No, estas… estas mujeres están dañadas, están locas y solas. Tienen que herir a la gente y manipularla para sentirse mejor con ellas mismas.
Bienvenidos al controvertido y cuestionado universo catódico que plantea la serie creada por Marti Noxon y Sarah Gertrude Shapiro y que supuso una de las sorpresas de la temporada televisiva de 2015. En esta segunda entrega nos vamos directos al enfrentamiento entre los dos pesos pesados de la serie y grandes bitches sibilinas. Civil War? La idea de articular una guerra de poder por ese trono de la telerrealidad entre Rachel (Shiri Appleby) y Quinn King (Constance Zimmer), siendo una premisa para el desarrollo de los dos personajes principales de un espectáculo repleto de manipulación y farsas. Así, se complementa ese discurso de un mundo tan enfermo, autodestructivo y a la deriva como los personajes que habitan ‘Everlasting’. Contraponiendo una falsa realidad a la mentira, que se respira dentro y fuera de esos monitores, se enmarcan los interiores y entresijos de esos márgenes de pantallas y televisores donde la única verdad posible es que ya no hay posibilidad de escapatoria. Los personajes tratan de tener opciones pero, evidentemente, ya no las encuentran salvo mantener a flote esa telerrealidad y más víctimas en el proceso. Todo ese cosmos infectado —cínico e irreal— ha acabado siendo la única familia y soporte sobre el que los protagonistas pueden agarrarse para no caer al vacío existencial (o los infiernos de su locura). O manipulas o serás manipulado. No hay muchas más reglas básicas en el juego de “UnReal”, donde uno de los grandes méritos de la serie es que es capaz de ceñirse a estructuras básicas y clásicas de un programa de televisión para impulsar la otra ‘realidad’ que se vive entre bambalinas; muchas veces más cercana a un delirante culebrón de sobremesa sofisticado en la onda “Melrose Place” bajo un filtro metaficcional. Respecto a tal superficialidad, la propuesta de Lifetime se viste de numerosas capas para retratar un espectro sociopolítico de plena actualidad. En estos diez episodios, que arman la segunda temporada del espectáculo, hemos tenido todo tipo de controvertidos temas tratados: racismo, abusos policiales, sexismo, violencia de género, enfermedades mentales, abusos a menores… ¿Hay más líneas rojas que atravesar en “UnReal”? Hagamos un rápido repaso de una de las series más controvertidas, cuestionadas y necesarias del momento.
El dialogo que mejor sintetiza el planteamiento de “UnReal” se desarrolla en “Ambush” (2x07) entre el renovado pretendiente del año pasado (Adam Cromwell) y esa antiheroína que representa Rachel. Esos reproches y posicionamientos conforman los espectros de ese agujero del infierno que es ‘Everlasting’:
•Despierta. Este lugar es un torbellino de mal y disfunción convirtiendo todo lo que toca en mierda. ¿Cómo no te das cuenta? Está arruinando tu vida.
—Y, ¿qué, eres algo, como, una autoridad moral ahora? Tú, como, besas algunos bebés con sida para alguna sesión de fotos, ¿y crees que estás haciendo el trabajo de Dios? En realidad estoy ayudando a la gente.
•¿En serio?
—Sí.
•Dime, a quién… ¿a quién crees que estas ayudando realmente aquí?
—A los 16 millones de personas que ven mi programa de televisión cada semana. Está bien, por mí misma he roto todas las nociones preconcebidas sobre el amor y la raza porque Coleman y yo, estamos haciendo televisión que importa. No sé si te has dado cuenta, pero en realidad tenemos el primer pretendiente negro. Eso es revolucionario.
•Tu pretendiente negro está en una cita falsa en una barca falsa en un lago falso.
