martes, 4 de abril de 2017

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Legion: Primera temporada


[AVISO SPOILERS] Finalizada la primera temporada de “Legion” es hora de extraer aquello que ha definido una de las propuestas más interesantes para el reino seriéfilo en el primer semestre del 2017. Tal vez el espectáculo creado por Noah Hawley no sea para todos los paladares y parte de una opinión generalizada la etiquete como un «coñazo posmoderno». No obstante, nos encontramos ante una propuesta que en absoluto es una serie de serie de superhéroes al uso y que, a veces, deja a Mr. Robotcomo un capítulo de “Teletubbies”. Partiendo de un material en el que desconocemos qué es imaginario y qué es real, la ficción de FX, emitida en España por FOX, también ha sabido reciclar sabiamente el imaginario popular para tejer un a veces introspectivo documento sobre el poder de la mente. Es evidente que los poderes mutantes del protagonista nos trasladan a posibilidades que permiten una parcela explicativa que va tomando fondo y forma a lo largo de los ocho episodios de su inaugural temporada. La cuestión es ir añadiendo capas que fomenten esa dicotomía entre lo existente y lo irreal gracias a conceptos anacrónicos y parte del jarro de las esencias kubrickianas y lynchanas. Noah Hawley es conocedor de la capacidad de su creación para alternar con leves acercamientos al universo de los mutantes de los X-Men con un compendio interesado en deformarse gracias a la torturada mente de su personaje principal. Es sumamente sugerente, asimismo, que se equiparen los supuestos poderes de David Haller con una enfermedad mental, revelando en el proceso del desarrollo argumental y dramático de la ficción unos paralelismos con Elliot Alderson. Ambos luchan contra sus propios trastornos y demonios y, sobre todo, contra un álter ego que trata de tomar el control y destruirlos en el proceso. Es cierto que Mr. Robot y Lenny Busker van en ciertos aspectos de la mano pero aquí, por el contrario, Hawley desea recurrir al material comiquero para presentarnos a uno de los villanos más incitantes de la televisión actual a través de múltiples rostros traumáticos en el pasado del protagonista. 

Pensemos en que incluso la presentación del Rey Sombra (Ahmal Farouk) y toda la cronología, que llevó a ese ‘parásito’ al cuerpo y mente de David Haller, se realiza desde la propia concepción del interior cerebral y espectro psíquico. De nuevo, no podemos concebir o materializar qué es real o imaginario dentro de una ficción en la que el narrador y sus recuerdos no son en absolutos fiables. Valiéndose de apuntes oníricos y pesadillescos, Noah Hawley ha dotado de una carcasa delirante y claramente visual el entorno de una guerra entre humanos y mutantes que parece quedar en la recámara constantemente. Aquello que importa es la lucha interior de David Haller y los intentos de sus nuevos aliados (y también mutantes) por dotar de sentido tanto sus poderes como una ‘enfermedad’ que le afecta y condena. Ese plano psicológico y astral ofrece una perspectiva inaudita en la que un segundo del plano real puede quedar congelado en el tiempo para trazar en un par de episodios la encarnizada lucha de nuestro superhéroe con el villano que vive dentro de él y lo atenaza. “Legion”, en realidad, es una serie sobre monstruos y pesadillas que tampoco desea codificarse como ocurrió con la segunda temporada de Mr. Robot sino que, por el contrario, desea ir desarrollando una enmienda argumental dentro de un mundo claramente psicodélico y fantasioso. De este modo, descubriremos que el padre de David Haller y Ahmal Farouk eran enemigos y la derrota del segundo a manos del primero fue uno de los episodios en una batalla que todavía se está desarrollando. El Rey Sombra consiguió ‘vivir’ a través de un pequeño Haller, siendo uno de los misterios del espectáculos la identidad de su progenitor y los motivos que llevaron a éste a darlo en adopción a aquellos que fueron sus padres. Ahmal Farouk, como parásito, no tardó en revelarse a través de una supuesta esquizofrenia que llevó a nuestro superhéroe a acabar en una institución psiquiátrica. Los escritores tampoco desean centrarse y ceñirse a esa condición argumental sino que, una vez revelada, deciden pasar página para buscar nuevas posibilidades.


