Páginas Bastardas

sábado, 16 de mayo de 2015

Louie (5x06) Sleepover: Un frágil equilibrio


Muchas veces “Louie” es una serie sobre la edad, la avanzada madurez y las distancias generacionales, donde el protagonista lidia con ese gran abismo vital para comunicarse con sus hijas. Posicionados en su punto de vista, normalmente Louis C.K. nos seduce y nos engaña, nos ubica en su mente y nos golpea con un punto de vista opuesto que desbarata sus planes e ideas. No todo es lo que parece y no toda la esperanza en esa nueva generación está perdida. En Cop Story” (5x03) ya nos reveló que «Si te sientes estúpido con gente más joven alrededor, las cosas están yendo bien» como gran moraleja de sus ya entrados cuarenta años. Muchas veces “Louie” es una serie sobre el caos existencial de su protagonista y precisamente “Sleepover”, sexto capítulo de la quinta temporada de la comedia de FX, nos posiciona en una recapitulación de sus necesidades y conflictos: sus hijas, su familia, sus amores… Pudiéramos plantear que esta nueva entrega de episodios es una evolución del propio show. En “Sleepover” nos deshacemos de los títulos de crédito ya aminorados en Untitled” (5x05), ya no ha escenario y nos olvidamos de la stand-up comedy como sucedió en Bobby's House” (5x04). ¿Está planteando Louis C.K. una temporada como balance y comunión de las cuatro anteriores? Posiblemente estamos tan atrapados (y enganchados) con el talento y genio de este creador que nos hallamos prácticamente encerrados en su propia mente. Repasemos “Sleepover”

Louie se va a dar cuenta que cada vez se siente más estúpido (o desconcertado) con la gente más joven alrededor. En otras ocasiones molesto. El revelo generacional se encuentra allí y nos vamos a que Louie y su hija Lilly vean una obra de teatro de los 60, seguramente concebida para la serie pero que huele a product-placement (y homenaje) de “Un frágil equilibrio (A Delicate Balance)” por parte de Glenn CloseJohn Lithgow. Vamos a tener un empacho de estrellas en pantalla (y sobre el escenario) sumando a Matthew Broderick y Michael Cera pero también la sensación de desconexión de Louie con las emociones de su hija, que en el momento más emotivo y trágico de la obra teclea en su móvil. “Louie” siempre ha amparado en situaciones incómodas conducidas a una vuelta de tuerca. Esta vez, a la salida, veremos cómo Lilly quería conocer más sobre la obra y no estaba ‘wasapeando’ sino buscando información del material artístico que desconocía el propio Louie y, al mismo tiempo, se enteraba de cada una de sus palabras. En Untitled” (5x05) pasó algo parecido respecto a la “La naranja mecánica” y esa profunda desconexión emocional-cultural. Al contrario que Louie, Lilly no se conmovió y lloró porque no es un bebé. Zas en toda la boca. 


Las hijas de Louie se lo comen… La curiosidad de Jane son palabras mayores… como ‘violación’. Digamos que la supervivencia intelectual de las generaciones más adultas respecto a las más imberbes consiste en mantener el desconocimiento del lado más oscuro y perverso de la humanidad. No hablamos del eufemismo para relatar esas palabras malsonantes sino directamente de mentir… o des-dramatizar la situación con una farsa teatral repleta de incoherencias. La violación es ‘una cosa financiera mala’ y punto… y tampoco están tan equivocado el asunto. La fiesta de pijamas de su hija pequeña nos lleva a un encuentro con muchas más mocosas y la madre de alguna de ellas… Allí nadie se plantea que sus hijas puedan convivir durante unas horas con un padre divorciado. Seguramente están tan hartos de las mismas que agradecerían ese respiro que ahoga su desconfianza. Muchas veces los padres también utilizan la omisión ante el tabú —con asuntos como el divorcio— y Louie se va a encontrar con alguna situación incómoda con una de las niñas. Shasta y su madre Joy forman un sketch clásico y bien cronometrado. Las burlas con los nombres de las amigas de Jane (Afghanistan, Tranquilitae) son parte de esa conexión cómica con esos seres devoradores de pizza… y queso… y mitad de queso… y otra mitad de queso… Louie es también un bebé así que la comunicación con esas otras criaturas es más fluida.


“Sleepover” va a transitar por esas diferentes fases que definen la vida del protagonista. Un mensaje de Pam reactiva todo los sentimientos de Louie ante su reciente ruptura pero ya todo son mentiras. Louie no dijo a su ex que pensaba masturbarse en esa ‘precintada’ habitación con niñas al otro lado de la puerta y Pam tampoco quiso decir que se encontraba en el baño de un supuesto ligue. No sabemos si esas ‘tetas estúpidas’ y ese pajillero conseguirán encontrar un punto y orgasmo común. Prácticamente es imposible escapar de un puñado de niñas en busca de helados y no hay nada como una noticia chocante —Bobby se encuentra en la cárcel y su hermano tiene que ir a comisaría a sacarlo— para transformar el evento en una excursión nocturna. Con solamente mirar la cara del taxista —y cierta la complicidad en el disgusto con Louie— sobran las palabras sobre esa distancia generacional. ¿Por qué Louie no avisó a los padres para que las recogieran? Planteemos que el protagonista nos quiere llevar a ese mundo de caos y decisiones equivocadas que conforman su vida… o, tal vez, que sepamos que ningún progenitor quiso acercarse a ese manicomio andante. Precisamente Bobby será rápidamente liberado al comprobar la comisaría el despliegue de locura que pueden generar un escaso número de mocosas chillando y transformando todo en un campo de juego digno de salón de psiquiátrico. Con la liberación de Bobby toca hablar de la historia delante de las pequeñas en pleno regreso en el taxi… y surge relato inventando sobre una anciana, un accidente, un hombre hambriento y una cabra. Todo con un tono de film de blanco y negro granulado, donde el policía es el malo de la historia y el racismo sigue siendo parte de ese pasado… Todo es el mundo es inocente hasta que se demuestra lo contrario. Las niñas consiguieron su helado y los adultos fueron testigos de su éxito. Posiblemente nadie quiera escuchar la verdadera historia de Bobby y menos una mocosa: Bobby estaba en un salón de ‘masajes’ que sufrió una redada. El otro lado de la verdad es más amargo… como descubrir, que según el hermano de Louie, la leche sale de las ubres de la vaca mientras el yogur proviene de su coño. Sobran las palabras. Todo ya está perdido en ese frágil y lácteo equilibrio.

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