Serie de TV
“Hap and Leonard”
EEUU
2016
Sinopsis (Página Oficial):
Basado en las novelas de Joe Lansdale y situado en la década de los años 80 del siglo pasado, “Hap and Leonard” es una historia de humor negro en la que aparecen dos buenos amigos, una mujer fatal, un grupo de revolucionarios fracasados, un par de psico-killers, un botín perdido, y como no… la policía. Hap Collins (James Purefoy) es un chico blanco de Texas con debilidad por las mujeres del Sur; y Leonard Pine (Michael Kenneth Williams), veterano de Vietnam, gay, negro y con un temperamento fuerte. Cuando la seductora ex mujer de Hap, Trudy (Christina Hendricks), aparece con una oferta que no pueden rechazar, empieza la acción. Cargada de humor ácido, violencia y sexo, “Hap and Leonard” rinde homenaje al género pulp noir americano.
El botín de un millón de dólares de un antiguo atraco hundido en el fondo de un río, un puente maldito, una femme fatale, dos incombustibles amigos y chicos rudos y un par de psicópatas sueltos siendo uno de ellos la prima de Pris de “Blade Runner”. Con esos elementos se presenta “Hap and Leonard” para tratar de darnos un entretenimiento con dosis de calidad y hacernos viajar a otro tiempo junto a su sentido del homenaje. La propuesta llega de Sundance Channel para dar otra vuelta de tuerca tras esas dos temporadas de “Fargo” y “True Detective” y seguir la estela a su modo de “Banshee”, aunque la creación de Nick Damici y Jim Mickle desee acercarse a otro tipo de territorio dentro del género. Se agradece, además, que una serie aterrice como concepto de acción, ritmo y diversión, rindiendo tributo desde a “Los caraduras” de Hal Needham, dosis de Elmore Leonard y a esa fuente del ‘pulp’ norteamericano del que bebió hasta embriagarse Quentin Tarantino.
Entre encuentros variopintos y su característico toque sureño, la historia se ciñe a ese par de perdedores que la protagonizan. Leonard Pine es un tipo duro, afroamericano y veterano de la Guerra de Vietnam que no escode su homosexualidad aunque tenga que lidiar con sus consecuencias y la repudia de la poca familia que le queda. Hap Collins, por su parte, fue un activista que pasó un tiempo en prisión tras negarse a ser reclutado para luchar en Vietnam. Uno estuvo en la guerra, el otro no. A uno le gustan los hombres y el otro está colado por esa femme fatale que va a llevar a ambos por la calle de la amargura. Volvamos a finales de los 80 para dotar el espectro de tal iconizada década desde otro prisma contemporáneo y completamente satisfactorio, mientras que los flashbacks tratan de ceñirse a la pura y dura información, desmigajando a esos personajes que han vuelto a encontrarse de nuevo. Basada en la serie de libros de Joe R. Lansdale, el humor trabajado en hábiles diálogos se mantiene como constante aunque no sólo de acción, suspense y bromas vive el hombre y seriéfilo. “Hap and Leonard” se ciñe prácticamente a sus personajes y también a un discurso respecto a la nostalgia de sus protagonistas por esa década de los 60, enlazando con la propia audiencia a los 80 donde se desarrolla el espectáculo. Esa doble conexión emocional nos proyecta hacia un sentimiento sobre el pasado como un material inestable donde también se asienta el foco dramático de esa pareja de amigo.
― No sois más que unos putos traficantes de drogas.
• No, usamos el sistema para vencer al sistema y así después cambiarlo.
― Tú chúpamela y predica sobre el sistema y las focas, lo que quieras.
Ese puente objeto del deseo da la impresión de ser tan efímero como una leyenda que se ha perdido en el tiempo, aunque “Hap and Leonard” tampoco se ciñe completamente a la nostalgia sino que trata de establecer un pulso hacia una reflexión sobre las consecuencias de la Guerra del Vietnam y de las generaciones que allí se forjaron, empapadas en la rabia que respira un personaje como Leonard Pine y replicada sobre sus tragedias personales y, al mismo tiempo, sobre esos hippies que acabaron convertidos en criminales e incluso terroristas. Pero también la propuesta de Sundance Channel, que en España ha emitido AMC, nos devela ese soniquete de que la televisión es el nuevo cine (en lo que adaptaciones de novelas que no sean carne de blockbusters adolescentes se refiere) y esos seis episodios permiten un desarrollo consecuente de un material que necesitaba tal formato. Aunque el conjunto resultó irregular, “Hap and Leonard” cumplió sobradamente aquello que deseaba plantear. En “Trudy” (1x04) vinieron las curvas y la traición sobre traición para atar a todos los personajes y con unos golpes de efecto aterradores para propulsar toda la recta final, mientras que en “War” (1x05) existía un enfrentamiento entre el idealismo ciego de Trudy y esa variación enfermiza del consumismo en EEUU que representa Soldier. Con bastante humor negro y con un incendiado desenlace previo al season finale con ecos de un film de terror, “Eskimos” (1x06) nos posicionó en esa nueva prueba de fuego en la relación entre Hap y Trudy y un doble juego de flashforwards para ir recomponiendo todo lo vivido por esa pareja de inseparables amigos. Y si todo era un homenaje a los 80, ¿por qué no remitirnos al final de “Jóvenes ocultos” como punto de giro y sorpresa? El capítulo sirve para integrar todas las piezas y que veamos la tragedia que unió a Hap y Leonard en su infancia y dar coherencia a esos carteles publicitarios y políticos sobre un asesino suelto a golpe de sobornos y corrupción heredada. Con un cadáver en la recámara y sótano y la femme fatale de la discordia entre el cielo y el infierno, “Hap and Leonard” abre algunas vías para seguir soñando con que ese par de perdedores encuentre su camino y siga causando erecciones (?) al otro lado de la pantalla. Al fin y al cabo, «una polla tiesa no conoce la conciencia».
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