Contar con un villano capaz de poder ‘saltar’ de cuerpo a través de diferentes huéspedes nos lleva a un imaginario tanto de la ciencia ficción como del género de terror en su versión más demoniaca. No es que “Legion” sea la respuesta al mundo de los mutantes de X-Men de Posesión infernal pero, no obstante, revela en su conclusión que la batalla con Ahmal Farouk va a ser más larga de lo que David Haller podía esperar y que, una vez fuera de su cuerpo, ha encontrado un revelo con otro mutante con poderes psíquicos. Sobre tal material, destaca el personaje que encarna Aubrey Plaza, que se persona finalmente como una oscura variación de villano al ser realmente una especie de reencarnación mental del verdadero rostro de Farouk. Pese a todo, no sabemos si los productores desean declinar del material comiquero original y esa decenas y decenas de personalidades distintas que en teoría conviven dentro del cuerpo de un telépata como David. Tal vez la presencia del Rey Sombra había ‘apagado’ en la mente del protagonista una concepción del espectáculo que todavía pudiera despuntar. Es posible que “Legion” desee plantear algunas teorías al otro lado de la pantalla y vivir de las rentas de otros espectáculos comoWestworld o Mr. Robotaunque, a pesar de eso, la idea es que el entorno y la propia historia se convirtieran en un macguffin para profundizar en la mente afectado por un grave conflicto del héroe y las posibilidades argumentales y visuales a tal efecto. Dudo que aquí los escritores quieran recurrir al tópico paternal a modo de marketing (recordemos que la mitología del personaje nos remite a Charles Xavier) sino que la idea es que esos supuestos secretos sean simples ruidos de fondo (como las voces que acosan al David) ante una proposición que desea apartarse del habitual y fetichista juego de disfraces sino iniciar otro tipo de rumbos e itinerarios que incluso nos aparten durante episodios completos de un plano físico. Podemos entender y leer la serie también como la asimilación de los poderes de su personaje principal desde un punto de vista psicológico. De este modo, la relación del problema mental del protagonista y su posterior explicación provocan que éste sea capaz de comprender tanto su psique como de diseccionar todos y cada uno de los dones de los que dispone como mutante. Quizás todavía sobre ese aspecto los productores y escritores deseen guardarse algunos ases en la manga e incluso conjugar ese espectro habitual de las producciones y adaptaciones respecto al universo de los supehéroes. De esta manera, en “Chapter 8” no va a faltar una escena de postcréditos para descolocarnos completamente sin que sepamos, de nuevo, qué es real o imaginario. ¿O quién ha inventado esa tecnología capaz de pokemonizar a los mutantes? ¿Es acaso una burla, a través del ridículo, a esos finales abiertos y cliffhangers habituales en otras series de televisión?


Noah Hawley también ha recurrido a aspectos y percepciones deFargopara trazar esa línea que delimita la mitología y, al mismo tiempo, le sirve para adentrarse en la vida de personas que se enfrentan a hechos un tanto inusitados y sorprendentes desde un espectro claramente realista. Es indiscutible que en el material habita tanto la tragedia como golpes de efecto violentos e impactantes, que en “Legion” alcanzan otro tipo de tono gracias a esa capacidad de centrarse en los trucos dentro de la mente de su protagonista. Otra de las posibilidades del espectáculo para perturbarnos la ofrecen sus personajes secundarios, generalmente con poderes psíquicos. En el caso de Syd Barrett, la novia de David, su poder le permite transferir su mente en el cuerpo de otra persona a la que toca y viceversa. Tal recurso sirve como un comodín para provocar situaciones enrevesadas y soluciones narrativas y, de igual modo, arrastra al personaje a un puente de salvación al ser una causa humana para su lucha contra su monstruo interior. Seguramente la idea de escritura de la serie pase por buscar ciertas estrategias y coartadas para generar distintas piezas que sirvan de excusa para ese reiterativo discurso sobre el poder de la mente y los miedos que allí se encuentran comprimidos. Tendríamos que entender, por lo tanto, esta primera temporada de “Legion” como una extraña y diferente vía para desarrollar la historia de un personaje a través del desconcierto, viajes a unos recuerdos alterados y proyecciones astrales junto a esos monstruos que habitan en nuestro interior. Tal concepción, nos lleva a la introducción del material original sobre el que trata una serie que ha justificado claramente sus autoengaños y trampas a través de la mente de su protagonista. Aquí lo que importa, en realidad, es el poder de las ilusiones, entablando un diálogo con todo tipo de referencias y componentes audiovisuales. Prueba de ello pudiera ser incluso la utilización del cine expresionista para plasmar el terror de ese monstruo capaz de provocar la destrucción absoluta si consigue escapar de su prisión. Y esa prisión es el cuerpo (y mente) de David, todo un jeroglífico y laberinto que ha acabado ofreciendo al Rey Sombra otro camino para sobrevivir y, al mismo tiempo, una vía para que nuestro superhéroe encuentre nuevos problemas… ¿más allá de la División 3? Es posible que la nueva propuesta de FX se sirva de todos los citados elementos para confeccionar sus muchas posibilidades, focalizándose generalmente en el mismo de la puesta en escena y el entorno musical. Que en “Chapter 8” acabemos con Pink Floyd y T. Rex no deja de remarcar esa posibilidad en la que la era de esas series de televisión que parecían dinosaurios haya terminado. Ha comenzado la revolución…

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1 comentario:

  1. Este serie junto con The Young Pope las considero como lo mejor en la que va del año (no me he visto todas, nobleza obliga).
    Por cierto, en el cap. 7, cuando habla de su padre se ve la rueda con la x de la silla del Xavier, eso sumado a las declaraciones de Patrick Stewart que estaria encantado en aparecer no hacen mas que relamer mi putrida cabeza.

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