Juego de Tronos (5x08) Hardhome: La masacre de Casa Austera

La quinta temporada de “Game of Thrones” ha marcado su legado a base de polémica y enfoque respecto al material original. La adaptación de David Benioff y D.B. Weiss se ha encontrado atrapada en su promesa de no adelantar nada de ‘Vientos de Invierno’ y daba cierta impresión de que su conciliación de ‘Festín de cuervos’ y ‘Danza de dragones’ se había quedado corta en cuanto ritmo y contundencia se refería. La dura realidad es que la cuarta entrega de “Juego de Tronos” hizo mucho daño a los eventos posteriores. Los guionistas dejaron gran parte del más jugoso material en la división de “Tormenta de espadas” en esos diez episodios emitidos en 2014 con los que la adaptación actual no puede competir… salvo en esta recta final que se nos avecina. Recapitulemos. Esta entrega ha ido de menos a más, siendo “Sons of the Harpy” (5x04) un clímax que parecía enderezarse en “Kill the Boy” (5x05) pero que vino precedido de un tornado de críticas, controversia y polémica en “Unbowed, Unbent, Unbroken” (5x06). “Juego de Tronos” ha sobrevivido a pasadas violaciones (tanto de sus personajes principales como del material original) y el desarrollo de ese triángulo que forman Ramsay Bolton, Sansa Stark y Theon Greyjoy es una venenosa materia prima que debería consolidarse en algo que justifique sus excesos. Incluso algunos (y muy pocos) tenemos esperanzas que las Serpientes de Arena desplieguen su mortal pócima y el arco argumental de Dorne brille. “The Gift” (5x07) llegó con el mejor episodio emitido de la quinta temporada hasta “Hardhome”, octavo capítulo, que aterriza para propulsar brutalmente la recta final compuesta de “The Dance of Dragons” (5x09) y “Mother's Mercy” como season 5 finale. Inicialmente se rumoreó que el título del décimo y último episodio sería “Winter” y muchos (y bastantes) pensamos en el leitmotiv del show, Winter is Coming: del piloto a ese season 5 finale como cierre de un ciclo de cara a las infinitas incógnitas y teorías debido a la todavía no publicación de las últimas novelas de George R. R. Martin. Por el contrario, esa piedad de una madre ha despertado toda clase de suposiciones. ¿Se refiere al destino de Cersei pronosticado por esa bruja y vidente que daría sentido a la estructura de la temporada? ¿Habla de la piedad de nuestra Mysha en las maquinaciones en la Bahía de los Esclavos? ¿La llegada de Lady Corazon de Piedra? Vayamos al presente y repasemos “Hardhome”, octavo capítulo de la quinta temporada de “Juego de Tronos”, al episodio más sobresaliente de esta entrega e incluso para bastantes fans de la propia serie… de momento. 

Antes de que llegue ese silencio mortal del final de “Hardhome”, tenemos muchos frentes abiertos que acertadamente comienzan a cerrarse con ese ‘regalo’ auto-entregado por Tyrion Lannister. Tyrion era su propia ofrenda y, ahora, Daenerys Targaryen debe decidir si quitar o no el lazo a tan deseable presente. Podemos entender en este instante por qué los guionistas decidieron ‘prescindir’ de Barristan Selmy ya que la Madre de Dragones necesita asesoramiento en sus decisiones. Simplemente ya no hay consejeros salvo amantes y ‘secretarias’. Tyrion conoce Poniente y la propia historia de Daenerys pero también sus debilidades. Su experiencia como Mano del Rey es lo que precisamente necesita y la Rompedora de cadenas pondrá a prueba al Lannister —y mejor cazador de su propia familia— a través de Jorah Mormont. Tyrion da sobradas razones para revelar a su nueva Reina los motivos por los que dejar vivo a Jorah (su fanboy nº 1 y posible amor platónico) pero, al mismo tiempo, no poder tenerlo a su lado. El exilio es la única salida… pero sabemos que Jorah volverá con su Khaleesi… y más teniendo en cuenta que está condenado por su psoriagrís. ¿Por qué no quiere hacer la competencia a Jaime Lannister y amputarse su brazo? Jorah tiene una única salida: volver a su esclavista (Yezzan) para luchar delante de su Reina en el Gran Pozo antes de convertirse en un monstruo. ¿Una épica despedida a la vista? 

