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jueves, 5 de junio de 2014

Lobezno inmortal: El Pulpo Paul se está revolviendo en su tumba

“Lobezno inmortal”
Título original: “The Wolverine”
Director: James Mangold
EEUU
2013

Sinopsis (Oficial):

Basada en el aclamado cómic, esta épica aventura lleva a Lobezno (Hugh Jackman), el personaje más icónico del universo de los X-Men, a Japón en la actualidad. En un mundo desconocido para él se enfrentará a su peor enemigo en una lucha a vida o muerte que le cambiará para siempre. Vulnerable por primera vez y desafiando sus límites físicos y emocionales, no sólo se enfrenta al letal acero samurái, sino también a una lucha interna contra su propia inmortalidad que le volverá más fuerte de lo que jamás le hemos visto.

Crítica Bastarda (SPOILERS):

El “Lobezno inmortal” de James Mangold pudiera quedar entre la inefableX-Men Orígenes: Lobeznode Gavin Hood y X-Men: Primera generación de Matthew Vaughn, atrapada en ese línea cronológica y existencial de enlazar ambos universos. Podríamos esquematizar los puntos débiles en un flojo guión prototipo al que se le ve demasiado el plumero, en el abocamiento a las secuencias espectaculares digitales por encima de la fallida tensión y suspense de las más humanas. Seguramente la cinta de Mangold pueda analizarse (para pulverizarse) más desde su propio argumento y punto de vista del villano, ya que si alguien se atreve a repasar el plan que tenía el antagonista de Lobezno para arrebatarle sus poderes y conseguir la vida eterna (sic.), hallará tantos agujeros como heridas suele regenerar Wolverine en cada película. Por no hablar de las motivaciones del resto de villanos y familia unidimensional salvo los escuderos del héroe…


Superado el fondo (si es que se puede superar) llegamos a la fachada y escaparate, a las frases para encajar en un trailer, a la nula química de la pareja de cajón y rigor y a la intrascendencia como motor y garra de una cinta que queda en simple pirotecnia. Se pueden aplaudir algunos fuegos artificiales como la cacareada secuencia del tren de alta velocidad, pero la serie de petardos narrativos es poco realista incluso en sus márgenes y códigos de ciencia ficción. Desde una bomba atómica de Nagasaki a la ilógica inestabilidad del siempre perpetuo adamantium, la mascletá de lugares comunes estalla del mismo modo que se intenta buscar una trama romántica o acción de manual. Nada funciona, los petardos siguen estallando y las incongruencias se huelen como la pólvora a pocos metros de distancia: me regenero cuando quiero aunque antes haya dicho que me cuesta hacerlo, me hago una cirugía de corazón yo mismo para aquellos a los que se les cayeron los testículos con el ‘aborto’ del Pulpo Paul en Prometheus les dé un fulminante paro cardíaco, etc.


(MÁS SPOILERS) Tranquilos, ni nos van a responder por qué el villano más estúpido de la historia del cine de superhéroes eligió el plan más absurdo y teatral, o por qué el Profesor X decidió auto regenerarse volviendo a una silla de ruedas y sufriendo una alopecia integral. Ya puestos, podría volver con un pollón como el del Dr. Manhattan… o explicarnos por qué salen las garras de hueso si el proceso de construcción de Wolverine adamantium consistía en sustituirle su esqueleto completo por el supuesto indestructible material. ¿Siempre nos quedará la bomba atómica de Nagasaki en vez de ir a la peluquería y alistarnos junto a los ninjas de la muerte? Realmente “Lobezno inmortal” se convierte en la primera película que se recicla en alargado prólogo y excusa para volcarse en secuencia post-créditos y lanzar el dardo a la audiencia con X-Men: Días del futuro pasadoque el propio Brian Singer consideró como insultó y se encargó de arrojar a la taza del váter tirando convenientemente de la cadena. Adiós shit, adiós “Lobezno inmortal”.

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