True Blood (3x06) I Got a Right to Sing the Blues: Jaque

Como en una partida de ajedrez las piezas se ordenan… lentamente: rey, reina, torres, alfiles, caballos y peones… Todos en su sitio esperando un movimiento que desoriente al rival para dar el golpe maestro. Capítulo seis. Medianoche de la tercera temporada. Rumbo: un tablero en la oscuridad... “I Got a Right to Sing the Blues”. “True Blood” ha entrado en territorio prohibido y todo indica que sus salpicaduras de sangre no tienen orden pero tampoco son caóticas, simplemente dispersas. 

Bill queda al descubierto y Eric parece ser la pieza fundamental. Lorena es una animal herido al saber que su amado ha estado jugando con todos y que ella es un mero peón. Bill elimina a uno de los guardias del Rey de Mississippi, con una improvisada estaca, al sentir que algo puede dañar a su Sookie. Pero, por fin, el Rey, con tirabuzón, revela su edad: ¡3000 años…! menos es nada y de momento es el vampiro más viejuno de la serie. Eric, por el contrario y un tercio más pequeño, parece saber a qué juega y Sookie lo intuye poco a poco. Pero de momento, decepción y títulos de crédito.

Talbot está indignado con el destrozo ocasionado en su mansión y Lorena es elegida para eliminar a Bill, que ruega a Eric por la salvación de Sookie, que a su vez hace sacar los colmillos a la ex de su ex. Un berenjenal vampírico, vamos. 

El Rey quiere entrevistar a Sookie, como exclusiva antes de que la cace Jorge Javier, pero se encuentra con una parodia de “El silencio de los corderos”. Un quid pro quo que parece entonar ciertos cantos de dudas y puñaladas traperas. Sookie quiere salvar a Bill pero se da cuenta que es una secundaria en su propia historia. No sabe ni de Reyes ni de Reinas ni siquiera de sus propios poderes. Nació sin manual aunque tiene suerte 10 de 10, un enchufe abierto en las manos que se suelta chispas cuando tiene ventosidades mentales y lee la mente a mortales y hombres lobo. Un bluff pero que queda bien. 

Lorena llora sangre y quiere quitarle el puesto a Jessica como cry-queen de la serie. Además, se ha visto todas las partes de “Hostel”. Sabíamos que la relación con Bill era sadomosaquista pero esto cobra niveles sanguinolentos de inmundicia, dolor y explotación de vasos capilares. Dos monstruos frente a frente en una enfermedad llamada vampirismo. ¿Quién es István? ¿Lorena es así por qué le hizo a su imagen y semejanza? Para colmo llega un trío con un vampiro sodomizado y una pareja de hombres lobos. ¡Y una cuarta de voyeur! Otro berenjenal vampírico, vamos.

Todo indica que Lafayette Reynolds va a encontrar un respiro amoroso y a Jesus. No es que se haya pasado a la acera de enfrente religiosa sino que ha felling y kissing pero sin fucking en la primera cita. Ambos se gustan pero yo, como seguidor de los culebrones veraniegos, no me creo nada. Otro problema es que Jesus se entera del oscuro pasado de su breve consorte y… Lafayette… es un very bad boy. Ruptura sin encuentro por ser camello de un pueblo de paletos. Faltaría menos Jesus. 

Sam Merlotte y su hermano, madre y padre parece que van a dar una nueva vuelta de tuerca a la serie con ciertos ámbitos de conspiración. Peleas de perros y asuntos turbios familiares. Mami tira mucho y Papi lo sabe. Sam va a ser el justiciero de la temporada. Tiempo al tiempo. 

Jason Stackhouse siempre elige a la chica equivocada… y esta vez Cristal parece tener un reverso peludo y un prometido de pega. De pega es ya los pormenores de una vampiresa virginal que debería inagurar un blog de inmediato. Jessica Hamby, al menos, parece que de tanto cargarla empieza a atinar. 

Tara Thornton y Franklin Mott protagonizan un peculiar “Escenas de matrimonio”. Ella es negra mortal y él es blanco y vampiro aunque al parecer le crearon con barba de dos días. Por suerte El Duque la puso de moda aunque todo indica que Tara sabe seguir el juego perfectamente a un vampiro loco y psicópata. Las melodías de cuento de hadas se sumergen en escenas de cama y muerte. Ella había invocado a sus más pérfidos deseos y llamó una ménade… ahora la muerte se cierne sobre ella y la inmortalidad. Muerde y muerde, chupa y chupa. Pero escupe el tropezón y no seas muy cochina... Ella es el arma que Sookie puede utilizar para escapar. La Operación Tara incluye aplastamiento de cráneos y una fuga por todo lo alto.

Esta vez algo más lista huye por el borde aunque le espera una sorpresa… como al espectador: ¡Por fin hemos visto a Aldice desnudo! No hablo de verle el torso musculoso de gimnasio, que tanto pondrá al público femenino y homosexual, sino de presenciar su aspecto lobuno. ¡Es blanco! Aunque esos ojos rojos no le conjuntan con nada. Sinceramente, esos chiguaguas lobunos son un bluff total. 

Eric Northman tiene claro que una partida de ajedrez frente a un maestro sólo se puede ganar haciendo trampas. Infiltrado y conocedor del plan del Russell Edgington: exterminar a la raza humana y quedarse con los freaks del reverso tenebroso. La Reina de Louisiana es clave para su plan y debe ‘convencerle’ con rosas o con rotura de cabeza si es necesario. Por fin, averiguamos que Eric se dejaba ganar porque a las Reinas has de salvaguardar. Aunque el jaque y la partida se gana con el Rey. Sookie, que no entiende de nada, se las verá con la Reina de su ex y en un duelo de ex sólo ganan los dientes y las uñas. Lorena, víbora y fiera ella aparte de viejuna y experta, va sobrada de lo anterior. 

El universo “True Blood” entra de nuevo en taquicardia y ataque cardio-respiratorio. Alan Ball deja suspendido en su final en alto todos los coágulos sanguíneos a punto de estallar. Nunca una serie ha encontrado en tal berenjenal un auténtico acierto.