“Hardhome” desea avanzar en la vinculación de Daenerys y Tyrion, como si el destino implicara que la gran salvación de Poniente (y también de Essos) se encuentra en su entendimiento. Ambos son los hijos terribles de padres terribles… o condenados a no seguir sus pasos y gobernar al pueblo como tal (y por igual). Lord Varys es su punto de encuentro y Tyrion recuerda a Daenerys que ‘la araña’ no es el enemigo e incluso pude que sea la razón por la que ella siga viva. Tyrion, por fin, consigue su soñado vino y su cabeza no será desprendida de su cuerpo, ya que se convertirá en el consejero que necesitaba Daenerys. Y aquí llega la frase célebre de la Reina de Meereen desde el trailer ya que no solamente sueña con liberar a toda la Bahía de los Esclavos sino a todo el mundo: no desea parar la rueda (impuesta por esas casas de Poniente y sus ciclos de vicios, corrupción y destrucción como esos señores esclavistas) sino romperla definitivamente. Daenerys, al fin y al cabo, es una revolucionaria pero Tyrion se encuentra allí para bajarla de la nube de su idealismo… o darla dichas ideas a su causa. En cierto modo, si existe la nobleza (y realeza) no podrá poner en funcionamiento sus corrientes políticas. ¿Desembocará todo esto en el plan de Daario Naharis para acabar con los Hijos de la Arpía definitivamente y cortar todas sus cabezas?

En Desembarco del Rey solamente nos importa Cersei porque, al fin y al cabo, ella es el motor de la narración desde esa premonitoria profecía de una bruja a la que quedó atada cuando era una detestable y arrogante niña. Ese cuento de hadas se ha convertido en una película de terror. Golpeada por su carcelera Unella en busca de la confesión, su caída hacia los infiernos llega cuando se ve obligada a sorber del suelo algo del agua que allí quedó derramada. La visita de Qyburn tampoco ayuda. Su hijo Tommen se ha aislado del mundo y se niega a comer tras perder a las dos mujeres de su vida, mientras que el Gorrión Supremo prepara un caso y juicio sobre esas mentiras que ya se han torcido tanto revelando verdades absolutas. La Reina de las mentiras no va a poder huir de las mismas. No se sabe nada de Jaime y el Gran Maestre Pycelle preside el Consejo trayendo de nuevo a Kevan Lannister como Mano del Rey. Cersei está devastada. Lo ha perdido todo y ha quedado sola en la oscuridad. Sin poder… ni ya corona sobre ese aspecto de una vagabunda.

No tenemos nada de Dorne pero sí del entrenamiento de Arya Stark, centrándonos en ese juego de rostros con Jaqen H'ghar en la oscura y enigmática Casa de Blanco y Negro. Arya ha encontrado en una vendedora de ostras llamada Lanna un rol perfecto para la causa del Dios de Muchos Rostros. Gracias a su nueva guía, encontrará a un garante que engaña a sus clientes, una apuesta perdida y una pequeña ampolla de veneno le será entregada a tal fin. Esa otra niña abandonada reprocha a Jaqen que todavía Arya no está preparada. Puede que sí, puede que no… Al Dios de Muchos Rostros le sigue sin importar… como a los guionistas dar un claro avance en este arco argumental y entrenamiento de la Stark. Ya quedan un par de capítulos así que algún punto de giro está al caer… Puede que sí, puede que no…

En Invernalia vamos a tener un poco de todo. El nuevo encuentro entre Sansa Stark y Theon Greyjoy depara algo previsible: Hediondo confiesa a la esposa de Ramsay que sus hermanos están vivos. La información es poder y, ahora, la cruzada de Sansa cobra un nuevo sentido. Los Bolton, por otro lado, debaten respecto al ataque de Stannis Baratheon con la ventaja señalada por el pérfido (y cada vez más despreciable) Roose: pueden esperar y soportar el asedio provocando que las tropas de su rival mueran de hambre generando motines y el fin de la contienda. Ramsay, por el contrario, tiene otro plan y ofrece la alternativa bélica de atacar primero para reforzar la imagen de los Bolton entre los norteños y así dejar claro que nadie del sur puede hacerles frente. No necesita un ejército… simplemente una veintena de buenos soldados. ¿Esconde algo más el plan del torturador y villano de la serie? 

