Batman. Mala sangre: Detrás de la máscara solamente hay dolor…

“Batman: Mala sangre”

Título original: “Batman: Bad Blood”

Director: Jay Oliva

EEUU

2016

Sinopsis (Oficial):

El cielo de Gotham estalla en llamas mientras Batman combate a los villanos Luciérnaga, Tusk y La Polilla Asesina. Pero cuando vuelve la claridad, Batman desaparece y la misteriosa Batwoman es la única testigo de lo ocurrido. Ahora, sin recibir respuesta a la BatSeñal y con la ciudad al borde del caos, Ala Nocturna y Robin deben crear una complicada alianza con Batwoman y el recién llegado Batwing. Juntos lucharán para descubrir el siniestro complot que involucra a un nuevo y monstruoso villano conocido como Heretic. Un nuevo y épico capítulo del Universo DC que prueba que con Batman, la justicia se imparte en familia.

Crítica Bastarda:

Lo interesante de “Batman: Mala sangre” es el retrato que se establece del Caballero Oscuro a través de las figuras de Nightwing y Robin: detrás de la máscara solamente hay dolor y Bruce Wayne ha quedado atrapado en sus propias tinieblas. Es evidente que Batman se ve fortalecido por esos aliados que conforman su equipo y el filme de Jay Oliva trata de rentabilizar el fanservice de esa Batfamilia capaz de salvar al eje sobre el que se sustenta todo el grupo. Esa tribu va a tener problemas para amoldarse debido, en cierta medida, al ego de Damian Wayne y la sombra del héroe que se encuentra adyacente en todas y cada una de sus acciones. La cinta quiere también ser una especie de culminación a todo ese universo que ha orbitado alrededor de Bruce Wayne con la llegada y el descubrimiento de su hijo y los intentos de éste de seguir el legado impuesto. Esa continuidad es uno de los bastiones de la cinta aunque, sin embargo, no haya alcanzado su mejor versión en ninguna de las historias planteadas. Ni siquiera contar con Batwoman y Dick Grayson o una amplia gama de villanos, favorece que “Batman: Mala sangre” tenga un desarrollo consistente o apropiado más allá de sus credenciales y mínimos de entretenimiento. Oliva añade toda la acción necesaria para disimular las torpezas del guion aunque, sin embargo, el filme se siente como una nota a pie de página de anteriores entregas. Hay una constante para dar sentido a un cierre de toda la historia contada pero, no obstante, el conflicto interior de Batman queda en un mero epígrafe. 

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