Páginas Bastardas

domingo, 10 de septiembre de 2017

It: Tú también flotarás…

“It”
Director: Andrés Muschietti
EEUU
2017

Sinopsis (Página Oficial):

El thriller de terror “It”, de New Line Cinema y dirigido por Andy Muschietti (Mamá), está basado en la exitosa novela de Stephen King del mismo nombre, que ha estado aterrorizando a los lectores durante décadas. Cuando empiezan a desparecer niños en el pueblo de Derry, Maine, un grupo de niños lidia con sus mayores miedos al enfrentarse a un malvado payaso llamado Pennywise, cuya historia de asesinatos y violencia data de siglos.

Crítica Bastarda:
Niños, la ficción es la verdad que se encuentra dentro de la mentira y la verdad de esta ficción es muy sencilla: la magia existe.
Para explicar el éxito de público y crítica que está suponiendo “It” (2017) basta con analizar el contexto en el que ha aterrizado la nueva adaptación de la novela de Stephen King. Con el fervor popular (cercano al fanatismo religioso) deStranger Things —y la presencia de Finn Wolfhard como vaso comunicante— es normal que hasta Emma Watson se equivoque. Precisamente considero que la síntesis que define el filme de Andrés Muschietti es la envoltura con la que triunfó la serie de los hermanos Duffe —que a su vez seguía la senda nostálgica de la incomprendida Super 8—: un homenaje a todo tipo de clásicos de los 80 añadiendo, en esta ocasión, esa esencia más oscura y sangrienta de una cinta de terror sobre el género fantástico. Las aventuras del Club de los Perdedores nos van a llevar a muchos guiños de esa década dorada de sueños de una generación que, ahora, réplica sobre otras futuras. Con pósteres de “Gremlins” o “Bitelchus” y cines proyectando “Batman”, “Arma letal 2” o “Pesadilla en Elm Street 5: El niño de los sueños” —entre recreativas con aroma a ‘Street Fighter’— el director de Mamá sabe que la clave de la historia es el terror que pueda generar el maligno y perverso payaso que la protagoniza. Pennywise es el eje de todo y, sobre todo, su necesidad de alimentarse de niños a los que trata de aterrorizar y estremecer —al aderezar el miedo su carne—. Pero aquí también hay trampa: Eso(la novela) utiliza lo aterrador para adentrarse en otro discurso más profundo y certero. Bill Skarsgård ha dado el relevo a Tim Curry y la transformación de esa entidad malévola también condimenta el horror adyacente al actual género, que trata de impresionar más por el efecto de la imagen y los trucos de sus formas. Pennywise es, evidente, la locura personificada y la aureola del filme de Muschietti es imponer una estética perturbadora entre lo inquietante y el reveso dramático que establece todo trauma. El director ha tenido suerte de contar con un equipo creativo que moldee la novela de King a las corrientes contemporáneas y, desde la fotografía de Chung-hoon Chung (habitual de Chan-wook Park) hasta la presencia de Cary Fukunaga en el libreto, “It” despliega junto a su joven reparto aquello que se le ha de pedir a un película de terror pensada por y para las masas. ¿Es suficiente o se han quedado en la forma (y fórmula) del éxito?


