He aquí la historia de Pied Piper, pero también la crónica de Richard Hendricks por convertirse en un nuevo Steven Jobs tal y como remarcaba el póster promocional de la primera temporada. Los tiempos han cambiado y si algo desea gestionar la comedia de HBO es un acercamiento al mundo de la tecnología con una idónea envoltura nerd/geek bajo un tono pretendidamente incorrecto, pero también existe cierto componente realista en el que no todo en la vida es tener talento ―o una idea revolucionara de cara al mundo de la informática― sino que actualmente vivimos en un entorno en el que todo ya es absorbido por ese cosmos corporativo. Si algo dejaba claro “Founder Friendly” (3x01), retomando su segunda entrega, es que en una contienda como aquella que disputaron Richard Hendricks como CEO frente al egocéntrico Gavin Belson, líder de ese Google ficticio llamado Hooli, pudo finalizar con ambos contendientes prácticamente muertos. Aunque Pied Piper salió vencedora de la demanda judicial de Nucleus, Laurie Bream de Raviga confirmó que quería la innovadora creación de Richard pero sin Richard como CEO. Hendricks va a tener que ganarse de nuevo esa silla tras convertirse en CTO de una empresa cuyo responsable fue Jack Barker (Stephen Tobolowsky). Si algo evidencia también la tercera temporada de “Silicon Valley” es que el universo de la tecnología es tan surreal como rocambolesco y podemos sentirnos como esos empleados de Nucleus que son despedidos y recontratados para, finalmente, huir de ese bucle infinito. Acrónimos aparte (RIGBY), la comedia de HBO se ha confirmado como parte de la cultura seriéfila popular desarrollando grandes personajes como las mecánicas que propician Gilfoyle y Dinesh, Erlich Bachman y ‘Cabezón’ o el propio Richard con Monica o Jared. En los márgenes de ese ecosistema, nos topamos con mucho humor pero también ante ese planteamiento de construcción de un CEO (Hendricks) que tendrá que superar sus muchos problemas personales ―y neuras varias― para que su criatura informática tenga un sentido o porqué… Aunque tal como vemos en esta tanda de diez nuevos episodios en ese cosmos tecnológico un revolucionario algoritmo puede servir a todo tipo de utilidades, aunque nuestros protagonistas deberán tomar decisiones y hacer sacrificios como empezando a tragarse su orgullo. ¿Qué hemos vivido desde “Founder Friendly” (3x01) hasta “The Uptick” (3x10)? ¿El futuro de internet pasa por parodias de Snapchat o MSQRD? ¿Por aplicaciones corporativas de almacenamiento de datos?
La realidad es que el futuro de Pied Piper depende de Richard Hendricks y no va a tomarse demasiado bien las acciones de Jack Barker para sacar rédito a su algoritmo de comprensión. Otro de los focos de interés pasa por el arco argumental de ‘Cabezón’ tras recibir 20 millones de dólares por su despido de Hooli firmando una cláusula que le impide hablar mal de Nucleus y, obviamente, del ególatra de Gavin Belson, que tampoco se va a tomar nada bien que el mundo lo ridiculice en internet. Belson nunca ha aceptado la (auto)crítica y la utilización de animales para hacer sus discursos también traerá consecuencias desastrosas, para que así el humor negro se filtre para que veamos esa lucha interna en el seno ejecutivo de Hooli. Aunque también se podría psicoanalizar algunas filias de los propios escritores respecto a los animales, como ese gran sketch en el que Richard ‘visita’ a Barker y se lleva una desagradable y equina sorpresa… Puede que el acrónimo RIGBY («Richard is great, but you know») nos sirva para ver el enfrentamiento de neuras personales de Belson y del ex CEO de Piep Piper, condenando a cagarla en todas sus acciones y tratar de salir del pasado, y que siga siendo una mecánica similar en ambos personajes. No sabemos qué tipo de serie hubiera sido “Silicon Valley” si Christopher Evan Welch (Peter Gregory) no hubiera muerto trágicamente al comienzo de la propuesta de HBO. Su sombre sigue presente y el fichaje de Laurie Bream obedeció a contar con otro peculiar personaje en las filas de Raviga que tampoco defrauda. Con el tiempo, Laurie se va a dar cuenta de la decisión errónea que tomó despidiendo a Richard como CEO de Pied Piper pero, hasta ese punto, nos introducirán en el mundo corporativo con unas sofisticadas y elegantes oficinas como parte de un caramelo envenenado por parte de Jack Barker. Su idea es eliminar la red neuronal de la plataforma para vender el producto a las empresas como hardware físico, modificando esa idea de lanzar al mercado Pied Piper hacia los propios usuarios e ir creciendo desde esa base, como marcaba el guion e idea de Richard. Entre equipos de ventas y grandes búnkeres de centros de datos, el equipo comienza incluso a conspirar para desarrollar la plataforma simultáneamente a esa ‘caja’ que les ha impuesto ese nuevo CEO y consiguen hallar un punto intermedio a tal fin. ¿Lo conseguirán o son tan torpes que echarán a perder todo?