De villanos va el asunto y la introducción a un monumental desenlace vuelve a poner la pretendida pausa. Esta temporada de “Juego de Tronos” ha sido más de política, maquinaciones y diálogos, más de tercera temporada de “House of Cards”. Salvo los Hijos de la Arpía, no hemos tenido frentes potentes de cara a la acción. Las Serpientes de Arena se quedaron como unas chonis y tronistas… La ascensión de la Fe Militante sintetiza el poder de la Iglesia Católica medieval con algo de La Inquisición y de la Reforma protestante, pero no ha existido una guerra civil entre los soldados reales —y fieles a Tommen— frente a esa horda de fanáticos de la Fe de los Siete. Tampoco esa gran batalla entre los Bolton y Stannis Baratheon ha llegado… y las aventuras de Tyrion y Jorah fueron intensas pero breves. En realidad, nos han estado introduciendo un ritmo en la narración para dar el golpe definitivo de efecto. “The Gift” (5x07) era la condensación de todo lo anterior, los veinte minutos finales de “Hardhome” son una obra maestra de la televisión que deja en evidencia gran parte de las cinco temporadas de “The Walking Dead”. Si en media hora condensaron las tramas restantes, Gilly y Sam ponen la introducción con la entrada de Olly en escena. El joven cuestiona la decisión del Lord Comandante de la Guardia de la Noche para rescatar a los salvajes. Sam recuerda que vio a ese temible ejército de Caminantes Blancos y que la decisión de Jon Nieve es la más acertada. Además, él siempre vuelve. Hemos hablado demasiado de la teoría y “Hardhome” va a poner la práctica en el más gélido ‘asador’. El título del capítulo se refiera al destino de Jon, Tormund y Eddison Tollett. De Casa Austera se cuentan leyendas y los guionistas van a aprovechar esa mitología para confeccionar una de las más monumentales secuencias de acción, tensión y horror que veremos en una serie de televisión en 2015. Se trata de un zas en toda la boca a esos tali-nazi-fans de las novelas de George R. R. Martin y su odio hacia los cambios respecto al material original o el sentido de la adaptación. Vayamos a esa bienvenida al lugar que no es para nada alentadora. Casaca de Matraca llama traidor Tormund y éste responde con violencia y la muerte del salvaje. No obstante, están allí para hablar… Y los ancianos escuchan la proposición de Jon Nieve. Nos presentan al gigante Wun Wun y a una mujer llamada Karsi. Son algunos de los caciques de esas distintas y variopintas tribus que logró poner de acuerdo tras veinte años Mance Rayder. Evidentemente no les va gustar mucho escuchar que el Lord Comandante de la Guardia de la Noche pusiera una flecha en el corazón del Rey Más Allá del Muro. Tormund cuenta la otra historia que engrandece la misericordia de su aliado y las palabras de Jon cobran sentido: todos desean escapar de ese ejército de Caminantes Blancos que amenaza el Muro y, en sí, a todo Poniente. Winter is coming… y el invierno ya ha llegado definitivamente a “Juego de Tronos”. Las palabras y las frases hondas concluyeron. Llega la acción. La alianza debe forjarse y hay alguna facción que no desea someterse, aunque también hay esperanza con esas dagas de vidriagón que pudieran darles una oportunidad para enfrentarse a esa horda que amenaza a todos. Al fin y al cabo, Melisandre tenía razón: todo se resume en una batalla entre la vida y la muerte. Miles de salvajes, por lo tanto, comienzan el embarque a esas naves prestadas por Stannis a la Guardia de la Noche. No son suficientes para todos los habitantes que se agolpan en Casa Austera. Pudiéramos incluso dibujar el ‘Plan B’ de Mance Rayder para dejar a miles y miles de los suyos en ese estratégico lugar, siendo conocedor de que esa ventaja se pudiera convertir en un arma arrojadiza para ese otro enemigo que yace entre las sombras. Y ese implacable y mortal enemigo ha llegado para quedarse.