Otra cuestión son las comparaciones. Y siempre son odiosas. No hablo en sí de superar un telefilm/miniserie de 1990 sino de la esencia de la novela que captó mejor la propuesta de Tommy Lee Wallace. “It” hablaba del miedo a perder los recuerdos de la niñez, estableciendo una clara analogía del paso de la infancia a la edad adulta y de la imposibilidad de revivir el pasado tal y como ocurrió. Pensamos que podemos ser capaces evocar vívidamente esas reminiscencias de nuestra infancia aunque somos incapaces de saber qué ocurrió escasamente debido a la amnesia infantil; solamente recuperamos fragmentos a los que damos cierta coherencia a través de las emociones. Que el escritor dedicara su libro a sus hijos no deja de remarcar ese sentimiento sobre la infancia que se desvanecería de los mismos como un sueño. Para conseguir ese efecto, tanto King como la adaptación de 1990 utilizaban dos líneas temporales que servían para replicar la necesidad de recuperar esos recuerdos que habían sido olvidados por los protagonistas ya adultos, rememorando esos sueños (y pesadillas) de su infancia y con aquellos que los compartieron. Sobre esta última premisa se establecían dos elementos primordiales: el ‘hechizo’ al que ha sometido Eso a Derry y a sus habitantes dentro de un olvido y despreocupación por los espeluznantes crímenes a su alrededor— y la sexualidad como referente y constante de dos épocas vitales de todo ser humano. Podemos hacer una mención a la sexualidad implícita en la novela y los temores de la industria norteamericana de tratar con un tabú en toda regla. Ni siquiera la todopoderosa HBO se atrevió a mostrar en “Juego de Tronos” ciertas escenas ‘de cama’ entre Margaery Tyrell y Tommen Baratheon. Ese impedimento, por encima de hipocresías (¿es que es preferible ver cómo un niño es descuartizado antes de mostrar/sugerir una erección?), genera uno de los muchos problemas del filme de Andrés Muschietti por ‘maquillar’ esa sexualidad que no oculta el libreto en algunas secuencias dentro de un triángulo romántico. “It” no ha querido dar el paso definitivo para atravesar un obstáculo pero, sin embargo, tampoco cuenta con ese carácter de alternar presente y pasado dentro de los márgenes de esa lucha por recuperar sus recuerdos. La división en dos episodios y partes, en cierto modo, corrompe ese espíritu de la novela y su anterior adaptación. Solamente queda, tras despojar a la propuesta de sus posibilidades, un relato de amistad en la que un grupo de adolescentes se dan cuenta de que unidos son suficientemente poderosos para destruir al monstruo que los acecha (y que seguramente hubiera acabado con ellos uno a uno). Aquí llegamos también a Pennywise como pretexto de King para profundizar en la psique de sus personajes y los temores más recónditos e insondables que van a comenzar ‘a flotar’. En cierta medida, “It” es la perfecta excusa para adentrarse en la infancia y el miedo a crecer para poner fin a esos recuerdos, sueños y magia que allí se establecieron. El problema es que esta nueva adaptación de 2017 parece muchas veces más preocupada del susto (y su elaboración) que de aquello que realmente simboliza/significa.


Podemos entender la cinta de Muschietti, por lo tanto, desde su concepción independiente como producto de una industria que ha aprendido que los tópicos también pueden ser tratados con el suficiente tacto fílmico para concebir obras perdurables. “It”, asimismo, recurre a los mismos clichés que invoca James Wan o Guillermo del Toro en cada uno de sus películas y, en paralelo, se concibe la película de terror como una atracción de feria con sus curvas y trucos para mantener despierto y en tensión al espectador en sus butacas. Esa simplificación, pese a su corrección formal, no hace más que despertar a Muschietti que el auténtico potencial de su historia es utilizar a Pennywise para irrumpir en los temores de sus protagonistas aunque, no obstante, “It” se pierde en ese intento. Si bien los personajes están convenientemente desarrollados, estableciendo sus conflictos de un modo apropiado, la sensación es que el director y los escritores parecen más interesados de la forma que del fondo. ¿Se motivan más por el horror que puede desatar Pennywise —y las formas y métodos que utiliza para acosar a sus víctimas— que de esa condición inherente de hacer frente a los temores y superar los miedos? En este territorio, el filme desea alternar con esos traumas que definen la adolescencia e infancia de muchas víctimas: abuso infantil, acoso escolar, sobreprotección enfermiza, carencia afectiva, marginación… “It” funciona a la perfección, por ejemplo, bajo ese reflejo y representación alegórica y pesadillesca de la menstruación por parte de Beverly cuando trata de descubrir los misterios de oculta la ‘válvula’ del desagüe de su lavabo. Y precisamente lo hace porque Pennywise no se encuentra físicamente en la citada secuencia haciendo que la imaginación y los temores cobren otra tipo de aterradora y sangrienta forma. La locura, además, sobrevuela la concepción final y sirve a la historia para que el Club de los Perdedores comience a compartir tus terrores y poner una imagen definida al monstruo que los persigue. 


