The Strain (1x04) It's Not for Everyone: Consigue la gasolina… para prender el hype

Pongamos en la balanza a “The Strain” y comprobemos las razones de peso para seguir el camino de la adaptación de la trilogía de novelas de Guillermo del Toro y Chuck Hogan por parte de FX. La serie no tiene competencia y, ante la decadencia y cierre de “True Blood” y la estabilidad adolescente de los vampiros Loreal en cine y televisión, es una alternativa distintiva como eslabón con “The Walking Dead”. El problema es que toda esa mitología de los chupasangres convive con el avance de una pandemia e instintos de thriller en una especie de intersección entre “La amenaza de Andrómeda” y “Guerra Mundial Z”. Ahí acaba su peso junto a su impecable factura y llegan las reticencias: es más de lo mismo con personajes que no paran de cometer estupideces a lo scream queen en un slasher de videoclub repleto de vampi-zombies y gente con poder más estúpida sobre otros seres todavía más estúpidos. Mención especial para la rata muerta colocada en la cabeza de Corey Stoll. Sí, soy muy pesado pero la rata sigue muerta allí. En definitiva, en un mundo de estupidez es normal que “The Strain” se convierta en Rey... pero en el panorama televisivo actual al público (más seriéfilo) no le gusta que le tomen por tonto. El cierre de “It's Not for Everyone”, cuarto capítulo de la primera temporada de “The Strain”, se ciñe al género y nos ofrece una moraleja: ‘esta serie’ no es para todo el mundo, para todos los paladares. Así que bien puede huir como la Dra. Nora Martinez o ir a por gasolina para prender fuego al hype de la propuesta. Es simple y de este modo y, ante la desequilibrada balanza, lo mejor es repasar los capítulos del show sobre el MEME y sus oscilaciones cómicas e instantáneas WTF!? 

A nivel argumental era previsible que Ephraim Goodweather y Abraham Setrakian acabaran trabajando juntos en contener la amenaza por la vieja escuela de la decapitación vía espada de plata y la gasolina. ¡Y la gasolina! ¡Ella le gusta la gasolina! ¡Dame más gasolina! ¡Y la gasolina! Pues eso, que Setrakian tiene pinta de fumar Ducados sin filtro y ser el más chungo del lugar. Nora sigue con el punto de vista gañán y tontuno de que para eso no se alistó como salvadora de la humanidad y ese bla, bla, bla… que no nos importa. ¡Que te pires! Pero cuida tu chichi que el héroe lo quiere a salvo. Previamente, Jim Kent confesó todo y recibió el puñetazo de rigor después de una autopsia ‘WTF’ que pareció un homenaje a la famosa disección del extraterrestre en Roswell. Nos queda el momento <<Su polla se ha ido>>… junto al cerebro de los protagonistas. En fin, sobran las palabras.

Y poco más… salvo la transformación de Ansel Barbour y sus intentos de proteger a los suyos. Como su mujer es tonta del culo (la estupidez es el verdadero virus de la serie y no esos gusanos devoradores que te mutan hasta el prepucio y el refajo) y fan de “La pequeña tienda de los horrores” aprovecha al hater de su vecino para alimentar a su bestia. Una lectura curiosa… ante todo con re-visitación el MEME del hada.

Por otro lado, Gus conecta con Setrakian aunque es meramente circunstancial. Como tiene que pagar el alquiler de la ‘choza’ predica poco con el ejemplo que quiere dar a su hermano robando un Mercedes y vendiéndoselo a Alonso Creem para presentarnos al personaje que interpreta Jamie Hector (Marlo Stanfield en “The Wire”). Esa línea argumental va en completo paralelo al avance vírico de esa lectura apocalíptica que sigue creciendo a fuego lento. Seguramente reutilicen a todos esos personajes y sus vinculaciones ya que recordemos que Gus es el único que conoce el paradero de ‘the box’. 

El plan de los villanos es contratar los servicios de una atractiva hacker que se llama Dutch Felders para repasar “Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres”. La idea es culpar a otros de las responsabilidades y bloquear la red ante el inminente colapso informativo. Eldritch Palmer tiene bien pensado su cadena de propósitos para que el fin y su vida eterna justifiquen todos los medios. De este modo se reúne con Maggie Pierson, Secretaria de Salud y Servicios Humanos, para soltar una acusación sobre la Casa Blanca y el ejército de los EEUU por el robo de los cadáveres tras descubrir que un agente biológico clasificado fue lanzado en el avión. Palmer, debilitado, necesita su nuevo hígado y tanto ‘The Master’ como Thomas Eichorst no dan otra alternativa a su inaplazable cirugía. Todo ese conjunto coral sabemos que va a detonar en breve pero, tras el cuarto episodio, seguimos asistiendo a un detallado prólogo a un mundo estúpido que va a ser abofeteado directamente en su cara (y yugular) con lenguas asesinas de dos metros y medio. En resumen, consiga la gasolina… para prender el hype… si alguien todavía le cree o es demasiado tonto. Y rece por la irremplazable pérdida de la niña toxicómana de “Los miserables”. Te echaremos de menos… 

Descanse en Paz

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