Podemos estructurar esta tercera temporada de “Silicon Valley” en tres actos. El primero lo conformaría la lucha de nuestros protagonistas por sacar adelante la plataforma venciendo a Jack Barker. El segundo sería el trayecto hasta el propio lanzamiento de la versión beta de Pied Pied, recreándose en esa inclasificable merchandising en prendas de ropa que marcarán un antes y después en lo tróspido-televisivo del 2016. Y, el tercero, lo conforman todas las consecuencias anteriores, dándose cuenta Richard que tal vez tenga que salir de la burbuja tecnológica que el mismo ha construido a su alrededor como ingeniero, y que hay que ser más tolerantes con la gente utiliza el ESPACIO por encima del TABULADOR. Amén de confiar en tus amigos… Pero he aquí también la lucha personal de Richard Hendricks por cuidar de su bebé y algoritmo de todos los modos posibles, aunque todos los acuerdos, como el propiciado con Maleant para la ‘caja’ de Jack Barker, esconden una letra pequeña capaz de arruinar todos los sueños. Y también está allí Gavin para liarla constantemente, siendo ese ‘elefante’ capaz de olvidar aquello que le ha ido haciendo Richard desde el comienzo de la serie. Al poner precio de mercado para su plataforma en Hooli, Laurie toma decisiones como despedir a Jack para que el equipo trabaje en el proyecto inicial, teniendo que reconstruir de nuevo todo y apartándose de esa sofisticación de las oficinas y los equipos de ventas. Tal vez John Altschuler, Mike Judge y Dave Krinsky no quieran jugar esa carta y hayan decido dar un paso atrás, haciendo que todos los protagonista den un paso en falso en ese primer acto de esta tercera temporada. Del mismo modo que Richard Hendricks y los suyos volverán a la incubadora de Erlich Bachman y los planes de éste con ‘Cabezón’ en pensar a lo grande duran dos telediarios… Sobre todo si tienes un pésimo administrador que te roba y no te puede devolver el dinero. Ese «back to basic» de la propia serie también introduce algunas tramas para dejar claro que volvemos a esa ya mítica casa y centro de operaciones de nuestros protagonistas. Pero, ¿Pied Piper es una realidad o un simple macguffin para introducirnos en el loco universo de Silicon Valley (y alrededores)?
Con nuevos personajes como ese bloguera (C.J. Cantwell) el cosmos de “Silicon Valley” siempre ha sabido interpretar esas nuevas piezas para unirlas a los mecanismos que hagan avanzar la historia y que cambiemos unas escandalosas declaraciones realizadas por error por parte de Richard a los intentos de Gavin Belson para manipular los buscadores de Hooli. Aunque no son buenos tiempos para los asuntos del corazón (o sexuales) salvo irónicamente para Jared, lo importante es que cada protagonista ha marcado su espacio vital y existencial, avanzando algo en la amistad que ya les une a todos. Vayamos ya al final de ese segundo acto, donde los chicos se preparan a lanzar su beta, y que comprobemos que no todo es de color de rosas. Al menos, para Monica, que mantiene sus reservas respecto a esa versión inicial de Piep Piper ante todo el hype impuesto. Y, también, no todo es maravilloso para el resto de los personajes. Erlich, por sus malas decisiones y con la nula ayuda de la fiscal, se da cuenta de que únicamente vendiendo sus acciones de Pied Piper podrá pagar a los proveedores… aunque sea conocedor que esas acciones de la compañía puedan valer millones en cuestión de meses. Y aquí llegamos a la beta de Pied Piper, donde ya comentábamos que la única opinión contraria acabó siendo la de Monica y donde ciertas acciones del peculiar jefe de seguridad de Hooli crean las curvas necesarias para introducirnos en el tercer acto y último de la temporada. Gavin Belson no perdió la oportunidad de hacerse con la aplicación de nuestros protagonistas, generando por los mecanismos de seguimiento que introdujeron una acción de contraataque informático destruyendo tanto el acceso al programa como el smartphone personal de Gavin. El combate de boxeo entre ambos contendientes sigue siendo parte primordial de la serie, eso está claro. ¿Nucleus ha muerto, larga vida a Pied Piper? En este ya arco final de la temporada surgen dos grandes problemas para Richard Hendricks y los suyos. El primero viene provocado por la citada venta de acciones de Erlich, y éste decide utilizar ese blog que compró de C.J. Cantwell, para proteger a Pied Piper en el proceso. Richard acabará ofreciendo a su amigo un trabajo de relaciones públicas y salvarán el día ambos.
