Páginas Bastardas

domingo, 27 de diciembre de 2015

Rick y Morty: Segunda temporada


¿Son eso… gatos?
×Asumo que son gatos de Schrodinger. O la verdad asumo que son y no son al mismo tiempo, tal como nosotros.

Ni la sorpresa seriéfila que ha supuesto Mr. Robot, ni mucho menos la mejor versión de Netflix en la primera temporada de “Narcos” o la tercera de Orange Is the New Black”. Tampoco la despedida definitiva (?) de Hannibal, ni mucho menos la extraordinaria y sobresaliente última entrega deThe Americans, ni la premiada y controvertida quinta temporada deJuego de Tronoso esa obra maestra de Steve Pemberton y Reece Shearsmith para su recientemente renovadaInside No. 9 (The 12 Days of Christine). Aquella serie que en realidad aspira a alcanzar el monte Olimpo catódico en un año de gran y notable cosecha se llama “Rick y Morty”. Y es que la segunda temporada de la creación de Dan Harmon y Justin Roiland no solamente ha alcanzado una madurez creativa mayúscula sino que su libertad y talento meta-referencial para triturar y reciclar todas las más grandes piezas de la ciencia ficción no tiene límite ni, de momento, techo. La comedia de animación siempre se ha orientado sobre combinaciones imposibles pero en los diez episodios que conforman su segunda y brillante entrega llegan incluso a rebasar todos los conceptos planteados en clásicos del género. Se trata precisamente de dar una vuelta de tuerca ingeniosa —y plagada magistralmente de humor malicioso y negro—, de reinventar la ciencia ficción a través de múltiples dimensiones y universos que formen un nuevo reino al servicio de la inventiva y de ese concepto ‘extraño’ que generan las aventuras de Rick y Morty.

Influenciados por Marty y Doc, el ‘regreso al futuro’ de la pareja y su familia volvió donde se quedó “Ricksy Business” (1x11), tras ‘detener’ el tiempo como perfecta alegoría del elástico y relativo lapsus tras un cierre de temporada. “A Rickle in Time” (2x01) fue un perfecto season premiere tras jugar con distintas líneas alternativas que fueron aglutinándose en la misma pantalla. Con esa estratagema visual también recuperáramos ese sentimiento implícito en Community, de que un show pueda hacer todo aquello que parezca imposible para otros. Dan Harmon es consciente que es capaz de llegar todavía mucho más lejos que con sus personajes y tramas en la universidad pública de Greendale y esta segunda entrega de “Rick y Morty” ha detonado y despuntado a todos los niveles. Nos hallamos ante un matrimonio completamente disfuncional y uno de los episodios, “Big Trouble In Little Sanchez” (2x07), va a adentrarse en esas chifladas y desequilibradas mecánicas de la pareja. Pero retomemos ese inicial colapso de la realidad y esas continuadas absurdas disputas entre los miembros de la familia ya completamente integrados tanto en los eructos y borracheras como en las aventuras intergalácticas y del multiverso del abuelo del clan. En realidad, esta temporada nos quiere recordar que todo gira alrededor de Rick Sanchez, que al haber dado también protagonismo a su familia en todas sus peripecias éstos han quedado tocados (y dañados cerebralmente) por esas nuevas proposiciones y perspectivas de otros mundos… muchas veces violentos y sardónicamente incorrectos. Es normal que Rick sea el sentido y eje para todos ellos y Harmon y Roiland son conscientes de que también deben dotar de sentimiento y un arco argumental a todo ese inconcebible conjunto. 


