Impastor: Aquí Paz y después Gloria

Serie de TV

“Impastor”

EEUU

2015

Sinopsis (Página Oficial):

Buddy Dobbs (Michael Rosenbaum), un criminal de poca monta que huye de sus deudas de juego, obtiene una segunda oportunidad en la vida cuando engaña a la comunidad luterana de una pequeña ciudad haciendo pasar por su nuevo pastor gay.

Crítica Bastarda:

No es que la llegada de “Impastor” y “Aquí Paz y después Gloria”, en ambos lados del charco y en la misma temporada seriéfila, vaya abrir una puerta al infierno para que comience el Fin del Mundo tal y como lo conocemos. No. Mientras que en la propuesta de Mediaset la oda a la caspa marcaba un producto rancio e impropio, en la comedia de TV Land se nota ese aire de ‘renovación’ de la cadena bajo un prisma de premisas bastante clásicas y, digámoslo, un tanto trilladas pero cambiando la multicámara —y el estudio y decorados— por la grabación en set reales. O, lo que es lo mismo, lo que muchos señalan como diferencia entre sitcom y comedia. “Younger” y la mencionada “Impastor” han logrado la renovación para una segunda temporada y puede que algún amante del género televisivo las incluya en sus series de consumo y dieta televisiva. La realidad es que narrar esa introducción es contemplar una idea anacrónica para situar a un personaje perseguido por gente peligrosa en un nuevo entorno haciéndose pasar por alguien completamente distinto. ¿Les suena “Nunca fuimos ángeles” con Robert De Niro y Sean Penn? ¿Hablamos de “Con faldas y a lo loco” o ese recital de comedias cinematográficas que han inundaron los videoclubs en su momento con ese juego de disfraces, robos de identidad y/o cambios radicales de escenario?

Todo se resume en el juego de palabras del título de la serie. “Impastor” llega para que olvidemos el desastroso homenaje a los ochenta que perpetró Michael Rosenbaum en “Back in the day” y que veamos las desgracias —y obra milagrosa— de ese impostor que se hace pasar por pastor. Y es que la serie de Christopher Vane depende tanto de Rosenbaum como de todo ese elenco coral que satisfaga los juegos de esa serpiente vestida con sotana. Para un criminal de poca monta convertirse en un pastor gay puede ser un modo tanto de robar una identidad para hacerse con el control de sus cuentas bancarias como para que Buddy encuentre una segunda oportunidad. Bajo un leitmotiv como «nunca es demasiado tarde para buscar una redención», sorprende el uso sarcástico de una entidad superior que ayuda al protagonista para seguir avanzando en su historia de salvación personal. Ni tan vanguardista ni tan original como la pintan algunos, “Impastor” destaca por hacer lo propicio para conseguir unas risas diseccionando aquello que sería un largometraje en una temporada de diez episodios. Esa efectividad se constante en el juego de roles dentro de ese variopinto grupo alrededor del nuevo pastor. La mecánica resulta segura, utilizando siempre la referencia sexual y el humor negro como condimento cómico amplificando las tramas mediante el suspense y la capacidad de Buddy por hacer frente a las situaciones que genera su nuevo papel. 

Tampoco hay mucho más que rascar bajo esas capas superficiales, ni existe un discurso sobre la mentira que es la religión ni una ácida parodia a los estereotipos actuales de la sociedad respecto a la homosexualidad. Se trata de una burla un tanto alegre a sus referentes y, por lo tanto, puede ser grosera y ofensiva para cristofreaks y fanáticos religiosos que toparán con una parodia social sobre estereotipos y la mezquindad humana. TV Land quiere atraer a una audiencia más juvenil y, al menos, tiene cierta materia prima con esta oda al humor negro y políticamente incorrecto, haciendo que ese timador de poca monta encuentre su auténtica vocación ‘pastoreando’ a su nuevo rebaño. Puede que también estamos ante una redención de Christopher Vane, productor y guionista de algunos capítulos de “Sigue soñando”, aunque la comedia de culto de HBO de los 90 sirva más como inspiración —para combinar un tono adulto con otro más de comedia familiar— que como auténtico nivel y prueba a superar. Lo suyo, como mucho, también sería brindar en nuestro club de supervillanos al saber que Lex Luthor sigue haciendo de las suyas…

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