Annabelle. Creation: Monchita, la creación

“Annabelle: Creation”

Director: David F. Sandberg

EEUU

2017

Sinopsis (Página Oficial):

¡Ha vuelto! En “Annabelle: Creation”, un fabricante de muñecas y su mujer acogen en su hogar a una monja y a seis niñas procedentes de un orfanato destruido varios años después de la trágica muerte de su hija. Poco después, sus huéspedes se convierten en el objetivo de una creación del fabricante de muñecas poseída por el mal: Annabelle.

Crítica Bastarda (Spoilers satánicos):

Gapos negros y películas de orígenes aparte, “Annabelle: Creation” nos remite a la creación de Monchita entre insultos a versados satánicos (y habituales poseídos). Por no mencionar las contradicciones demoníacas… Monchita está poseída por el mal y parece inmune a oraciones y cruces pero, por el contrario puede ser redimida por un sacerdote y ‘empapelada’ por páginas de la Biblia. Pese a todo, a Monchita hace lo que le sale del coño. Que si se escapa al final de la película por si cuela la secuela, que si nos vamos de teletransporte por necesidades del guion, que si aparecemos donde nos sale del potorro cuando nos apetece, que si poseemos cuando nos viene bien y a quien nos viene bien. En resumidas cuentas, que el demonio y Monchita no están sometidos a ninguna regla sino que, además, se separan y se juntan cuando les sale de la pepita del coño. Luego vienen las curvas. O, lo que es lo mismo, los personajes puede ser Rafa Mora o Sheldon Cooper cuando el guionista de turno desea tomen decisiones estúpidas y sin sentido. Por no hablar de la fuerza demoníaca de ese ser llegado del infierno capaz de ser Superman o tener menos fuerza que Piolín… En fin, Monchita es la puta ama (o la puta mierda) y no hay más que hablar… 

“Monchita, la creación” también nos habla sobre la estupidez congénita y esas amebas andantes capaces de regresar a la casa de los horrores una y otra vez porque le interesa a Monchita y a su coño. Da lo mismo que todo el universo sepa que una casa está embrujada. Da lo mismo. La cuestión es que en la casa vayamos al Medievo porque no nos interesa que tengamos mucha luz para que Monchita haga de las suyas. El problema de todo el asunto es que Monchita, con tanto demonio dentro, es más estúpida que el resto de protagonistas. Pese a todo, la moraleja de este bodrio infecto es que nunca hay que dar la espalda a una muñeca satánica. Y menos a Monchita, cuyo espíritu maligno es tan previsible como ridículo y cuya ‘creación’ es como el nacimiento de toda flatulencia. Sabemos que va a salir por el culo y va a ser un tufo a ñordo pasajero. 

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