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lunes, 19 de enero de 2015

Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia): ¿Cómo ha acabado Iñárritu aquí?

“Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia)”
Título original: “Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance)”
Director: Alejandro González Iñárritu
EEUU
2014

Sinopsis (Página Oficial):

“Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia)” es una comedia negra que cuenta la historia de un actor (Michael Keaton) –famoso por dar vida a un emblemático superhéroe– que lucha por montar una obra de teatro en Broadway. En los días que preceden a la noche del estreno se enzarza con su ego y trata de recuperar a su familia, su carrera y a sí mismo.

Crítica Bastarda:

¿Cómo ha acabado Iñárritu aquí? ¿Cómo hemos terminado aquí… con él? En realidad, el dialogo más interesante que plantea “Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia)” es aquel que establece con el propio espectador, en el que el cineasta nos susurra al oído sus ambiciones y ego para conectar con los nuestros. Son palabras, la realidad es otra o simplemente a gusto del tímpano y consumidor. Las aspiraciones del cineasta mexicano quedaron ancladas en Biutiful, propuesta fea y sin belleza, mutilada desde su titulo y que sacó sus peores defectos para armar dramas con vocación polémica, con el discurso social y poético como pólvora. Para sus detractores siempre fueron fuegos de artificio orquestados por un megalómano que no miraba más allá de su ombligo. Palabras con olor a rosas que, en realidad, eran mero papel y artificial fotocopia en comparación a las maniobras catastróficas a las que someten sus personajes Lars von Trier, Michael Haneke, los hermanos Dardenne“21 gramos” o “Babel” fueron acribilladas a balazos por esos críticos que no podían soportar que el autor fuera conscientemente maniático y egoísta ante su obra. Ha pasado tiempo tras la dolorosa caída e Iñárritu quiere ascender a los cielos cinematográficos resurgiendo de sus cenizas, desprenderse de su pasado, revelando que puede ser un cineasta tan libre como el viento. Pero, ¿hay verdad o mentira (o simple atrevimiento) en sus aparentemente renovadas palabras?


“Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia)” establece un discurso un tanto reiterativo, superficial e incluso que se podía calificar de infantil. Existente varias líneas en paralelo sobre una principal: el ego como voz del subconsciente que condiciona al artista, que le obliga a sacrificarse por hacer el más imperecedero arte… destruyéndole y elevándole por encima de su propia obra sin importar lo mortal que pueda ser la caída. Nos conocemos la historia de ese ‘Opening Night’, de ese fantasma y su brutal sinceridad capaz de ejercer una perspectiva universal. El ego es parte del propio ser, nos tortura y, al mismo tiempo, revela una luminosa salida para hallar el respeto y la admiración, ese amor absoluto que necesita el artista para reinventarse. A partir de ese génesis inaugural, Iñárritu mueve sus hilos, hace vibrar los conflictos familiares y profesionales de ese antihéroe que ansía desprenderse de ese fantasma del pasado que le persigue y nacer de nuevo en Broadway. La narración establece una catarsis afectiva con su ex mujer y con esa hija a la que abandonó por su carrera pero, en el fondo, todo trata sobre él. Todo trata sobre el ego porque tanto Riggan Thomson como ‘Birdman’ están atados a Michael Keaton y la sombra de ‘Batman’. Hay una interesante lectura en ese despliegue y referencias al cine de superhéroes. Todos los actores están ligados a ‘capas’ o sagas literarias. Woody Harrelson, Michael Fassbender, Jeremy Renner… Los ‘farsantes’, como Robert Downey Jr., han ocupado el reino en el que debería gobernar ese actor que quiere regresar de su auto-impuesto éxodo. Solamente a través de esa inesperada virtud de la ignorancia el hijo alado pródigo podrá retornar a ese feudo en el que las redes sociales, los trending topics y los escándalos en plena portada de periódico o vídeo viral dictaminan el volumen de fama. 


En el film de Alejandro González Iñárritu, aparte de esa crítica inocente, interesa más la estructuración de la orquesta que la propia música. Edward Norton —aquel Hulk en “El increíble Hulk” que nunca llegó a formar parte de ‘Los Vengadores’— es el encargado de quitar la máscara a ese enfrentamiento entre el teatro y el cine, entre un actor de método y aquel intérprete representativo del boxoffice y protagonista de la película. Es la sinceridad aquella que genera la respuesta a todo y en ese juego de ‘verdad o atrevimiento’ emerge la epifanía: la autenticidad como filosofía para el artista, para llegar ese complicado, aterrador y reconfortante lugar en el que no es necesario fingir, simplemente creer. Y en esos tablones no hace falta la pose budista ni levitar, sólo dejar de aparentar o ser una mera caricatura. Hay que despojarse del traje, desnudarse ante el mundo y la audiencia a todos los niveles. Puede que aquí llegue una de las notables carencias del film. Hay intensidad, filigranas formales y un espíritu por desprenderse de las cadenas impuestas… pero en “Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia)” no existe una concepción cinematográfica libre. Todo son mentiras, trampas, frases fingidas y añadidos tendenciosos. ¿Por qué el libreto se empeña en reiterar el sexo, hablar de vaginas, cojones, culos o erecciones? Más que clichés (las drogas, la incapacidad de afrontar la realidad, el falso embarazo, la sombra del suicidio, etc.) su desarrollo argumental queda cojo, amparado en inocentes fotocopias como la que propicia el beso lésbico de Naomi Watts: una simple conexión deformada de una secuencia mítica de esa obra maestra llamada “Mulholland Drive”. Iñárritu maneja resonancias de otros films y retahílas populares como retrato torpe y voyeur de la humanidad. Más que John Cassavetes o incluso la búsqueda de la perfección a cambio del más absoluto sacrificio divisada en Cisne negro—conectada al Satoshi Kon de “Perfect Blue”—, “Birdman” es una revisión enfocada al mundo de Broadway de “Tropic Thunder” y la comunión de ese ‘action heroe’ llamado Tugg Speedman (Ben Stiller) —que busca el reconocimiento mediante un Oscar— con Kirk Lazarus (Robert Downey Jr.) que ha ganado 5 estatuillas. 


