lunes, 4 de julio de 2016

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Thirteen: Cuando la sociedad trata a las víctimas como cómplices y criminales…

Miniserie de TV
“Thirteen”
Reino Unido
2016

Sinopsis (Página Oficial):

La miniserie sigue a Ivy Moxam (Jodie Comer) el día en que se escapa del sótano que ha sido su prisión durante los últimos 13 años. Es el día en que va a regresar a su casa, a su familia, a su vida… pero ese reencuentro es sólo el principio. La familia Moxam había perdido toda esperanza antes de que su ser querido se metiera de nuevo y de repente en sus vidas, y ahora lucharán para poner las piezas juntas de nuevo. Su madre Christina (Natasha Little) insiste a su marido Angus (Stuart Graham) que deje a su novia y vuelva al hogar de la familia ―sin decir ni una sola palabra a Ivy de su separación, su crisis, y todo lo demás que ha pasado desde su desaparición―. El foco se desplaza también a su otra hija, Emma (Katherine Rose Morley) y su inminente boda con Craig Watts (Joe Layton) al regreso de Ivy. Incluso después de escapar de su secuestrador y volviendo a su familia, Ivy todavía parece que no puede encontrar la paz o un sentido de seguridad; la policía le informa que su captor eludió su detención y está fugado y en paradero desconocido. Asignados al caso y a la tarea de protección de Ivy se encuentran el Detective Inspector Elliott Carne (Richard Rankin) y la Detective Sargento Lisa Merchant (Valene Kane). El dúo es mordaz y comparte una estrecha relación que de vez en cuando cruza la línea de la amistad, que goza mucho más Merchant que Carne. Su relación se pone a prueba cuando se encuentran completamente absorbidos con la protección de Ivy. Ivy es la única persona que conoce y entiende a su secuestrador y que puede ayudar a Carne y a Merchant a atraparlo. Mientras las pistas se enfrían, la policía comienza a sospechar que Ivy no les está diciendo toda la verdad. Al mismo tiempo que ella lucha para conservar su cordura, las dudas sobre todo lo que ocurrió comienzan a tomar forma debido a las incoherencias de su declaración, los errores y sus mentiras descaradas. ¿Qué fue realmente lo que sucedió en ese sótano? ¿Dónde está su secuestrador? ¿Se puede confiar realmente en Ivy? Todo el mundo quiere desenredar ese misterio que es Ivy Moxam, pero cuando narradores son poco fiables, las verdades son ocultadas y cuando todo el mundo tiene sus propias prioridades, no va a resultar una tarea sencilla. 

Crítica Bastarda:

Soy Ivy Moxam. Fui secuestrada hace 13 años. Acabo de escapar. Por favor ayúdenme.

“Thirteen” ha llegado en una época en la que su premisa puede recordar sospechosamente ―y por algunos momentos― a la trama de Camille Séguret en “Les Revenants” y con La habitación de Lenny Abrahamson marcando los tiempos y las distancias ―en lo que originalidad y calidad se refiere― respecto a los secuestros y desapariciones. La miniserie creada por Marnie Dickens quiere oscilar entre el regreso a la normalidad por parte de Ivy Moxam (Jodie Comer) y todo el entramado de suspense respecto a su secuestro y escape de esa casa de los horrores. En realidad, nuestra protagonista parece torturada por las secuelas de su forzoso encierro sin poder identificar inicialmente a su captor y tratando de encajar en ese nuevo mundo que se formó desde su ausencia 13 años después. Desde el arranque de “Thirteen” ya comienzan aflorar ciertas dudas al otro lado de la pantalla. ¿Es Ivy aquella quien dice ser? ¿Y cómo logró escapar de esa casa y correr hasta una cabina telefónica? ¿Hay algo que esconde a los investigadores y a su propia familia? En tiempos en los que Broadchurch creó escuela en materia televisiva, la producción de BBC llega para que Jodie Comer revele todo su potencial como actriz y nos sumerja en los difusos planteamientos del regreso de su personaje, escudándose en esas características prendas como una ‘protectora’ chaqueta de punto. Atrapada al mismo tiempo entre estereotipos y clichés de los dramas criminales, “Thirteen” desea bascular esos dos frentes emocionales alrededor de su protagonista sumando otro secuestro de otra joven por la misma mente criminal, siendo fundamental Ivy para identificar, dar caza a su captor y romper ese enfermizo vínculo que subyuga a la heroína.