Si a Community se le achacaba muchas veces su irregularidad durante sus temporadas, siempre remachadas por absolutas joyas hechas capítulos independientes (y normalmente temáticos), en la segunda temporada de “Rick y Morty” se ha encontrado la fórmula que encuentre el equilibrio entre el exceso habitual de acercarse a la  más desinhibida ciencia ficción y la solidez de un show regular. Incluso los personajes van evolucionando entre todo ese catálogo de travesuras, referencias a la cultura pop o escatología pasada por el filtro del homenaje al sci-fi, para dar un competo sentido a su season 2 finale. Repasemos el nuevo inventario de obras maestras tras ‘rehacer’ el tiempo fragmentado en múltiples realidades al semitono de «¡No jodas con el tiempo! ¡Hijo de puta!», llegamos a “Mortynight Run” (2x02) para que el Morty se enfrente a dilemas morales a través de su rescate a una entidad alienígena gaseosa. Dentro de esa nueva aventura tenemos instantáneas sublimes como una realidad virtual dentro de una sala de videojuegos para saber lo lejos que uno puede llegar al ‘vivir una vida’. De vida y muerte siempre ha ido el asunto, pero también de transcendencia. Morty suele aprende valiosas lecciones a través de Rick pasando por muerte y destrucción sin sentido en el proceso. En “Auto Erotic Assimilation” (2x03) se nos revela otra de esas vertientes del show de Justin Roiland y Dan Harmon, llegando más lejos de lo que hicieron clásicos de la ciencia ficción gracias a poder darles un vuelta de tuerca. De este modo nos introducen en “La invasión de los ladrones de cuerpos” llevados al extremo en el que un planeta ha sido ‘invadido’ por esos ‘body snatchers’, pero la estrategia es cambiar el terror por una crítica social y conocer más del pasado de Rick gracias a Unity (voz de Christina Hendricks). La responsable de controlar todo el planeta (robándoles el cuerpo a sus habitantes) fue una antigua novia de nuestro querido científico loco borracho y el capítulo también volver ejercer como lección moral (con guerra de pezones raciales por medio) sobre Summer y Morty, pero también sobre el propio Rick y los motivos que llevaron a su soledad. En ese aspecto, la serie de animación de Adult Swim puede transformarse en pequeñas piezas existencialistas o dramáticas, sin que el conjunto se quebrante sino que sea todavía más certero. Si sobrevolar clásicos de la Serie B es primordial para el show, en “Total Rickall” (2x04) se encuentra una auténtica obra maestra donde un parásito alienígena telepático se propaga rápidamente imbuyendo a la familia y a sí mismos en recuerdos para multiplicarse y conquistar planetas. El episodio combina a la perfección un capítulo botella con otro temático que sirva para hacer reventar (literalmente) la casa de los Smith de todo tipo de criaturas y personajes… que no dudan en arrebatar el protagonismo incluso en los títulos de crédito. Pero, como suele ser habitual, los guionistas utilizan la originalidad y los delirios para adentrarse en los conflictos de los personajes principales y que alguno de ellos se tope con la dura y parasitaria realidad. 


“Get Schwifty” (2x05) puede ser considerado en apariencia el capítulo más flojo de la temporada pero su locura, temática y calidad le hacen ser un objeto por el que mataría cualquier serie de animación actual. Incluso en su versión más débil, “Rick y Morty” encuentra momentos desternillantes y memorables y ese reality show musical en el que la Tierra se ve forzada a participar genera todo tipo de situaciones surreales y paródicas. “The Ricks Must Be Crazy” (2x06) es otra genialidad del show de Adult Swin que arranca con ‘Ball Fondlers The Movie’ como guiño escondido a que en una realidad alternativa seguramente tuviéramos una ‘Rick y Morty: La película’. Si algo demuestra ese capítulo es que con muy poco, los escritores pueden plasmar infinitos mundos y posibilidades y es en este territorio, en realidad, donde la serie crece y se regenera como la mejor versión de todas aquellas que genera. Por ejemplo, una simple avería de la nave genera una inclasificable aventura en un carburador cuántico y batería microverso para, de nuevo, reflejar los dilemas morales que en cierto modo también definen el mundo en el que vivimos y al propio sistema socioeconómico que lo define. Que alcanzar la paz puede significar la sumisión al gran poder para evitar la destrucción o que los helados sean para todos los seres sin importar su número de patas puede desencadenar el mal sabor de lo políticamente correcto y la metatóra personificada del precio a una sociedad biempensante. “Big Trouble in Little Sanchez” (2x07) también podría incluirse dentro de los episodios más débiles en comparación con el resto de joyas y obras maestras, pero su genialidad está fuera de toda duda con sus estratagemas argumentales donde los vampiros o Elliott Smith sirven como mcguffins y deus ex machina respectivamente. La recta final de la segunda temporada de “Rick y Morty” no solamente fue asombrosa sino que Dan Harmon y Justin Roiland saben lanzar sus propios cliffhangers e incluso elementos polémicos de cara a la audiencia. 



