Páginas Bastardas

sábado, 14 de marzo de 2015

American Crime: «La verdad es una antorcha que luce entre la niebla, sin disiparla»

Serie de TV
“American Crime”
EEUU
2015

Sinopsis (Página Oficial):

Tras el asesinato con asalto a la casa de Matt Skokie —un veterano de la guerra— y una violación a su esposa Gwen, cuatro sospechosos son puestos en custodia. Tony Gutierrez, un adolescente impresionable que se metió en mal camino por una mala decisión y error, incluso bajo la atenta mirada de su dedicado y padre trabajador, Alonzo Gutierrez. Hector Tontz, un joven que ha vivido la vida en los márgenes de la sociedad y ha tomado malas decisiones sólo para sobrevivir. Carter Nix y Aubry Taylor, dos almas perdidas cuya increíble adicción a las drogas y el uno al otro se ha convertido en algo destructivo y paralizante. Aunque los sospechosos se ajustan a un perfil, ellos y sus situaciones son mucho más complicadas de lo que nadie hubiera creído inicialmente… como es el caso de las propias víctimas. Como Russ Skokie y Barb Hanlon —divorciados y distanciados— llegan tanto para enterrar a su hijo Matt, y buscar una medida de justicia por su asesinato, descubriendo que su hijo pudo haber estado lejos de ser un espectador inocente en su propio crimen. Contada desde los puntos de vista de todos los que participan, este nuevo drama examina ideas preconcebidas sobre la fe, la familia, el género, la raza, la clase y otros aspectos de nuestra experiencia social con un enfoque y perspectivas históricamente desatendidos en los medios de comunicación.

Crítica Bastarda:

¿Se ha confirmado con “American Crime” la revolución de la televisión generalista? No es que el show creado por John Ridley sea una novedad en un terreno catódico en el que Hannibal de NBC ha provocado un terremoto en las listas de lo mejor del año y donde CBS encontró en “The Good Wife” el drama para captar a seriéfilos, críticos y menciones en los premios más importantes. Incluso The CW con Jane the Virginy el nuevo guilty pleasure al servicio de Shonda Rhimes (How to Get Away With Murder) para ABC han conseguido una victoria al ser considerados entre los mejores shows del año pasado por el American Film Institute. Algo está cambiando o queriendo cambiar en esos márgenes que imponen los ratings y las audiencias y los productos de calidad se asoman en las parrillas más a allá de funcionales sitcoms de culto o productos populares, que atraviesan fronteras y se imponen en la cultura pop. En la propuesta del guionista ganador del Oscar por 12 años de esclavitudun brutal crimen sobre un matrimonio es el punto de partida para un análisis sociológico en el que todos son víctimas desde alguna perspectiva. Realmente no hay culpables en esa gama moral de grises en el que el propio crimen se convierte en un objeto fuera de campo y en la que la distintiva superviviente permanece en el limbo, como un anestesiado elemento al servicio de la propia puesta en escena tan mortuoria como lúgubre. 


Los cuatro sospechosos del crimen son puntos cardinales opuestos entre sí. Desde una pareja de drogadictos a un ladrón de poca monta o un adolescente que trabajaba en el taller mecánico de su padre. El matrimonio, víctima del ataque en su propia casa, implica el reencuentro de los padres del veterano de guerra fallecido y, rápidamente, el germen fatalista para un libreto más cercano a un film de Paul Haggis que a un drama criminal. “American Crime” no ha estado exenta de brutales críticas por parte de la audiencia que no por esos medios norteamericanos que la han encumbrado como el mejor nuevo show de la temporada. Muchos espectadores han considerado la serie creada por John Ridley completamente ofensiva, horrible, aburrida e incluso racista desde la perspectiva del personaje de Felicity Huffman. Tras sus dos primeros episodios queda en evidencia que nos encontramos ante una propuesta de/para/por sus personajes, de un concepto más cercano a Rectifyque a un tradicional drama que desea entroncarse en soluciones triviales y mascadas. “American Crime” es demasiado escarpada y arisca para analizarla en un par de entregas; es una serie de largo alcance al servicio de complicados conflictos donde la raza o la delincuencia delimitan el papel de la sociedad. 


Pudiéramos quedarnos con la nota a pie de la noticia pero olvidaríamos el completo contexto de la misma. John Ridley está dispuesto a ofrecer un calidoscopio de la sociedad estadounidense sin ninguna clase de indulgencia, revelando los prejuicios que existen en diferentes niveles en ese tejido que une a víctimas y verdugos, a familias en ambos lados, sin que sepamos finalmente quién es el mártir. Nadie está a salvo de ese desestabilizante terremoto donde las revelaciones harán que los padres tengan que digerir una reveladora y agria verdad respecto a ese supuesto matrimonio modélico que no era tal. El dolor y la rabia son la materia prima de una historia condenada a la infelicidad y al choque de la vida frente a la claridad, como si el propio asesinato fuera un mcguffin para provocar el desarrollo de un drama imponente y demasiado oscuro para ser comprendido. La calidad está en su montaje, en esos primeros planos que delimitan el propio punto de vista de esos personajes atrapados en tragedias propias que repercuten en otras ajenas. Posiblemente para comprender “American Crime” tengamos que remitirnos a la cita de Claude-Adrien Helvétius: «La verdad es una antorcha que luce entre la niebla, sin disiparla». Somos incapaces de entender todas las respuestas que nos plantea una serie que se convierte en una espesa niebla que promete no irse de nuestros televisores… si esa antorcha llamada ratings de audiencia no la disipa completamente. 

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