En la serie de BBC tenemos otro punto de vista más oscuro para un secuestro, ya que todo el mundo duda de Ivy debido a que no es la primera llamada falsa de una mujer que se identifica como aquella joven que fue raptada 13 años atrás. Ese matiz va creciendo como una gran bola de nieve ya que es la propia víctima aquella que es constantemente cuestionada y desacreditarla por los investigadores debido a las difusas declaraciones de su relato inicial. Incluso su familia se encuentra rota y trata de vivir dentro de una falsa alrededor de su regreso, condenado más si cabe a la protagonista a experimentar réplicas de su encierro. En “Thirteen” nada es lo que parece e Ivy pudiera estar operando bajo el síndrome de Estocolmo tras haber repetido su secuestrador el mismo crimen con otra joven y haber dejado a su anterior víctima a su suerte… o, tal vez y como señala la detective Lisa Merchant, no haya acabado todavía con ella… En los primeros compases de la miniserie el conjunto se centra sobre la caída a los infiernos personales, traumáticos y familiares de Ivy, que comprueba que todo ha cambiado y que incluso su ex pareja y primer amor ya ha reconstruido su vida conduciendo a la protagonista a la más absoluta desesperación. Interesa ese concepto en el que nadie identifica inicialmente a Ivy como aquella adolescente que desapareció sin dejar rastro, como si el mundo hubiera aceptado su ausencia como definitiva y nunca pensara que pudiera reaparecer en sus vidas. También se intensifica ese concepto con la desaparición de esa niña tratando muchas veces el resto de personajes a Ivy como una cómplice de su captor y no como una víctima a tal fin. Posiblemente “Thirteen” funcione mejor sobre el papel y esa idea de una sociedad relativista que condena a las víctimas y justifica las acciones de sus verdugos, entablando al mismo tiempo una conexión de sus protagonistas sobre esa réplica que propicia un nuevo secuestro, como si el pasado ya hubiera quedado enterrado y únicamente importara el destino de esa nueva pequeña que representa el futuro de todos ellos.


AVISO SPOILERS sobre el final de “Thirteen”. La investigación va a ir generando obviamente las dinámicas pertinentes para generar suspense y dejarnos ante un reencuentro de Ivy con su secuestrador (Mark White) tras liberar en un centro comercial a la pequeña Phoebe Tarl. Mark tiempo atrás no dudo en asesinar a su hermano y su vinculación con Allison (como llama a Ivy) es ya parte de una enfermiza obsesión. Interesa que todo el tratamiento psicológico de la relación entre Ivy y Mark para que seamos testigos de todo lo que tuvo que padecer a merced de su captor, conduciéndola a una manipulación absoluta y total en distintas pruebas con sus correspondientes castigos y recompensas. Ivy tendrá que revivir el horror sin que sepamos en la vulnerabilidad de su rostro si realmente ha despertado en su interior o ha caído definitivamente de nuevo en su pesadilla y esta vez ya no podrá volver a despertar. El planteamiento argumental también es que su familia y amigos tengan que hacer aquello que no realizaron hace 13 años, que busquen desesperadamente a Ivy hasta las últimas consecuencias. Incluso el accidente de coche que sufren los detectives, mientras trataban de perseguir a Mark White, respalda ese componente catártico sobre el desenlace y nuevo secuestro de Ivy para todos los involucrados. Es momento de despertar de esa pesadilla en la que todos cometieron errores y precisamente hasta que Ivy, reciclando alguna instantánea de La piel que habito, encare todas las torturas que soportó durante esos 13 insoportables y largos años. Descubriremos que incluso Ivy y Mark tuvieron un bebé, que murió hace 3 años y medio, y en ese momento nuestra heroína comenzará a revelar toda (y la más absoluta) verdad mientras apunta con un arma de fuego a su captor… Un arma de fuego que, en realidad, siempre estuvo descargada. Al final, la pequeña Phoebe tomará el relevo y será aquella que dé alguna pista del lugar donde estuvo secuestrada, pero aquí “Thirteen” no quiere sumergirse en ese thriller prototípico en el que la doncella será rescatada por el detective (que bastante está ocupado con su compañera y amante hospitalizada), dando a entender que la parte criminal de investigación fue en todo momento un macguffin. La idea siempre fue que Ivy escape y repliegue la secuencia inaugural a la del cierre, que logre huir del dormitorio de su captor y salir de la casa que él había incendiado como pira funeraria de ambos. El escape se realizará en el último momento mientras la casa explota y las sirenas de policía suenan, mientras su familia llega para abrazar a la ya liberada víctima que ha superado su conflicto y dejado atrás ese oscuro influjo que la tuvo atada y subyugada 13 años. Y, de este modo, todo concluye de una manera un tanto precipitada sin dejarnos un respiro para asimilar la nueva condición de libertad de la protagonista. ¿Consistía la miniserie en eso?

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