Director: Tim Miller
EEUU
2015
Sinopsis (Página Oficial):
Basada en el antihéroe más carismático de los cómics de Marvel, “Deadpool” relata la historia de Wade Wilson, un antiguo operativo de las fuerzas especiales convertido en mercenario. Tras ser el sujeto de un experimento que le otorga el poder de la curación acelerada, adopta el alter ego de Deadpool. Armado con sus nuevas habilidades y un retorcido sentido del humor, Deadpool se propone dar caza al hombre que casi destruye su vida.
En “Deadpool” existen dos películas atrapadas en el mismo cuerpo, como si una conformara el tejido —y el esqueleto— y la otra el superpoder mutante que desea salvar y regenerar y hacer inmortal al conjunto. Planteemos que desde esos créditos honestos, la jugada llega prácticamente una década después de productos como “Shoot ‘Em Up – En el punto de mira”, “Arma fatal” o “Crank: Veneno en la sangre”, con el mainstream arriesgando en la actualidad lo mínimo en superproducciones de género bajo la sombra y etiqueta de las «Rated R movies». Sobre todo en cuanto a superhéroes se refiere. Resacones y osos de peluche reanimados aparte, puede que ese díptico plegado sobre “Infiltrados en clase” e “Infiltrados en la Universidad” sea de lo poco que ha funcionado exprimiendo la buddy movie y el policíaco, reciclando la cinta al servicio de Masacre mecánicas ya divisadas y deglutidas previamente. Lejos de esa originalidad que muchos desean atribuir a la cinta de Tim Miller y en plena predominancia del estilo “Sharknado” (?), “Deadpool” va a disfrutar del éxito que no obtuvieron películas como “Kick-Ass 2: Con Un Par” o “Mystery Men (Hombres misteriosos)”, aunque la apuesta aquí es sumamente irreverente con la autonconsciencia y el guiño al fandom por bandera. Al introducirse en ese organismo cinematográfico, cualquier espectador advierte que se trata de un replicante, siendo una reproducción de «esa historia trillada en la que no falta la chica secuestrada y la pelea final con el villano de rigor» con un armazón tan desgastado como recurrente. No obstante, “Deadpool” desea mutar y autoregenerarse gracias a ese poder que le permite romper la cuarta pared, que le confiere el don de ser esa cinta por y para fans de la metareferencia y el guiño socarrón de la cultura popular. Sobre esa modulación, el film de Tim Miller desea recrearse sobre su humor amparado en la violencia, sexo y todo lo que pueda ser políticamente incorrecto, sin dejar ningún tabú por explotarse y centrando sus más certeros dardos sobre el propio Ryan Reynolds y las franquicias de superhéroes.
Reseña redux publicada originalmente en Cinema ad Hoc
Reseña redux publicada originalmente en Cinema ad Hoc
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