Páginas Bastardas

miércoles, 24 de mayo de 2017

Supergirl (2x22) Nevertheless, She Persisted: Krypton, tenemos un problema…


Game Over. La segunda temporada de “Supergirl” ha acabado y no se puede decir que por todo lo alto… pese a contar con una encarnizada batalla entre Kara Zor-El y Kal-El, un clímax en el arco argumental de la invasión de los daxamitas y, por supuesto, una amalgama de resoluciones de muchas piezas previas. Empecemos por el gran problema de “Nevertheless, She Persisted”: incoherente hipocresía de la ‘América biempensante’. Es preciso señalar que la serie de The CW nació en CBS para aportar una cuota claramente femenina utilizando a una icónica superhéroina. El producto ya tuvo numerosas ‘haters’ desde su nacimiento debido a que no tenía claro si quería ser un “El diablo viste de Prada” con alienígenas o, por el contrario, un procedimental fantástico por obra y gracia de la D.E.O. entre otras telenovelescas apreciaciones. En esta nueva entrega ha surgido una línea periodística pero, no obstante, el show ha quedado suspendido respecto a relación de Kara Danvers y Mon-El; engullendo todo en una gran vorágine de azúcar con reflujo descafeinado. El season finale quiere dar respuestas a todos sus planteamientos pero no podemos olvidar sus constantes y previas lagunas argumentales… y también aciertos. Pensemos en que Melissa Benoist o Chyler Leigh no pueden llevar solas un espectáculo condenado a sus amores y a una lectura bastante chirriante respecto a las necesidades románticas de Supergirl. ¿Así ven a las mujeres como target los productores al otro lado de la pantalla? Y es que la superheroína parece no poder superar que el resto de amistades tengan suerte en el amor y ella, por el contrario, ‘pierda’ al hombre que ama por un bien mayor. DRAMA. Lo que eres es una envidiosa… Repasemos “Nevertheless, She Persisted”

Vayamos a lo más molesto. Esta segunda temporada ha sido de tono claramente feminista y político, tratando de entablar un diálogo con la crisis de los refugiados e incluso la tiranía monárquica (?) impuesta en un golpe de estado abanderando del triunfo de Trump. Todo lo anterior es discutible pro coherente con una serie de esa América biempensante de liberales en los que los terribles agujeros de guion quedaban aparentemente compensados. El problema de “Supergirl” es que ha perdido su esencia comiquera en pos de una telenovela barata en sus modalidades familiar/babosa/romántica con ínfulas políticas un tanto torpes y descompensadas. Pese a todo, ha tenido sus virtudes e incluso se puede defender como una hábil parodia de las relaciones de pareja o con una suegra psicópata que desea destruir e invadir el mundo sin saber bien el orden que mueve su venganza interna. El problema real y la cuestión es que, superficialidad aparte, el espectáculo de The CW vende incoherencia ideológica e hipocresía radical por los cuatros costados. ¿O cómo es capaz de justificar la serie el uso de armas químicas, por parte de los ‘supuestos salvadores del planeta’, con las masacres en Siria todavía recientes? Por supuesto que nuestros héroes tienen el derecho a la defensa pero, por lo contrario, que nos vendan una doble moral impúdica previamente.


Pensemos en que la colaboración de Lena Luthor (lo mejor de la temporada junto a Alex) y su madre Lillian viene determinada tanto por su turbulenta relación como por los hallazgos de su hermano para acabar con los kryptonianos. Lex Luthor sigue presente o, al menos, su sombra. También desea ser la cara de esa moneda que reveló la relación de Lena con la pérfida Rhea. El plan tiene un único pero: Mon-El. ¿Elegirá Supergirl salvar su ciudad y planeta o quedarse con el hombre que ama sombre las cenizas de su imperio? El otro ‘pero’ que se encargan de camuflar son sus ecos con los mensajes políticos e imposiciones ideológicas y publicitarias previas. No hay armas de destrucción masiva ‘maravillosas’ ni tampoco armas químicas que se puedan utilizar como golpe claramente ‘étnico’. Lo que hacen Supergirl y sus amigos tiene un nombre (o varios): limpieza étnica o genocidio (si no huyes del planeta Tierra lo suficientemente rápido). O lo que es lo mismo: justificar la violencia en casos de excepción marcados por las necesidades del libreto. La atmósfera de nuestro planeta será tóxica para los daxamitas y Rhea perecerá víctima de sus decisiones previas… Mon-El también tendrá que abandonar el planeta sin explicarnos cómo una nave tan pequeña tiene tanto oxígeno o no pensaron el ponerle en un burbuja para homenajear a John Travolta… Lo último tiene explicación pero, no obstante, asesinar a sangre fría a tu suegra (y por despecho) no tiene perdón… Antes del drama fatalista y mojado de pañuelos de papel, tendremos una pela entre Superman y Supergirl. El primero ha sido víctima de las muchas manipulaciones de Rhea y de la kryptonita plateada y creerá que su primera era Zod. Supergirl, pese a una pelea que casi destruye media ciudad, vence y revela que es la campeona de la Tierra. M'gann M'orzz, por su parte, acude al rescate de J'onn J'onzz y traerá a más Marcianos Blancos que se han unido a la revolución terráquea. Aceptamos barco marciano como animal de compañía. Ese sumatorio de aliados nos llevará a una traicionera Rhea sin ninguna clase de pudor para romper su código de honor, un duelo por las reglas que ella misma deseaba instaurar o burlarse de sus dioses en pos de la hábil jugada de Superman: la información es la mayor arma de todas. La pena es que Cat Grant ha quedado empequeñecida y minúscula salvo en un par de ocurrentes frases —o ser el paño de lágrimas— de Kara por encima de ser la lideresa de una rebelión gracias a los mass-media. “Supergirl” habla entre líneas de esos reflejos sociopolíticos que desea explorar pero muchas veces sus temas son tan inconsecuentes como insinceros y cínicos. Como el espectáculo de The CW piensa en su futuro nos van a introducir un par de apuntes de interés: la nave de Mon-El acabará en un agujero de gusano (¿directo a la Zona Fantasma?) mientras que veremos que hace 35 años en el día en que Krypton quedó destruido no solamente partiendo dos de sus hijos célebres (Kara Zor-El y Kal-El) sino que unas personas encapuchadas preparaban a un ‘bebé’ para reinar en la tierra. Podemos hablar de un poderoso Worldkiller o incluso de Doomsday. Cualquier posibilidad podría valernos siempre y cuando Cat Gran vea ‘Star Wars’ y Lena Luthor deje de ser tan tonta y cegata para ser tan lista e imprescindible en esta serie con muchos problemas de fondo, forma y tono. Krypton, tenemos un problema… ¡Mándanos alguien que anime esto! ¡YA!



A continuación, las reviews de la segunda temporada de “Supergirl”:


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1 comentario:

  1. Es una lástima que la serie haya terminado siendo una telenovela con tintes sobrenaturales

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