Y es que la introducción la pasada temporada del Rey de la Noche obedece a la llegada del Ejército de los Muertos a la mecánica del show. Nos hemos olvidado entre la guerra de Reyes (y Reinas) de que una amenaza estaba allí desde el minuto uno en el que comenzó a emitirse “Juego de Tronos”. Winter is coming… y los caminantes blancos son los verdaderos villanos divisados por Melisandre en esas proféticas llamas. La masacre va a llegar a Casa Austera con un repentino cambio de tiempo y gente atrapada en el exterior de la ciudad. Los perros ladran hasta que quedan tan acojonados como nosotros. Suponemos que Juan Antonio Bayona habrá tomado notas para “Guerra Mundial Z 2” y que muchos espectadores no habrán parado de llevarse las manos a la cabeza. En el enfrentamiento entre esa horda de muertos vivientes (espíritus) —y el caos producido por el pánico de los supervivientes— nos lleva a un auténtico baño de sangre divisado desde las alturas por esos señores del más frío y gélido corazón y la misma muerte sobre sus cabezas hasta sus putrefactos pies. Ya no practican el nudismo, van a la guerra con sus armaduras. Jon trata de salvar las dagas de vidriagón y allí aparece un caminante blanco para poner en aprietos al Lord Comandante de la Guardia de la Noche. Hemos visto espadas hacerse añicos ante Los Otros pero el acero valyrio resiste e incluso es capaz de acabar con ellos. El Rey de la Noche observa a Jon Nieve, como un rival (convaleciente) que puede poner en peligro su plan de invasión… Siguiendo el lema de Ramsay, la mejor defensa es un ataque. Vamos a tener una instantánea que bien pudiera estar extraída de “Guerra Mundial Z” aunque la referencia más correcta y satisfactoria sería “Day of the Dead” de Steve Miner con esos muertos vivientes rompiendo las ventanas de un hospital para volver a la vida tras su caída. Ese mismo concepto aplicado a esas hordas digitales del film de Marc Forster, protagonizado por la melena de Brad Pitt, es lo que vamos a tener para provocar la huida de los escasos supervivientes hacia los barcos y la costa. Es el horror y el vigor ante la impotencia, ese sentimiento de terror ante los mayores miedos. Karsi es el reflejo de una contienda perdida ante un enemigo que va a utilizar todo ser vivo para transformarlo en muerte y monstruosidad. El gran mérito de “Hardhome” es que “Game of Thrones” puede sorprendernos ante los enigmas que plantea. Si alguien soñaba con un remake de “El ejército de las tinieblas” quitando la comedia y dejando la acción más el terror aquí tiene respuesta a sus deseos. No es un capítulo que esperásemos como “Blackwater” (2x09) o “The Watchers on the Wall” (4x09) sino que es capaz de sobresaltarnos con 20 minutos inesperados por la audiencia.

Con esos espíritus asolando y masacrando todo, vemos cómo Jon, Tormund, Edd y Wun Wun consiguen escapar. El Rey de la Noche llega andando al lugar para enfrentarse a Jon Nieve en la distancia y revelar su poder. Es una declaración de intenciones y aviso, una demostración de fuerza. Todos los salvajes muertos regresan a la vida mientras el maléfico personaje alza sus brazos. Sus ojos azules y brillantes delatan la misma expiración que camina. Ellos son ahora los espectros y el nuevo ejército del Rey de la Noche: 100.000 almas condenadas a la oscuridad. Jon observa la lóbrega y brutal secuencia desde la derrota. Han sido vencidos… aunque no han perdido del todo una guerra que acaba de comenzar y que tiene ya los elementos en su contra. Llega un inhumano silencio, rodeado de un sentido atmosférico, que no habíamos sentido desde “The Rains of Castamere” (3x09). La muerte ahora respira… y también camina. Los Otros ya han llegado, ellos siempre fueron el Invierno.

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