La línea argumental que ha tomado “The Big Bang Theory” desde la ruptura de Leonard y Penny por el maléfico Wil Wheaton ha supuesto un lógico cambio en la ruta preestablecida. Está claro que se necesitaba un punto de inflexión que condujese a la serie hasta un espacio en el que se reciclase y creará cierta tensión física y emocional. Físicos aparte, el nuevo episodio, “The Spaghetti Catalyst”, tiende hacía la ruptura como vía de reaprovechamiento y los papeles de amigos y vecinos. Sheldon se siente incómodo por la situación: Leonard es su amigo y su vida se había amoldado a Penny, tanto, que [N.T.: momento coitus interruptus por parte de terceras personas que se siente agobiadas por mis fuertes pulsaciones en el teclado… ah, ¿por dónde iba?] la situación se tuerce violenta. Sheldon no quiere dejar escapar la amistad de Penny y el cambio argumental no es que sienta algo por la ex-novia de Leonard, que es lo que queríamos media humanidad, sino que Penny y Leonard se erigen como madre y padre de un ser inadaptado y peculiar.
Así, “The Spaghetti Catalyst” podría ser un recital por la vía parodia-cómico en plan “Kramer vs. Kramer” o “No sin mi Sheldon” pero opta por un camino un tanto sorprendente y sin embargo lógico. Sheldon, como buen alienígena, necesita especial atención y cuidados y sobre todo, teniendo en cuenta que su madre biológica-católica-creacionista es a veces su mayor antagonista, una madre y un padre afines en intereses comunes. Penny y sus espaguetis son el complemente perfecto para que mami siga siendo mami pese al divorcio de papá Leonard. Pero algo le falta y eso son salchichas aunque con una bien puesta que sobreviva a bocados callejeros vale, ¿no?
Hay algo interesante en ese comportamiento de Sheldon por intentar mentir y ocultar la verdad como punto de giro a un personaje que debe dar más por ausencia de otros. Howard Wolowitz desde hace mucho tiempo simplemente anuncia cinturones para adquirirlos online y Raj Koothrappali es una mala caricatura del personaje que sorprendió en los primeros episodios y que ha quedado en un guiño casi sin gracia (por mucho que esté salido y haga chistes pseudo-pornográficos con Hillary Clinton y Oprah). ¿Qué nos queda entonces?
Parece que la tensión sexual de Leonard-Penny va a volver a ponerlos en órbita y Sheldon queda como apoderado de un corral con muchas gallinas, muy poco ponedoras, y muy pocos gallos que las pongan.
Lo irónico es que esta desigual y demasiado irregular temporada es la que está dando el salto directo a la audiencia consiguiendo sus mejores cifras de share. Es una pena que con el material de este episodio, con el que Judd Apatow nos hubiese regalado una gran película, aquí se me antoja desaprovechado. Posiblemente descuidada porque quiere seguir epatando por la su alienación a la sit-com y por otro pretende crear ciertas reseñas de madurez al personaje des-evolucionándolo a una infancia perdida. Todo en vez de lo quedebía ser: una mirada nostálgica mezclada con ironía, humor ácido y corrosivo con pinceladas allenianas al pasado de una relación se quede en un simple y efímero caramelo y una sonrisa de Mickey Mouse (Goofy no, que nos da... ¡pánico!) a la salida de DisneyWorld. Puro catalizador posterior a un cataclismo previo, como lo es la ruptura de una relación condenada al éxito (al menos, ¿en la próxima temporada?)
Hay algo interesante en ese comportamiento de Sheldon por intentar mentir y ocultar la verdad como punto de giro a un personaje que debe dar más por ausencia de otros. Howard Wolowitz desde hace mucho tiempo simplemente anuncia cinturones para adquirirlos online y Raj Koothrappali es una mala caricatura del personaje que sorprendió en los primeros episodios y que ha quedado en un guiño casi sin gracia (por mucho que esté salido y haga chistes pseudo-pornográficos con Hillary Clinton y Oprah). ¿Qué nos queda entonces?
Parece que la tensión sexual de Leonard-Penny va a volver a ponerlos en órbita y Sheldon queda como apoderado de un corral con muchas gallinas, muy poco ponedoras, y muy pocos gallos que las pongan.
Lo irónico es que esta desigual y demasiado irregular temporada es la que está dando el salto directo a la audiencia consiguiendo sus mejores cifras de share. Es una pena que con el material de este episodio, con el que Judd Apatow nos hubiese regalado una gran película, aquí se me antoja desaprovechado. Posiblemente descuidada porque quiere seguir epatando por la su alienación a la sit-com y por otro pretende crear ciertas reseñas de madurez al personaje des-evolucionándolo a una infancia perdida. Todo en vez de lo quedebía ser: una mirada nostálgica mezclada con ironía, humor ácido y corrosivo con pinceladas allenianas al pasado de una relación se quede en un simple y efímero caramelo y una sonrisa de Mickey Mouse (Goofy no, que nos da... ¡pánico!) a la salida de DisneyWorld. Puro catalizador posterior a un cataclismo previo, como lo es la ruptura de una relación condenada al éxito (al menos, ¿en la próxima temporada?)
Sigo creyendo en un rollo Sheldon-Penny, aunque sea de una noche
ResponderEliminarNo creo que los mojigatos de los guionistas se atrevan pero podrían construir una realidad paralela a lo "Lost" donde Sheldon fuese malo (además quedaría bien como homenaje friqui a Superman III).
ResponderEliminar