Título original: “The Lone Ranger”
Director: Gore Verbinski
EEUU
2013
Sinopsis (Oficial):
Del productor Jerry Bruckheimer y del director Gore Verbinski, el equipo realizador de la exitosa saga ‘Piratas del Caribe’, llega “El llanero solitario” de Disney y Jerry Bruckheimer Films, una emocionante aventura llena de acción y humor, en la que el famoso héroe enmascarado vuelve a cobrar vida a partir de una nueva mirada. En la película, el nativo americano y guerrero espiritual Toro (Johnny Depp) narra las historias -nunca antes contadas- que transformaron a John Reid (Armie Hammer), un hombre de ley, en toda una leyenda de la justicia. Así, la audiencia es transportada en un épico viaje con sorpresas e ironías, mientras los dos inverosímiles héroes aprenden a trabajar juntos y a luchar contra la codicia y la corrupción.
Pulverizada por la crítica, rebuznada por el gran público y catapultada a la gloria de los Razzies erigiéndose como el Peor precuela, remake, copia o secuela (o lo que sea) del año, “El llanero solitario” —al igual que demostró el otro fiasco de Disney (“John Carter”)— revela la sensación del gran estudio para establecer otro tipo de proyectos que combinan la nostalgia con la épica de las películas de aventuras tradicionales ensambladas en el formato de blockbuster habitual. El cine siempre ha sido el arte de contar historias y Gore Verbinski trató de hallar esas vías que nos unían con nuestro pasado pero, al igual que pudo ocurrir con la cinta de Andrew Stanton, posiblemente el estudio pidiera que ambos trenes de aventuras llevaran un exceso de equipaje y unos determinados compartimentos provocando una ilusión óptica: para un gran mayoría ese tren hecho película descarriló y, para otros pocos (muy pocos), ascendió a los cielos. Mientras que aquellos que dieron por difunta a “El llanero solitario” llevaron sus condolencias en forma de insultos y odio, muy pocos (muy pocos) decidieron encumbrar al mártir y hacer suyo el título de la película.
Se pudiera esperar otro tipo de acercamiento al material por parte de Gore Verbinski después de la estupenda “Rango” y tanto el marco como el fondo pudieran ser alentadores. La naturaleza está definitivamente fuera de balance y esos conejos carnívoros van a marcar un distanciamiento dentro de ese museo que forma el cine de aventuras clásico. Es hora de sacar los dientes dentro del mundo hostil y narrar el cuento que se hizo en leyenda pero, ¿cómo hacerlo para agradar tanto al estudio como a la leyenda? Y he ahí el gran problema de “El llanero solitario” con los peligros de llevar demasiado bagaje. La estructura en sí es notable lanzando un gran prólogo que invite a la nostalgia, haciendo que la leyenda perdida trata de convencer al futuro encarnados en esos niños que han sido corrompidos por la tergiversación del cuento. El camino, no obstante, es duro y agotador ya que la historia del Sr. Tonto dura dos horas y media… y nos enseña el balance de la historia y a un hombre enmascarado. ¿La recompensa? Una historia que debemos creer como si estuviéramos en el cierre de “La vida de Pi” o esperando la resurrección de un muerto… En realidad, la fábula pudiera asombrar por la moraleja del cuento: los mecanismos de las leyendas son columnas de polvo en un desierto custodiando un invisible museo.
Los prolemas del filme parten del descarrile y su evidencia dentro de cerca de 45 minutos en presentar los personajes, traumas y plantear un todo que nos deje el poso del precio del progreso y, como pirueta mortal, un clímax que justifique toda su estructura y dé sentido a todo ese panorama del western. Llega el homenaje (a Leone) para algunos y copia injustificada para otros como otro mecanismo para revelarnos el pasa y sedimento del tiempo sobre nuestra realidad y la evocación del pasado; de cómo construimos leyendas con el mero hecho de narrar una experiencia vital para unos y sobrenatural para otros. “El llanero solitario” efectivamente trata de razonar todos sus puntos débiles y defectos acomodando todo ese pesado y trabado bagaje y equipaje a su propia estructura. No existen los héroes salvo en la otra historia que nosotros mismos nos contamos y recorremos junto a otros pero, lamentablemente para Gore Verbinski, las monedas se las han tirado esos otros (y gran mayoría) directamente a su cara para tratar de sacarle los ojos. ¿No bastaba con regalarle unos conejos carnívoros antes que un Razzie?
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