Serie de TV
“The OA”
EEUU
2016
Sinopsis (Página Oficial):
Después de siete años desaparecida, una joven vuelve a casa con unas misteriosas capacidades y recluta a cinco extraños para una misión secreta.
Al igual que “Westworld” o “Mr. Robot” enfrentarse a los misterios de “The OA”, nueva serie de Netflix que llegó al cierre del año pasado por sorpresa y generando todo tipo de reacciones, pasa por destripar su temporada. Todo podría resumirse en dos cuestiones básicas:
a) ¿Podemos fiarnos de nuestra narradora? Una de las habituales mecánicas de muchas propuestas es hacer dudar al resto de personajes (y a la propia audiencia) de la credibilidad del relato de la protagonista y eje de la narración. ¿Podemos confiar en la veracidad de una historia en la que experimentos secretos con sujetos que tuvieron experiencias cercanas a la muerte se unen a un halo fantasioso como místico? ¿De verdad que se puede abrir una puerta a otra dimensión con coreografías a lo avant-garde? Los escritores de “The OA” tienen claro que van a añadir ciertos componentes para alcanzar tal ambigüedad y la ficción/realidad establece ese juego. De este modo, ‘El Libro de los Ángeles’ por Audrey Ebbs, ‘Los oligarcas: Poderes y dinero en la nueva Rusia’ y ‘La Ilíada’ de Homero conforman esas capas donde la amnesia también podría ser otro factor clave. Esas pistas pudieran haber sido colocadas ahí para desacreditar a la protagonista como ser un material informativo para la misma. La otra posibilidad es que estemos ante una historia ficticia dentro de otras historias inventadas por la narradora, sintetizando esa estructura de muñecas rusas recurrente en el avance argumental de la serie. “The OA” se rige por esa matrioshka argumental en la que un episodio sirve de ‘puerta’ a otra nueva fábula desarrollada en el posterior capítulo. El resto de personajes va a tratar de dar veracidad al relato buscando elementos del viaje y odisea de esa heroína que, tal vez, esté inventando partes de ese relato que es incapaz de rellenar. Podemos hacernos preguntas más elementales: ¿Cuál es la verdadera familia de Prairie Johnson (Brit Marling)? ¿Ese doble ‘accidente’, desde la caída de un puente, en el que sobrevive no es una idónea conexión para ese ‘milagro’? ¿Perdió alguna vez la vista? ¿Pudo pensar en sus propios orígenes en Rusia y dar sentido a un pasado que en incapaz de recordar? ¿Por qué mandaron asesinar realmente a Roman Azarov? ¿Y si su aventura hubiera sido un fracaso y tratara de hallar respuestas en un componente místico y espiritual? Aquello que parece real es ese vídeo de YouTube tocando el violín en el Metro de Nueva York (Grand Central–Calle 42… pero, ¿podemos fiarnos de internet y de una serie que se emite por tal medio?
b) Lo inverosímil puede tener un tratamiento realista. Como ha sido la tónica de otros espectáculos, lo místico y la ciencia ficción no tiene por qué hacer gala de efectos o artificios y “The OA” solamente da la impresión de hacer concesiones en sus imágenes oníricas. La cuestión es que los planteamientos generen la suficiente confusión al otro lado de la pantalla para establecer un gran cúmulo de teorías y posibilidades. Podemos volver al punto a) y pensar que los numerosos traumas del personaje principal llevasen al mismo a resolver sus conflictos dejando ‘las puertas abiertas’ y acrecentando ese sentimiento de escritura creativa. Pese a todo, la nueva serie de Netflix mantiene su ambigüedad entre la alucinación y el delirio realista sin que sepamos, además, si Prairie pudiera estar ingresada en una institución psiquiátrica o su cautiverio fue una excusa para dotar de coherencia su romance platónico (?) con Homer (Emory Cohen). En realidad, que tengamos una parcela del espectáculo a dudar de la estabilidad mental de la heroína acrecienta esa sensación de enigma en su doble lectura. No obstante, “The OA” introduce todas sus piezas de un modo realista e incluso se pudiera imaginar que algunos de los cautivos de Hap sean agentes infiltrados por el FBI y la agencia gubernamental esté tan interesada en el relato de Prairie. En la propuesta de Netflix varias dimensiones convergen y exista la posibilidad de que el relato esté engañándonos con la introducción y enlace de varias de las mismas. ¿Dónde van los sujetos con los que experimenta Hap? Tal vez para explicar el espectáculo creado de Zal Batmanglij y Brit Marling podamos recurrir a los manidos argumentos habituales como el purgatorio o el estado comatoso de su protagonista. La cuestión es que si Prairie dice toda la verdad nos encontramos ante una variación del género fantástico desde un espectro realista como la propia recuperación de su vista por parte de Prairie. Los milagros, el multiverso, los ángeles, las ECM… Ciertamente descubriremos en “Invisible Self” (1x08) que esa coreografía múltiple avant-garde es una vía para supuestamente abrir una dimensión y que una nueva experiencia cercana a la muerte es la clave para que Prairie continúe su viaje en busca de Homer. ¿Significa lo anterior y la secuencia introductoria a la serie que todo aquello que hemos visto pertenece a un universo alternativo? De nuevo, la ambigüedad del relato no ofrece soluciones sino posibilidades sobre las premoniciones de la protagonista o elementos previos que ha enlazado en su mente para dar sentido a su siguiente muñeca rusa a descubrir. El misterio sigue abierto y no sabemos si el grupo de amigos de Prairie detuvo a un tirador (¿importa su identidad o es un simple macguffin?) con una coreografía tan ridícula e inverosímil. Precisamente ese juego de ambigüedad y excentricidad son la marca de un espectáculo que desea seguir creciendo y abriendo nuevas puertas e incógnitas.
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Pocas veces me he sentido tan estafada como con esta serie!
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