Hubo demasiados elementos durante la
Gala de los Goya 2015 que denotaron el actual estado de unos premios que
nunca se han caracterizado por eludir el dicho popular de «la más tetuda». El
triunfo de una cult-movie potencial como “Magical Girl” en el Festival
Internacional de Cine de San Sebastián invitaba a repetir una conquista similar
a la propiciada por “La soledad” y Jaime Rosales años atrás. Los Premios Feroz y Forqué
provocaron que esa idea se convirtiera en un espejismo tras el apoyo
generalizado de la crítica y medios con la ‘reincidente’ inclusión de la cinta
de Carlos Vermut en la mayoría de los tops de 2014. El éxito de “La isla mínima” en los
Fotogramas de Plata avecinaba que todas las miradas se dirigían a «la más
tetuda». No había nada mínimo entre ese escote. El film de Alberto Rodríguez apenas dejó espacio al resto de rivales
durante una noche en la que arrasó y consiguió materializar 10 de sus 17
nominaciones igualando a “Blancanieves” de Pablo Berger. Irónicamente al finalizar una interminable, mediocre y alargada gala —que
debía haber acabado una hora antes— TVE emitía “La piel que habito” para
recordarnos esos Premios Goya de 2012 en los que “Blackthorn. Sin destino”, “La voz dormida”, la mencionada cinta de Pedro Almodóvar y la ganadora “No habrá paz para los malvados” se repartieron las estatuillas en ese juego de
vencedoras y vencidas. La XXIX edición de los galardones que otorga la Academia
de Cine será recordada como la noche en la que “Ocho apellidos vascos” y “Mortadelo
y Filemón contra Jimmy el Cachondo” ganaron más Goyas que “10.000 km.”, “Magical Girl” y “Relatos salvajes”. Sobran las palabras cuando que las tres cintas reivindicadas en distintos festivales y premios internacionales se fueron a casa con un único distintivo cabezón respectivamente. Las tetudas habían vuelto a ganar. La misma historia de cada año.
El cambio de horario para emisión de
la gala provocó una audiencia histórica y dicha decisión fue la más acertada de
la noche. Poco o nada más funcionó en ese espectáculo que comenzó con el indescriptible vestuario de Massiel en la alfombra roja y el triunfo de las más tetudas ratificando en ese ‘In Memoriam’ en los que los invitados únicamente aplaudieron
a aquellas caras conocidas. La cuestión era (y es) llamar la atención y ser
popular. La derrota del documental, alabado por la crítica, “Edificio España”
frente a “Paco de Lucía: La búsqueda” constataba que los más agraciados y vistos
pechos iban a arrasar en una pasarela al servicio y devoción de “La isla mínima”
y los dos éxitos monumentales de taquilla del año: “El niño” y “Ocho apellidos vascos”.
La apuesta, por lo tanto, sigue siendo la ‘mínima’ e irónicamente el
desmoronamiento estructural de la gala y su hundimiento en el concepto musical
y humorístico denotaban que este cine español únicamente reconoce al cine más convencional
y académico a todos los efectos. Del playblack inicial pasamos José Ignacio
Wert haciendo claqué y a una de las peores actuaciones de la historia de la
televisión invocada por Álex O'Dogherty, finalizando con el sinsentido de un
mini-concierto de Miguel Poveda pasadas ya la una de la mañana. ¿No era lo suyo
y más coherente que ese escenario reviviera lo mostrado por TVE en ‘Sábado
sensacional’ con Kiko Rivera y una conexión desde prisión con Isabel Pantoja?
El discurso político deseó dar paso a
la reivindicación del propio cine español y su audiencia. En ese aspecto fueron
los actores secundarios de la película más taquillera del cine patrio aquellos
que supieron dedicar a todos los profesionales (por igual) ese homenaje que se
merecían. Mención especial para una gran Carmen Machí que rindió el respeto que necesitaba Amparo Baró por encima de una foto y unos aplausos de fondo. El resto del discurso implícito en la gala fue discordante e incluso
hipócrita, indicando Gonzalez Macho que «los cortos tienen que tener la
relevancia y lugar que se merecen» mientras que Rossy de Palma era la encargada
de darles su reconocimiento facial. Unas sillas, sobre las tablas, otorgaban un
componente escénico sarcástico. ¿Les iban a dejar armas delante de sus asientos
plegables para convertir el show en una versión sangrienta y televisada de ‘Los
juegos del hambre’? La cuestión era ir a contracorriente con lo que se predicaba
sobre el escenario. Dani Rovira —en su momento más acertado— recordó a los
asistentes todo lo que se podía decir en un minuto tras recoger un premio. Nadie
le hizo caso. Ni un estreñido Antonio Banderas que robó las gafas a Asunción
Balaguer ni una Nerea Barros que parecía haber acabado tras una multitudinaria
bukkake. Mucho menos un Javier Gutiérrez que tuvo la tentativa de estrangular
a Rovira por meterse con su exigua altura como fallo argumental de “La isla mínima”. En realidad, a la gala le faltó nivel (¿salvo el de Pe?) y por allí no apareció este año
ni Santiago Segura o algún miembro de Muchachada Nui que salvaran la
función. Alfonso Sánchez y Alberto López trataron de hacer un Faemino y Cansado
y no llegaron ni a un ranciofact de Ortega y Pacheco. ¿Siempre nos quedará
Almodóvar y su navajada frontal a Wert antes de hacerle una felación en el
sentido más oral a su incendiario Banderas?
Entre la lasciva pronunciación de ‘Hollywood’
de Antonio Banderas, Jorge Sanz haciendo un homenaje a La Veneno cuando salió
de prisión y las ratas muertas que utilizó Adriana Ozores como peluca tróspida,
todo queda resumido en el Goya a Mejor Guión Adaptado para “Mortadelo y Filemón
contra Jimmy el Cachondo”. El año pasado casi lo consigue “Zipi y Zape y el
club de la canica”… No obstante, el peor momento de la noche fue ver cómo Jesús
Castro esperaba ganar su Goya como Actor Revelación siendo el otro y único
asistente físico —y presentador de la gala— aquel que se levantó. Los propios espectadores y sus vítores previos ya nos habían anunciado el premio y que «la
más tetuda» se alzaría con el triunfo. Precisamente fue el instante en el
quedará definida la memoria histórica de la 29ª edición de los Premios Goya
2015. Digamos que ya «la más tetuda» ha vencido a la que se creía «más tetuda».
Todo el mundo ya únicamente habla del beso de Dani Rovira y Clara Lago. El
resto no importa. ¿“Isla mínima”? ¿“Isla qué”?
Ganadores de los Goya 2015:
“La isla mínima”, 10 Goyas: Mejor
película, director, actor principal, actriz revelación, guión original, música
original, fotografía, dirección artística, diseño de vestuario, montaje.
“El niño”, 4 Goyas: Mejor canción,
dirección de producción, sonido y efectos especiales.
“Ocho apellidos vascos”, 3 Goyas:
Mejor actor y actriz de reparto y actor revelación.
“Mortadelo y Filemón contra Jimmy el
Cachondo”, 2 Goyas: Mejor guión adaptado y película de animación.
“Ida”: Mejor película europea.
“Relatos salvajes”: Mejor película
hispanoamericana.
“Magical Girl”: Mejor actriz
principal.
“10.000 km.”: Mejor director novel.
“Musarañas”: Mejor maquillaje y
peluquería.
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