Metáforas de tablas aparte, el problema no es la publicidad o las campañas de marketing sino que muchos productos no están diseñados para la gente corriente. El éxito de Pied Piper únicamente se basa en más de medio millón de instalaciones pero los usuarios activos son tan escasos que, al final, Monica tenía razón en sus dudas respecto al uso de esa ‘gente normal’ que realmente va a utilizar la aplicación. Richard da la impresión de tener el mismo problema y conflicto de Gavin de soportar críticas o una retroalimentación negativa. Y es que Pied Piper estaba diseñada por ingenieros informáticos para ingenieros informáticos y sus complejidades no son entendidas por el público ‘normal’. De este modo y sin tener margen para cambiar la plataforma, Richard gasta el resto de la financiación del proyecto para dar charlas de cómo funciona su aplicación pero nada funciona y la espantada del personal contratado se confirma. Mención especial para esa mascota parlante. De este modo, Gavin se enterará por el jefe de seguridad de Hooli que las cosas no van tan bien en el cosmos Pied Piper y que ahora tiene una vía para convencer a la junta de Hooli y vengarse de la misma en el proceso ya que cualquier plataforma de compresión parecía destinada a fracasar. Uniendo a los antagonistas de la temporada, “Silicon Valley” hace que Jack Barker y Gavin Belson hagan ‘la caja’ para Hooli y que el CEO vuelva a ser CEO sacando a la propia junta a ese exterior donde él mismo fue exiliado. En “The Uptick” (4x10) veremos que el elefante utilizado por Gavin para dar una lección a la junta de Hooli ha fallecido y que no acepta lecciones por parte de sus ayudantes sino que éstos tienen que ser simples palmeros como ese jefe de seguridad (Hoover) o ese guía espiritual interpretado por Bernard White. Ante la posibilidad de que Richard ponga el punto final a Pied Piper, Jared decide contratar usuarios para que veamos en esa gran sala de Bangladesh algo que no debería extrañarnos en un mundo de bots. ¿Y qué hacer cuando todo está perdido? ¿Acabará siendo comprada Piep Piper por Gavin o a éste le saldrá cara su última metáfora animal? Una cosa lleva a la otra. El CEO de Hooli tendrá que comprar el blog de CJ por dos millones de dólares mientras que Richard descubre y revela que ese repunte de usuarios era falso, destruyendo la posibilidad de un acuerdo y decide reutilizar la plataforma a modo de videochat siendo su mejor posibilidad actual. No obstante y pese a la sobrecarga de servidores, la venta de Pied Piper es ineludible y los escritores juegan con todo tipo de mecanismos de tensión, dejando claro que Monica ya no va a ser de mucha ayuda en la junta de cara al futuro y que Gavin no será aquel que compre la empresa sino Bachmanity. De este modo, Erlich y ‘Cabezón’ se hacen con Piep Piper con el dinero que ganaron por la venta del blog de CJ y todo queda de nuevo en casa (literalmente). “Silicon Valley”, aparte de ser una sátira del mundo de la informática y de todo lo que se cuece en el norte de California, realmente quiere añadir condimentos como las relaciones personales o la amistad de un grupo de informáticos condenados a hacer historia. Tal vez su momento no haya llegado todavía y ese sentido de un «back to basic» añada a cada uno de los personajes todo lo vivido a modo de compendio, como si ya hubiera aprendido correctamente de todos y cada uno de sus errores para volver con más fuera.
Seguramente la jugada de Mike Judge sea dar motivos sobrados para traer de vuelta a ‘Cabezón’ que éste no tenga que volver a su hogar natal sino que todavía la comedia de HBO tiene un espacio para desarrollar a través de un ‘reboot’ nuevas capas humorísticas. Bufones y bufonadas aparte, “Silicon Valley” sigue siendo una de las comedias más acertadas del momento porque sabe moverse inteligentemente por esos planteamientos que oscilan entre lo políticamente incorrecto y la sátira desternillante, añadiendo imágenes y frases para la cultura popular retroalimentándose en el proceso. Tal vez el futuro de Pied Piper no sea ser un relevo bastardo de Skynet sino que esa accesibilidad que busca a través de sus aplicaciones al videochat son parte de la metáfora de lo que nos están contando al otro lado de la pantalla. No todo puede ser tan elitista ni tan restringido para el gran público sino que la idea es mantener esa innovación (de la comedia contemporánea) pero utilizando un lenguaje actualmente universal como lo es el informático a través de sus aplicaciones en nuestro entorno real. Posible ese reajuste del espectáculo de HBO obedezca a tal concepto, ofreciendo un futuro más entrañable y, al mismo tiempo, más necesario y distintivo para el actual catálogo de sitcoms y dramedias que tiene para elegir el seriéfilo. Pied Piper, al y fin y al cabo, fue y será siempre amor.
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