cuál es la bala de Angela? ¿Y la de Tyrell Wellick o Mr. Robot… o ambos ya dispararon la que poseían al final de la pasada entrega? Si bien esta temporada trata sobre el control, el problema para los personajes principales es que Sam Esmail ha ideado varios terremotos para que nadie esté a salvo del caos. El asesinato (?) de Romero va a despertar un ataque de pánico en Mobley y Trenton, provocando que Darlene tenga que hacer una visita inminente a su hermano… Y es que recuerden que Mr. Robot ya puso una pistola en la cabeza de Romero aunque su muerte pudiera entrar dentro de una rocambolesca catástrofe parte de esa maldición de los recreativos y antiguo ‘Freak Show’ que sigue reclutando víctimas. ¿Nos explicarán en algún momento cómo perdió el rótulo su ‘U’ y ‘N’? ¿Conseguirá DiPierro ir atacando piezas a base de insomnio, cafés, televisión basura, cibersexo con desconocidos, maquillaje, internet sensacionalista y liar porros a viejas con cataratas? De momento, “eps2.1_k3rnel-pan1c.ksd” se ciñe al manual de alucinaciones, paranoia y discursos filosóficos y trascendentales para introducir el misterio sobre nuevos personajes como Ray sin que sepamos si es real, otra nueva personalidad de Elliot, si esa máquina de diálisis es parte de un decorado o conectada a su psique, o, finalmente, un mafioso o ‘fixer’ contratado por alguien poderoso. Aquello que nos queda claro es que Ray necesita los conocimientos de programador de Elliot y lo va a traer de vuelta… junto a Mr. Robot. La serie de USA Network siempre ha jugado bien con los fantasmas del misterio y conexiones, como ese Heisenberg que se marca Mr. Robot para controlar la mente de Elliot o esa mezcla de las niñas de “El resplandor” con las máscaras de fsociety, pero en realidad el espectro es claramente sociopolítico y en “eps2.1_k3rnel-pan1c.ksd” se centra en esas balas que pueden cambiar el mundo… Como aquella recibida por Gideon Goddard o aquella propinada sobre la cabeza de Romero… Como esos fallos de kernel (Kernel Panic) que han sucedido en la historia de la humanidad y que la propuesta se encarga de evocarnos. Continuará…
APUNTE BASTARDO: ¿Y el cameo de Anthony Laciura, conocido por interpretar al mayordomo de Nucky Thompson en “Boardwalk Empire”, tiene un sentido más allá de haber perdido su mente y dinero?
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Alexa quién hizo el mejor review de Mr Robot?
ResponderEliminarMaldito bastardo.
entonces la escena del secuestro y tortura es imaginaria y la provoca Mr. Robot para que vomite?
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