“Interdimensional Cable 2: Tempting Fate” (2x08) fue el episodio más cuestionado de la entrega por los seguidores de la serie, aunque indagara en lo políticamente incorrecto de todo acto épico o sacrifico y ofreciera un nuevo recital de esa ‘bizarra’ televisión interdimensional. En “Look Who's Purging Now” (2x09) no hay nada como una purga temática para que Morty se enfrente de nuevo a sus dilemas morales y que descubra que, a veces, matar no es que esté justificado sino que es legal en algunos planetas. Mientras que “The Wedding Squanchers” (2x10) ejerce como perfecto broche final y caja de Pandora repleta de sorpresas y revelaciones finales. La boda de Persona Pájaro y Tammy en Planeta Squanch y la oposición de Rick para ir a la ceremonia provocan que Jerry acabe por ser el objeto que cause que la familia tenga que asistir al completo. 


Aunque la sensación de la serie de animación pudiera generar que todo ese intrascendente y un tanto frívolo, “The Wedding Squanchers” (2x10) se transforma en un inteligente golpe de efecto retomando de esa vieja idea siempre presente en muchos de los capítulos emitidos: Rick y sus aliados son considerados terroristas por el gobierno galáctico y la boda fue orquestada para que los 17 criminales más buscados por la Federación estuvieran en el mismo lugar. Tammy, en realidad, siempre fue una agente encubierta de la Federación Galáctica y la boda se va a transformar en la masacre de Moldavia de “Dinastia”. La familia de Rick se va a dar cuenta de que el abuelo, aparte de decir «que te jodan» a todo el universo incluido a sus nietos, ha puesto en peligro a su familia y, por extensión, al planeta Tierra. En busca de un nuevo hogar, la serie retoma su imaginario socarrón al hallar únicamente tres mundos similares a su hogar fuera de la jurisdicción federal. Planetas mazorcas y soles gritones aparte, la realidad es que la Tierra se une a la Federación Galáctica… aunque para el resto del cosmos sea un planeta poblado por gente que adora comer espaguetis y rezar a los canguros… De nuevo, “Rick y Morty” quiere crecer y revelar que también tiene capas dramáticas y piensa en la evolución de sus personajes. Y es que, ante la crisis familiar, Rick rompe esa lanza que siempre le ha situado como un ser egoísta incapaz de pensar en los demás. Su familia está dispuesta a sacrificarse por él, al contrario que los Skyler White y Walter White, Jr., y Heisenberg hallará su redención entregándose la Federación y siendo encarcelado… La Tierra ha cambiado y Beth, Jerry, Summer y Morty se van a dar cuenta de que todo su mundo ha sido trastocado como también el de los espectadores. 



Tal vez la respuesta la tengan el Sr. Caquita de Ojete que nos recuerda en el epilogo volver para la tercera temporada de “Rick y Morty” para ver cómo queda deshecho semejante entuerto. Puede que la solución sea la meta-ficción. O lo que es lo mismo, ese guiño a Community dentro de otra nuevaCommunity sideral pasada por el filtro de “Futurama” y Hora de aventuras”. O lo que es lo mismo, un clásico de la televisión contemporánea que toma el revelo y culto de la anterior creación de Harmon. 


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