Muschietti planea sobre todos esos elementos, junto a los recursos propios efectistas de toda película actual de terror, para dibujar ese cruce imposible de “Pesadilla en Elm Street” y “Los goonies” reciclando ese posicionamiento formal/argumental de un salto de 27 años sobre el telefilme/miniserie de 1990. Ahora, los 80 son los nuevos 50 y en “It: Parte II” veremos una entrega que debería también desarrollar toda la mitología alrededor de esa entidad que habita en las profundidades de Derry. Decibelios y sustos facilones aparte, “It” se ciñe a los cánones actuales del género y también de la propia articulación de todo relato. Lamentablemente para Muschietti su obra no consigue escapar de esas telarañas impuestas por el estudio y el desarrollo de la historia en modelos funcionales sin realmente aportar una lectura que dote de brillo aquella ‘pesadilla’ y ‘drama’ que supone atravesar la adolescencia. Nos hallamos ante un filme sobre la amistad pero, sin embargo, la carcasa delata tanto a la forma como al contenido. ¿O no lo deja claro esa reiteración humorística sobre New Kids On The Block? Esta “It”, en resumen, quiere ser un cuento aterrador más en la onda de Stranger Things —con casas aterradoras y abandonadas en el menú junto a toneladas de nostalgia vía ‘product placement’— que de suponer la adaptación definitiva de la novela de Stephen King. Esa pérdida de complejidad no exime al producto final de ser lo suficientemente correcto y atrayente para convertirse en un éxito popular aunque, no obstante, se echa en falta un reflejo sobre esa sociedad anestesiada ante los crímenes que se cometen a su alrededor; que mantiene la esperanza de una mentira por encima de la espeluznante verdad. Las modas, en definitiva, mandan y esta película no quiere salirse (ni siquiera mínimamente) de los modelos y esquemas que ahora mismo funcionan dentro de la industria. Quizás —y recuperando la cita de King al comienzo de las dedicatorias de su novela— los productores y creadores hayan confundido la magia, al recrear la verdad de una fantasía, con la nostalgia de pose y diseño. Y mucho me temo que “It” no va más lejos de un ser un producto de mascar, usar y tirar más elaborado y con mejor envoltura que otros chicles fílmicos sin sabor que pasaron por nuestros gaznates. ¿Tú también flotarás (con esta película)? ¿No están dando a entender desde el eslogan que nos enfrentamos a una pandemia cultural sin cura? Va a ser que no… ya que las mejores cintas de terror en la actualidad son aquellas que han desatado mayor controversia y un gran número de lecturas comoIt FollowsLa cabaña en el bosque”, La brujao “Babadook” sin importar el odio que pudiera generar en los espectadores por sus muchos riesgos. “It” será un éxito pero, precisamente, su condición se debe a su nula falta de dilemas y a ceñirse a canónicas y funcionales estructuras de otros productos previos. Y es que más allá del terror y el susto se encuentra aquello que lo origina. Pennywise no deja de representar esa forma de aquello que se oculta en su interior Muschietti parece más preocupado de sacar brillo a sus colmillos y muecas de ese oscuro interior que lo mueve a cometer sus atroces actos. Que el filme vaya a competir, en lo que récords del boxoffice se refiere, con La bella y la bestiadeja bastante claro que es la otra cara de una misma moneda.


Apuntes bastardos

Una adaptación de “It” en la no aparezcan como mínimo media decena de ocasiones «¡Bip-bip, Richie!» no es una adaptación de “It”

No me tomaré nunca en serio a Pennywise hasta que lo logre cazar a la niña de las burbujas del meme. ¡A ver si logras cazar a esta niña, bocachanclas! 

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2 comentarios:

  1. Jajaja la niña de las burburjas. Gran artículo como siempre. Salí decepcionado del cine, a todo el mundo le gustó y tiene demasiado de Stranger Things, apenas me gustó el payaso y Riche Tozier. Pero el resto de los personajes son una caricatura de lo que son en el libro (en simultáneo lo leo), molesta como obvian cómo viven la soledad cada niño, como afrontan estar en un limbo entre la niñez y la adolescencia.

    El director le importaba más impactar con un golpe certero y traumar que construir algo duradero, la cinta es un snack prácticamente, tenía tanto potencial, el cast es bueno pero se pierde tanto que Mike y Ben son confundidos, el que estudiaba Derry era Mike (sin comentarios).

    Uno sabe que Bill y Bev tenían un rollo pero aquí el fandom se lo llevó todo. Mal intento y todos diciendo que fue buena....Espero la crítica de Baby Driver (Colosal)

    Chuck

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  2. El sábado vi It, animado por fans del libro que la ponían bien, y me llevé una decepción, una película visual y narrativamente incoherente, con dos historias que no saben como confluir, la nostálgica de las peliculas de grupos de amigos de los 80 y la de terror mainstream actual, incluso con algunos filtros visuales en ciertas escenas que te sacaban de la película, no he leído el libro, pero si otros de King, y lo que me gusta, aparte de su retrato de la sociedad, es cómo consigue hacer de lo sobrenatural, del terror, algo cotidiano, que te sorprende, no por que choque con la realidad que está contando sino porque forma una amalgama con esa realidad, y en la nueva, cada momento de terror ni daba miedo ni daba la sensación de fundirse con el conjunto.
    Y la estética del payaso, pues para una ópera macabra genial, pero para terror que homenajea a los 80, no me cuadra. O quizás es que estoy desfasado en esto del terror moderno, no lo sé y quizás querían hacer ver que es más antiguo de lo que parece, aún así, hay algo que no terminó de convencerme.
    No todo es malo, tiene muy buenos momentos y escenas, pero son fogonazos que no logran armar un conjunto satisfactorio, al menos para mí.

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