Páginas Bastardas

viernes, 24 de octubre de 2014

Marry Me: Comedia romántica hecha serie, TOMA 1.598.457

Serie de TV
“Marry Me”
EEUU
2014

Sinopsis (Página Oficial):

Hace seis años, Annie (Casey Wilson, “Happy Endings”) y Jake (Ken Marino, “Eastbound & Dow”) quedaron unidos en el amor muto (en nombre de los nachos) y han sido inesperables desde entonces. En el presente, después de regresar de unas vacaciones románticas de dos semanas en una paradisiaca isla, Jake está preparado para hacer ‘la gran pregunta’. Antes de que pueda preguntar, sin embargo, Annie se libera confesando públicamente la incapacidad de Jake para comprometerse. Ella estaba esperando a que Jake ‘pusiera un anillo en ella’ en el paraíso y ahora está arruinando la propuesta perfecta de Jake. Como no quería pasar los próximos 60 años hablando de esa pedida de matrimonio que acabó en un terrible lío, Jake y Annie deciden mantenerse a cierta distancia hasta que puedan comprometerse correctamente. Sin embargo, si la historia nos dice algo, es cuando realmente queremos que las cosas vayan bien todo suele tender a ir mal. Lo único que sabemos con certeza es que estos dos están destinados a estar juntos —si pueden conseguirlo juntos o no—. El elenco también incluye a Sarah Wright, John Gemberling, Tymberlee Hill y Tim Meadows.

Crítica Bastarda:

Con el estreno de “Marry Me” se completan las nuevas propuestas otoñales de EEUU para llevar la comedia romántica al formato de la serie de televisión. Previamente lo intentaron The Mindy Project y New Girl en FOX y no les ha ido mal desde sus respectivos estrenos. Sobre todo teniendo en cuenta que Mindy Kaling se parece más a Bridget Jones que la propia Renée Zellweger. Con la sitcom de NBC se completa el dueto que forma junto a A to Z mientras que Selfie y Manhattan Love Story han marcado el contraste y la competencia en ABC. De hecho, la ficción que nos ocupa nace de la unión del guionista David Caspe (“Happy Endings”) y el director Seth Gordon (“Los Goldbergs”) como productores ejecutivos junto a Jamie Tarses (“Men at Work”). Todos ellos buscan el enésimo intento de dotar de sentido capitular la eterna premisa de la pareja incapaz de comprometerse y convivir juntos… pese a estar destinados el uno al otro. “Marry Me” cuenta con Casey Wilson y Ken Marino como mayores alicientes junto a esos secundarios tantas veces vistos (y revividos) que tratan de pulir algún detalle que les dote de originalidad junto a esas estructuras tan previamente transitadas. La única diferencia de la creación de Caspe y Gordon respecto a A to Z, Selfie y Manhattan Love Story es que es probablemente sea, si mantiene sus datos, la excepción a una misma regla: crónica de una cancelación anunciada. 


Del mismo modo que el lead-in de ‘The Voice’ le sirvió a About a Boy para convertirse en la primera nueva comedia de NBC que sobrevivía al otoño en su cadena en bastante tiempo, “Marry Me” está haciendo lo propio cuando realmente aporta poco (o nada) más. Tampoco resultó mejor comedia romántica televisiva que aquella que protagonizan Ben Feldman y Cristin Milioti, tratando de emular el éxito de “(500) días juntos”, bajo patrones clásicos basados en el cambio de roles: él es el romántico, ella no lo es. Del mismo modo que le sucede a A to Z hemos visto tantas veces a esos mismos personajes, sus dilemas, sus variaciones y sus consecuencias que la ficción protagonizada por Wilson y Marino queda como un catálogo de instantáneas con banda sonora de Edward Sharpe & The Magnetic Zeros y su tema ‘Home’. Y poco más.


Salvando a You’re the worst —mucho más actual y seguramente basada en su libertad sexual por emitirse en una cadena de cable como FX— el panorama experimental de esa comedia romántica televisiva, que trata de instaurarse como corriente, nos lleva a un caudal más potente y armónico. Si bien Dates —tratada torpemente de ser imitada por Mixology bajo los influjos etílicos de Noche de fin de año— fue una de las sorpresas de 2013, “Scrotal Recall” está haciendo lo propio en 2014. Channel 4 está (de)construyendo la comedia romántica desmitificándola ya sea sobre el reverso de toda cita o por una enfermedad de transmisión sexual. La gracia de “Marry Me”, no obstante, es que los guionistas tratan de sobreponerse a los moldes, buscando pulir los chistes y los sketches que pueden propiciar unos padres gays o el ridículo que puedan generar todo tipo de situaciones estrambóticas. Recordemos, no hay demasiado que escarbar aquí salvo el envoltorio y el trabajo de los actores que tratan de evitar lo inevitable: “Marry Me” es puro déjà vu y está empapado por ese material tan tangible sobre el que se construye el show, la vergüenza más dominante y estridente. Yo, desde luego, no me caso con esta serie.


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