Iñárritu desea ser fiel a su propio discurso y entabla en la puesta en escena los mecanismos para tocar esa verdad: el plano secuencia como solución formal y escénica, dejando al Lubezki el apartado visual y a una jam session de Antonio Sánchez el componente sonoro. Esa autenticidad nos lleva a la gestación de un proceso creativo en el camino de Riggan por encontrarse a sí mismo y reinventarse como actor ante la más dura y desoladora crítica; aquella que engendra esa sombra que le persigue y le impide ser de nuevo relevante, que le condiciona a ser prejuzgado por esas terribles etiquetas y tópicos. Raymond Carver, el amor, los personajes complejos que oscilan entre el sufrimiento, el patetismo y ese olor a humanidad aportan el concepto elemento dramático y directo a tocar el alma del espectador. Precisamente Iñárritu entabla en la figura de una prestigiosa crítica teatral un discurso errado y fallido, en el que todo es extremista y en el que se ridiculiza el cine de superhéroes y mainstream… cuando en la actualidad es reivindicado tanto por la cultura popular como el más prestigioso crítico cinematográfico. Ese alegato ciertamente vengativo —al igual que esas referencias a la barbilla de Clooney, Justin Bieber o las operaciones de estética de Meg Ryan— aparta nuevamente al conjunto de una afilada perspectiva. El inconveniente de “Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia)” es que es un film que reivindica la autenticidad tanto a nivel formal pero en su discusivo narrativo acaba siendo una improvisación más anárquica que consecuente con su puesta en escena. Raymond Carver se preguntaba de qué hablamos cuando hablamos de amor. Iñárritu parece dudar de qué habla su cine cuando ya no lo queda cine. Puede que ‘8½’ de Fellini sea esa piedra angular sobre la que todo creador caiga cuando tiene una crisis, una propia resonancia del director de “Amores perros” que busca desnudarse y exponerse como su protagonista pero al que en todo momento le vemos vestido, atado a unos risibles hilos que le han dejado atado completamente al suelo. 

Explicación del final de “Birdman” (AVISO SPOILERS):

Se trata de una metáfora que en cierta medida constata los mayores defectos de “Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia)”: la reiteración de sus ideas, no confiando nunca en sus imágenes y mucho menos en los espectadores. Se trata de una resolución incensaría. Imagínese que Darren Aronofsky finalizara Cisne negrocon Nina Sayers (Natalie Portman) levantándose en la cama de un hospital… Imagínese. Iñárritu desea machacar sobre la solución del conflicto de su protagonista porque para empezar hay que tener en cuenta un simple hecho: ¿cómo van a dejar solo en la habitación del hospital al mismo tipo que trató de suicidarse en un escenario de Broadway? ¿Están todos locos, esquizofrénicos o qué? ¿Cómo se regeneró tan rápido la nariz del actor? No se hagan tantas preguntas porque ese epílogo es completamente alegórico. Evidentemente Iñárritu quiere dejar mascada la idea de que Riggan acalló la voz su ego, aunque le seguirá como esa eterna sombra incluso en el baño. Nunca le dejará en paz porque el ego forma parte de la consciencia del artista. Otra cuestión es que esté callado y es aquello que consigue Riggan al finalizar su sacrificio y poder ascender a los cielos sin su disfraz. Incluso puede que muriera en ese escenario y ese hospital fuera el purgatorio antes que ascender al paraíso. Cada cual puede pensar lo que quiera porque es un final abierto y sujeto a cualquier interpretación. Importa simplemente que Riggan supere su conflicto. Ya está listo para liberarse y ascender, para que su hija admire a su padre completamente realizado y deje abierta esa perspectiva también a la propia audiencia… aunque el final sea un plagio de “Tobi” de Antonio Mercero. O algo así. Usted decide y no se olvide de graznar.

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4 comentarios:

  1. Bastardo, entonces, del 1 al 10, que nota darías a Birdman? 6? 6,5? A mi me ha parecido extraordinaria, al menos personalmente.

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  2. pues tengo muchas ganas de vérmela, pero me has hecho pensar si no esta sobreestimada, porque parece que va a arrasar en las premiaciones..

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  3. Muy buen post. Vi Birdman hace poco y considero que el final podría ser interpretado como una fantasía final. El actor muere en escena, de ahí el corte de una escena a la otra (tengamos en cuenta que la película está filmada de manera continua y el corte más significativo es el del final). Todos los sueños del protagonista se hacen realidad, y ciertas cosas parecen haberse arreglado como por arte de magia (por ejemplo, la nariz). Por eso que el hecho de que vuele o no ya no tiene relevancia. Igual sigue siendo una fantasía.

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  4. Ah, me olvidaba de comentar que acabo de escribir sobre Birdman en mi blog:

    www.artbyarion.blogspot.com

    Saludos.

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