La nueva comedia de la HBO está dejando cierto poso de contradicciones en las
sensaciones que está dejando al ‘sector especializado’. Hablo de seriéfilos y prensa especializada por concretar algo... Obviamente “Family Tree” no inventa nada y juega
sobre premisas y material bastante conocido en la composición de ese estrafalario
árbol genealógico que traza Chris O'Dowd. Otra cuestión, indiscutiblemente, es que sepa ganarse a la audiencia. A
falta de cierto rodaje por parte de la ficción, hay elementos estrambóticos que
ensalzan la propuesta aunque es consecuente que reciba ciertos palos.
Calificada de ‘aburrida y sosa’ por unos y ‘una joya peculiar y divertida’ por
otros, el buen recibimiento de la serie por parte de la crítica norteamericana es
simple y sencillo de explicar: después de sufrir con “Malibu Country”, “Partners”,
“Animal Practice” “Ben and Kate”, “The Family Tools” o “How to Live with your Parents”
cualquier soplo de aire fresco siempre es bien recibido. Es momento de repasar “The
Austerity Games”, tercer capítulo de la primera temporada de “Family
Tree”.
Bea Chadwick y Monk van a ganar protagonismo abriendo
y cerrando el capítulo y quedará claro que van a aporta el espíritu transgresor
a la serie. La idea de ¿ambos? es hacer un monologo en la fiesta de un niño de
5 años hablando sobre drogas. Es cierto que los niños necesitan una advertencia
en estos difíciles días pero… el lenguaje ‘violento y desmedido’ de Monk
provoca que los padres no les contraten. Así, pasaremos a los nuevos intentos
de Tom por seguir estableciendo su árbol genealógico. La visita por el cementerio
le enseña los 3 Chadwicks difuntos: su tía Victoria y sus abuelos Guillermo y
Lydia, que murieron en un accidente de globo aerostático. Aparte de sus traumas
con los globos durante la infancia recuerdan cantar ‘Staying Alive’ de los Bee
Gees en el funeral. “Family Tree” siempre tiene ese punto ácido y
british de humor negro en los detalles más escabrosos.
En “The Austerity Games” no vamos a tener
cita de Tom sino la aparición de la hija de Glenn Pfister. Lucy lleva un pastel
para su padre y ambos descubrirán que están sin pareja… El Sr. Pfister sigue
investigando sobre los objetos que lleva Tom e identifica un chaleco de los
Juegos Olímpicos de Londres 1948, que fueron conocidos como ‘Los Juegos de la
Austeridad’. La pesquisa episódica está servida y tendremos a una ‘acompañante
y amiga’ de su tía Victoria llamada Mildred Budgens. Visualizaremos señoras
desnudas por doquier como elemento ornamental y revelaciones, aparte de la ya
constatada estupidez de Pete. Victoria tenía otro hermano que se llamaba Brian
y que su abuelo William fue un boxeador conocido como el Terror de Tufton.
Victoria también fue una atleta que inventó una técnica de ‘disparo’ llamada Chadwick
Chuck. El toque siempre estrafalario del mockumentary está servido y más
objetos para el museo familiar conseguidos.
Con todas las revelaciones su padre se queda
patidifuso cuando descubre a través del certificado de nacimiento que su
tatara-tatara-abuelo nació en Greensboro, Maryland. ¡Son americanos! Aparte de
una visita al antiguo gimnasio de William y la paliza que recibirá Pete por un
pequeño niño en el ring, tendremos más
descubrimientos y falsos flashbacks para que la historia familiar siga
creciendo. Bea y Monk harán
su monólogo durante la celebración de una boda griega y el público se verá sorprendido
por un arsenal de chistes malsanos sobre su económica. El fracaso está servido pero
tal vez aquí la serie intente leerse a sí misma buscando el ansiado ‘camino
correcto’. “Family Tree”, al igual que su
protagonista, está tratando de hallar un pasaje satisfactorio para avanzar.
La duda es saber si lo conseguirá, aunque para ello tendremos que acompañarles
(como mínimo) en sus primeros ochos capítulos.
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