En realidad, ‘Everlasting’ es un revolucionario infierno, un falso averno formado de basura televisa de la más superficial calaña donde una diablesa tiene el absoluto control. Su nombre ya es una burla a esa ironía tan habitual en el show: Quinn King. La idea es que presenciemos que ese sibilino y manipulador témpano de hielo también tiene un corazón y sentimientos, que veamos que teme enfrentarse a la soledad y que Rachel sea lo más cercano a una hija que tendrá nunca. Incluso en la muerte de su padre no mostrará ninguna clase de titubeo emocional. Su problema será abrir su corazón a aquel que pudiera ser el hombre de su vida (lo sentimos, Chet). Ioan Gruffudd interpreta a un multimillonario y nuevo propietario de la cadena, entre otros numerosos imperios, que mostrará un rápido interés romántico por esa mujer que le puede dar de todo menos los hijos que desea. Y es que John Booth es aquel hombre que puede conseguir cualquier cosa e incluso el respaldo de la propia Quinn a su proyecto de pareja y familia, pese a que ésta siempre fue reacia a tener pequeños retoños nacidos de una diablesa. ¿Un lastre hacia la humanidad? El problema es que la ironía y el karma acaban jugando una mala pasada a la protagonista y no podrá defraudar a ese hombre que desconocemos si volverá a llamar a las puertas de su corazón o fue un envoltorio pasajero en ese desfile de parejas habitual de la vertiente más sexual del show. Quinn, como la bruja mala del cuento, será ‘derrotada’ por el amor verdadero en “Friendly Fire” (2x10), volviéndose tal emoción en contra de sus maquinaciones y planes de una inerrable doble boda para hacer explotar los ratings de la televisión nacional. Rachel (con el respaldo de Jay) decide hacer lo correcto y que una activista afroamericana que ocupó el corazón del pretendiente sea la vencedora por sorpresa. De este modo, la crónica de esa estrella deportiva que tenía que lavar su imagen y que no podrá volver a jugar por una lesión, que ha llevado ocultando bastante tiempo, nos lleva a un territorio idílico e incluso esperanzador. Darius Beck decide sacrificar su propio futuro económico (que sería otra farsa) por un elemento tan ‘real’ como etéreo para que el propio equipo técnico y artístico de ‘Everlasting’ celebre tal épico triunfo de lo que también puede ser la televisión, alejada de ese concepto oscuro en la mente de Quinn. Ciertamente, siempre ha existido esa dicotomía en todos los personajes, ya sean parte del equipo o esas pretendientas, conocedores de una representación falsificada que también les arrastra a un plano emocional. ¿O no es curioso que todas esas ególatras e interesadas candidatas acaben enamoradas del pretendiente?
Si alguien tenía dudas de la nominación al Emmy de Constance Zimmer muchos de sus planos en el season finale bien valen un aplauso y estatuilla (ya sea para este año o el que viene). Ella es la reina, sin discusión. Una de las mecánicas y dinámicas habituales en “UnReal” es la fascinante relación entre Rachel y Quinn, que en esta temporada tendrá diferentes fases, completando un encuentro entre ambas ante un mal común: el nuevo novio de la productora que pretende arruinar todo después de ser el chivo expiatorio del programa debido a un incidente policial. Descubriremos el gran secreto de la antiheroína y el motivo de enfermedad mental, ya que fue violada en su propia casa por uno de los pacientes de su madre cuando tenía 12 años. La madre de Rachel culpó a su propia hija para proteger su estudio y para silenciarla inició un tratamiento con diagnósticos y pastillas que fueron quebrando a la joven. Siempre supimos que la protagonista era un juguete roto, con esa dicotomía de alguien vulnerable que trata de fortalecerse destruyendo a otros. Quinn es la única que no desea ingresarla en un manicomio porque, tal vez, ‘Everlasting’ ya sea uno. Ahora todo cobra sentido incluso para su ex pareja (Jeremy Caner) que será el comodín de la temporada y su cierre, pasando de ser un villano a un extraño y oscuro héroe que hará lo que sea para proteger a la mujer que ama (tan loca como violentamente). Además, no existe nadie que pueda contradecir o replicar el poder e influjo de esas dos bitches y reinas del espectáculo. Aquella persona que ose meterse con ellas acabará cagándose (literalmente) delante de millones de espectadores como nueva forma de humillación... En “Friendly Fire” (2x10), “UnReal” revela que siempre hay un precio para mantener el éxito de todo despreciable negocio y en esta temporada las víctimas serán un nuevo showrunner y una periodista encubierta como una pretendienta. Ambos deseaban mostrar al mundo toda la verdad sobre la muerte de Mary Newhouse y un accidente de coche (en absoluto fortuito) añade dos nuevos cadáveres a la conciencia de esos cuatro personajes que comparten demasiados secretos oscuros para distanciarse los unos de los otros. Ya son familia… ¿nuestra familia al otro lado de esa ‘irreal’ pantalla?
NOTA: Todos sabemos que Madison acabará digievolucionando a reina del espectáculo pero, antes, deberá seguir lavándose la boca con jabón.
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