“Hang the DJ” es, en mi opinión, la pequeña gran joya de la cuarta temporada de “Black Mirror” y el episodio que justifica el regreso de la serie de Charlie Brooker. No obstante, el capítulo plantea los problemas de esta entrega y la falta de ‘punch’ respecto a esas piezas del 2016 que epataron en mayor medida. Es presumible que la ficción de Netflix desee ofrecer otro tipo de conceptos y hemos tenido diferentes y variopintos acercamientos a géneros y fórmulas audiovisuales. ¿“Black Mirror” desea expandirse y construir un amplio universo a modo de gran mosaico y mural? “Hang the DJ” vive evidentemente de las rentas del sobresaliente “San Junipero” (3x04) y su colocación dentro de la temporada no creo que sea coincidencia. La pieza dirigida por Timothy Van Patten (habitual en las grandes producciones de HBO) no sólo hace más que confirmar el buen estado de forma de la propuesta cuando decide cambiar el rumbo de su mensaje. De nuevo, tenemos un discurso luminoso sobre las posibilidades de la tecnología y las personas que se encuentran detrás de la misma. En cierto modo, la historia de amor entre Amy y Frank difiere del eje que establecían Kelly y Yorkie aunque, sin embargo, la proposición sea dirigir esas habituales moralejas oscuras respecto a los riesgos de las pantallas negras que componen nuestra existencia y la distopía a la que podemos estar dirigiéndonos. Para analizar “Hang the DJ” es más satisfactorio dirigirnos a la vuelta de tuerca y la razón por la que su esperado giro de guion se reformula en un concepto positivo y brillante. El propio título establece un macguffin al servicio del estribillo de la canción de The Smiths titulada “Panic” y se propulsa a través de esa melancolía ochentera para formular el encuentro entre dos desconocidos. En el centro de todo, se encuentra una aplicación de citas que mide la afinidad entre dos personas sin que pueda existir apenas un margen de error. He ahí ese 99,8% soñado por cualquier algoritmo y programador… En realidad, la idea de esa secuencia final es revelar al espectador que Amy y Frank con una pareja perfecta y plenamente compatible y que nada resulta baladí en la tal afirmación. El sistema —a lo Tinder o Match— ha sido capaz de reproducir 1000 simulaciones de su relación y en 998 de las casos han sido capaces de arriesgar todo el uno por el otro. ¿He ahí el sentido digital del amor y esa imperfección del mismo en 2 casos de cada 1000?
Pensemos en que la moraleja oscura de “Hang the DJ” nos confirma que el amor no es perfecto y, que si existe una media naranja, tal afirmación está supeditada a un pequeño desliz. Precisamente el tema de The Smiths se apropia de ese condimento en su romanticismo y anhelo por el tono mustio de la ciencia ficción que nos propone el episodio. También podemos confirmar que el capítulo no sorprende tanto debido a la existencia de “San Junipero” (3x04) y que ambos no encajan en el espíritu global de “Black Mirror”. ¿Son ese 0,2% de un sistema ‘negro’? La proposición nos lleva a través de una de las 1000 simulaciones de ese sistema que gobierna la vida virtual de Frank y Amy. Sabíamos que algo faltaba en ese sistema social distópico donde un grupo de personas se habían sometido a un experimento en el que todos debían seguir los pasos de un ‘Coach’ asignado (como si fuera Siri) y en el que todo parecía un anuncio existencial de “Mujeres y hombres y viceversa”. Creo que en esa parcela de “Hang the DJ” aparece una burla a un estilo de vida de personas que deambulan de cita en cita buscan un amor que es completamente esquivo. Sin embargo, el capítulo desea rebelar un concepto positivo en aquel «todo pasa por una razón». Que veamos cómo Frank y Amy conectan en su primera cita y apenas tienen tiempo de disfrutar su relación, mientras que el destino los separa y los une, supone una vía para explorar los mecanismos del cine romántico y también esas relaciones con fecha de caducidad que suele engendrar todo Cupido de la era digital. Vivimos en tiempos, además, en las que todo parece tan informatizado que un ‘Sistema’ es capaz de calcular el tiempo de una relación. Todo tiene un fin. ¿Incluso para Frank y Amy?
“Hang the DJ” se ampara en la simpatía de su pareja protagonista y sus intentos de lidiar con esas fechas de vencimiento que al que el ‘Sistema’ los condena. A partir de su primer y breve encuentro, Frank y Amy dan la impresión de estar condenados a una especie de infierno en un universo de la citas y con presencias amenazadoras, que desean perpetuar el control de esas parejas. Sabemos que hay truco y los propios personajes principales tratan de dar sentido a su presencia en ese mundo en el que no parece existir nada en el exterior de las barreras que los protegen. Se trata de una prueba para comprobar si las parejas son capaces de revelarse y también someterse a difíciles experiencias sobre la confianza del uno en el otro. Frank, de este modo, al mirar la fecha de caducidad por su cuenta —pese al pacto realizado con Amy— destruye la relación en pos de que ambos vayan a conocer a sus parejas definitivas. He ahí el punto de giro y test definitivo para que Frank y Amy decidan revelarse y dotar de sentido ese algoritmo que ha desarrollado 1.000 simulaciones en apenas unos milisegundos. La tecnología quizás pueda tener utilidades positivas y “Hang the DJ” amplifica sus posibilidades en los márgenes de un cosmos capaz de hacer réplicas de uno mismo y que pueda vivir en realidades virtuales con una finalidad. No todo tiene que ser negro y la elección del tema compuesto por Morrissey y Johnny Marr establece esa medida de rebelarse por encima de la banda sonora impuesta. He ahí el sentido del episodio por establecer que la tecnología puede ser la vía para hallar el romanticismo únicamente en un futuro en el que réplicas nuestras habiten dentro del propio sistema. ¿En realidad no estamos entendiendo el capítulo como una burla a todas esas apps que venden medias naranjas pero están a años luz de dar con la humanidad necesaria en sus algoritmos? Tal vez el capítulo también desee ejercer como esa rebelión sobre Siri, Tinder y demás fauna virtual: no hay que fiarse ciegamente de aquello que nos pretendan imponer sistemas supuestamente infalibles y perder el miedo a romper las reglas aplicadas a nuestra existencia. Aunque, ¿no es irónico que la implícita rebelión sea parte del mismo? ¿He ahí el sentido y oscuridad de “Hang the DJ”? ¿No hay salida ni escape que valga a un algoritmo con un 99.8% de certeza? Pensemos en todo lo anterior al ritmo de “Panic” de The Smiths…
Historias Bastardas Extraordinarias by Maldito Bastardo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Creo que el capítulo es la recreación de un algoritmo informático que aprende. Es como un Tron de algoritmos. Los personajes son las rutinas, el código del algoritmo. Así lo interpreté.
ResponderEliminarLo que me resulta más fantasioso de este capítulo es que una chica adorable , preciosa y esencialmente perfecta se enamore de un pobre desgraciado , torpe y mediocre ... Como ocurre tantas veces en la ficción , por otra parte
ResponderEliminar